Un corazón hecho trizas por el machismo

La actriz Iria Sobrado representó ayer en la plaza de abastos una impactante denuncia contra los abusos

Marta Hernández

Cangas

Las personas que acudieron ayer a realizar sus compras a la plaza de abastos de Cangas se llevaron una inesperada sorpresa en forma de representación teatral. Uno de los puestos del mercado estaba oculto por un telón con el logotipo «Carnicería O Mercado». Hasta aquí todo normal. Pero en un momento dado empezó a escucharse una voz femenina y luego ese telón se fue levantando. Y así las personas que estaban en el mercado descubrieron a una mujer tumbada dentro del mostrador de una carnicería. Una sorpresa que alcanzó su clímax cuando la protagonista hizo pedazos, literalmente, un corazón de animal.

Se trataba de «Corazón», una creación teatral de la actriz compostelana Iria Sobrado haciendo referencia a este órgano como eje central de la obra. La interpretación comezó con Sobrado moviénose dentro del escaparate de la improvisada carnicería,para después ir empujando los vidrios y salir al exterior, sin dejar de mirar al público que ya de por sí mostraba interés por saber de qué trataba todo aquello.

Tras explorar todo el espacio interior y exterior del escaparate, Iria Sobrado cogió un corazón animal, que estaba colgando de un gancho de la carnicería, y se acercó al público para enseñarlo desde más cerca. Después de esto, y con la atención más que captada por parte de los espectadores, la actriz arrastró una mesa de trabajo al centro del escenario, sobre la que depositó el corazón y un machete de carnicería. Antes de comenzar con los brutales cortes sin piedad, la actriz fue mencionando de manera cronológica diferentes vivencias personales. Todas unidas por un hilo cómún: eran momentos en los que su cuerpo o su mente habían sufrido abusos por parte de un hombre.

Así recordó como un amigo de sus padres le decía que estaba más guapa callada o como un profesor de universidad le regañaba ya que «su escote le distraía». El resultado final de esta impactante representación fue un amasijo de carne simbolizando las heridas que esos abusos provocaron sobre su corazón y cuerpo de mujer.

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