La dura travesía de ría de Nacho Fernández

Denuncian actitud discriminatoria con una persona con discapacidad en una naviera del transporte de ría

Los usuarios del barco de las 19.00 horas se solidarizaron con Nacho Fernández

Nacho Fernández en su silla de ruedas en la estación de Cangas.

Nacho Fernández en su silla de ruedas en la estación de Cangas. / FDV

Cangas

A Nacho Fernández Méndez, con parálisis cerebral, le es mucho más fácil ganar siete medallas de oro en los campeonatos de España de slalom de silla de ruedas que embarcarse en una de las navieras que trasladan pasajeros por la ría de Cangas a Vigo y de Vigo a Cangas.

La solidaridad de los usuarios del transporte de ría con él obligó a retrasar hasta en 20 minutos la salida del barco de Cangas prevista a las 19.00 horas del sábado. Ante la posibilidad de que Nacho Fernández y su hermana Miriam se quedaran en tierra porque no estaba puesta la pasarela de metal para subir al transporte de ría, los demás viajeros dejaron claro al capitán y tripulación que no embarcarían si no lo hacía Nacho. Al final logró su propósito y se instaló la pasarela metálica que estaba guardada bajo un candado y Nacho pudo subir con su silla a motor a la embarcación.

Fue el fin de una lucha que comenzaba ya a las 11.00 horas del sábado, cuando Miriam salía de la estación marítima de Cangas para recoger a su hermano Nacho en Vigo, donde vive en una residencia. Alertó a la tripulación de Rías Gallegas de que no estaba colocada la pasarela metálica, que esperaba que a su regreso estuviera, porque con la de madera su hermano no puede subir porque el motor de la silla de ruedas tropieza en suelo.

También recordó la ley que dice que la persona en silla de ruedas tiene que tener plena autonomía para subir o bajar de un barco de transporte público. Según comenta Miriam Fernández y expone en la queja formal que presentó a través de la hoja de reclamaciones, el tripulante contestó con malos modos de que ya se vería a la vuelta refiriéndose a la silla de ruedas con el apelativo de «el chisme ese» y añadió que no tenía nada que hablar con ella.

Miriam recogió a las 11.30 horas a su hermano en la estación marítima de Vigo, para regresar a Cangas donde tenían la intención de pasar el día. La pasarela de metal no estaba puesta y después de protestar por la circunstancia, Miriam permitió que un miembro del pasaje y el capitán cogieran a Nacho con su silla y lo bajaran del barco a pulso. «No debí permitirlo, pero bueno, el capitán había mostrado su buena voluntad»

A las 19.00 horas del sábado, ya de regreso, el problema se mantenía, incluso aumentaba, debido a la subida de la marea. En ese momento, la única solución que se le ofreció no fue poner la pasarela metálica, sino que presentara una queja en una hoja de reclamaciones. Fue entonces cuando surgió el apoyo de los usuarios, su solidaridad con Nacho y esta actitud fue la que, de repente, hizo que un trabajador encontrara la pasarela metálica que estaba guardada bajo un candado. La sacaron y Nacho pudo subir por ella con su silla. Miriam Fernández afirma que la responsabilidad última es de las empresas y de Xunta, que están obligadas una a cumplir con la ley y otra a hacerla cumplir.

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