El corazón de Maruja, la practicante de Cangas, se paró

María del Carmen Martínez Núñez iba a cumplir 100 años este próximo 7 de mayo

Falleció cerca de la medianoche

Maruja Martínez, con un detalle en la mano de sus 5 hijos, ocho nietos y cuatro bisnietos.

Maruja Martínez, con un detalle en la mano de sus 5 hijos, ocho nietos y cuatro bisnietos. / Fdv

El corazón de Maruja Martínez Núñez se paró cerca de la medianoche de este domingo y a las puertas de cumplir los 100 años, que iba a celebrar este miércoles 7 de mayo rodeada de su familia.

La mujer que fue practicante en Cangas, muy querida en la localidad, no pudo llegar a esa fecha y su hija pequeña Pilar, muy afectada, confirmaba este lunes el fallecimiento de su madre, que será enterrada mañana martes en el cementerio municipal de Cangas. Será tras la conducción del cadáver, a las 18.30 horas desde el tanatorio donde permanece en la sala nº 2 hasta la excolegiata de Santiago de Cangas, donde se celebrará el funeral por su eterno descanso.

Maruja Martínez en una foto de joven.

Maruja Martínez en una foto de joven. / Fdv

«Si puedo calmar un dolor, no habré vivido en vano», rezará en su esquela para reflejar lo que era María del Carmen Martínez Núñez 'Maruja', una mujer que dedicó su vida a ejercer la profesión de practicante en Cangas, una vocación que heredó de su padre, y que en un reportaje publicado este mismo domingo en FARO aseguraba, en compañía de su hija Pilar, sentirse «feliz por todos lados» y que lo que siempre había buscado fue «salvar vidas».

Su cuerpo menudito ya daba signos del peso de los años, pero sus analíticas reflejaban lo contrario y Maruja demostró ante la cámara una memoria prodigiosa para recitar esos versos de amor, que tanto le gustaban y que alguno hablaba de ella: Eres chiquita y bonita / Eres como yo te quiero / Eres una candelita / en una noche de enero.

Maruja, que se crió con su tía paterna Teresa, comadrona, y con su tío José —aunque no dejó de tener vinculación con sus padres y sus hermanos— estudió en la Enseñanza y en el antiguo Hospital Xeral, el conocido «Pirulí» . Su hija Pilar asegura que vieron en ella dotes para seguir la carrera de enfermería en Madrid. Pero su novio de entonces, y después marido, Honorato Parcero, tenía miedo a perderla y ella se quedó en Cangas por amor.

Tuvo cinco hijos que no impidieron a esta mujer, muy conocida en Cangas, trabajar como practicante y acudía a todas las casas desde donde la llamaban, fuera la hora que fuera, cuando era necesario pinchar a alguien enfermo y sin importarle el dinero. El miércoles celebraría su cumpleaños rodeada de la familia, que fue creciendo con 8 nietos y 4 bisnietos. Maruja fue una de esas mujeres que dieron sentimiento de orgullo a la villa de Cangas.

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