Leti, corredora de fondo; madre al sprint

Con 43 años ganó la Volta a Ons, después de tres operaciones; la primera del cruzado cuando enfocaba su carrera al fútbol

Leticia Vilas, con sus hijos Lia y Marco, de 10 y  12 años, en la carrera de Ons que ganó.

Leticia Vilas, con sus hijos Lia y Marco, de 10 y 12 años, en la carrera de Ons que ganó. / FDV

Cangas

Tuvo que dejar el fútbol para aprender a correr de fondo. La canguesa Leticia Vilas Rodas (Leti) realizó el camino inverso que el de la jugadora internacional Salma Paralluelo, que dejó el atletismo por el fútbol. Operada en tres ocasiones, una del cruzado y otras dos de un pie, Leticia Vilas Rodas ganó el pasado día 27 de abril la Vuelta a Ons con 43 años, dos hijos, de 12 y 10 años, a sus espaldas y con la prescripción médica de nunca más correr.

La canguesa trabaja en la peluquería Ani Estilista. |  Santos Álvarez

La canguesa trabaja en la peluquería Ani Estilista. | Santos Álvarez

Esa zurda de oro que corría el lateral en el campo del Domaio cuando aún no tenía 20 años, lamenta, solo en parte, no haber llegado a vivir la época esplendorosa por la que atraviesa el fútbol femenino español. Pero no es ella de echar mucho la vista atrás, ni siquiera para ver dónde vienen sus perseguidores en una carrera; así que cambió, con decisión y entusiasmo, las botas de fútbol por unas zapatillas. No le quedó más remedio. Una fea entrada de una contraria cortó su prometedora carrera como futbolista. Una lesión del cruzado interno. El temor de toda futbolista. “Solo me acuerdo que acabé en el Domínguez”, en referencia al hospital de Pontevedra que lleva ese nombre. Leticia Vilas tiene a su favor su pasión por el deporte, así que no le costó mucho encontrar una alternativa al fútbol. Eso sí, quería algo que no interrumpiera su vida laboral y con un enemigo al otro lado del campo siempre es más difícil.

Leti en Ons, donde ganó la
vuelta el pasado día 27 de 
 abril|/ Club Corredoiras

Leti en Ons, donde ganó lavuelta el pasado día 27 de abril|. / Club Corredoiras

Así que empezó a correr, a subirse a una bicicleta y, de repente, ya estaba compitiendo en una un triatlón, en uno de Bueu, para ser exactos. Pero decidió quedarse solo con las carreras. Comenzó a entrenar cuando podía y de una forma muy autodidacta. Iba a las competiciones que realizaban los colegios y ahí se probaba, medía su nivel. Poco a poco se dio cuenta de que no era para nada malo. Así que se lo tomó algo más en serio e hizo pódium en Ons en varias ocasiones. Compitió con éxito en la carrera de 10 kilómetros Cangas-Aldán y le tiene puesto el ojo a la de A Costa da Vela, en la que nunca pudo competir por esta lesionada. Y es que hace cuatro años, Leti volvió a pasar por el quirófano, cuando cayó de un tejado y rompió el lisfranc de un pie. Esta vez salió de la consulta del médico con la prohibición de correr. Pero ni caso. Ella se siente viva corriendo y en un empeño de llevar la contraria a la medicina, está convencida de que correr le hace bien, porque el pie gana musculatura. Y lo cierto es que, de momento, va ganando también a la medicina.

Pero no sería ésta la última vez que pasó por quirófano. Lo tuvo que hacer para reponerle unas placas que tenía en el pie. Eso fue hace dos años. A pesar de que su carrera autodidacta le había dado éxitos, comenzó pedir ayuda en los entrenos, que ella planificaba como podía y sin ningún tipo de estrategia de carrera. Ahora la tiene de la mano de un amigo “Compitrueno” “Yo siempre competía muy a la bartola; ahora sigo unas pautas.

Pero no es nada fácil conciliar su vida laboral y familiar con los entrenos. Trabaja en una peluquería en Cangas, está casada con Agus, con quien tiene dos hijos Marco, de 12 años y Lia, de 10. Ellos la acompañan en casi todas las carreras y superan las ausencias de su madre en las horas de entreno cuando la ven triunfar. Claro que Leti se encarga de enseñarles que no pueden presumir de mamá campeona, porque lo importante es llegar a la meta. Lleva a sus hijos a la carrera poque ve que aquellos que las organizan crean un ambiente muy sano, donde la familia es importante. Sus hijos ya subieron más de una vez con ella al pódium a recibir el premio. “Ellos disfrutan mucho en las carreras y siempre se quedan a aplaudir hasta el final”. Su marido entiende su entusiasmo por el deporte. “Me conoció ya practicándolo”, así que no le coge de nuevas. Leti reconoce que a alguna ocasión sus hijos le piden un poco más de tiempo y eso que está ahí para ayudarles a hacer los deberes, para hacer la comida del día siguiente, para hacerles que sientan que su amor es incondicional, por mucho que corra.

-Leti ¿El pie le duele cuando corre?

- Me duele. Claro que me duele.

-¿Y qué pasará el día que sus competiciones coincidan con las de sus hijos?

-Pues me apañaré.

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