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Vacaciones para el pulpo e incertidumbre para la flota

El pulpo está oficialmente en situación de parada biológica en toda Galicia. Un paro de un mes, al que a continuación seguirán dos meses de veda. Un total de tres meses de inactividad con los que se espera poder recuperar la población de una de las especies más importantes para la pesca artesanal gallega.

La tripulación de un barco de Bueu descargando ayer las nasas en el puerto.

La tripulación de un barco de Bueu descargando ayer las nasas en el puerto. / Gonzalo Núñez 

Bueu

La parada biológica para la pesquería del pulpo ya está oficialmente en vigor. Desde ayer por la tarde está prohibida la captura del cefálopodo y las nasas tienen que estar obligatoriamente en tierra. Esta parte está totalmente clara. Lo que no está tan claro es el laberinto burocrático al que se enfrenta el sector de la nasa para saber si puede acogerse a las ayudas del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura. Ayer los teléfonos de los patrones mayores y responsables de los pósitos recibían constantes llamadas para saber si ya había una lista con los barcos que se pueden acoger, los que quedan excluidos y cuándo y cómo tramitar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para las tripulaciones. Una información que diferentes fuentes coincidían al señalar que llegaba a cuentagotas y con instrucciones contradictorias. «Primeiro dicían que a documentación para o ERTE había que presentala hoxe mesmo [por ayer], pero logo mandaron outra comunicación dicindo que aínda se pode facer durante o mes de abril», exponían.

El tiempo de parada para la flota será el más largo en muchos años, con tres meses completos: desde el 1 de abril hasta el 30 de junio. El primer mes de paro biológico y los dos siguientes de veda. La principal diferencia entre estas dos herramientas es que durante la vigencia de la parada biológica la flota tiene derecho a la percepción de ayudas. Los requisitos básicos para poder acceder a ellas son: un mínimo de 120 días de actividad durante los dos últimos años y que al menos el 20% de esas jornadas se refieran a la pesquería del pulpo. También hay otro criterio, pero que desde las cofradías lamentaban que no estaba del todo claro. Se trata de que las embarcaciones que fuesen objeto de un expediente con una sanción tipificada como grave entre los últimos 12 o 14 meses quedaban excluidas. «Hai demasiadas ambigüidades», se quejaban ayer desde el sector.

Los armadores reclaman información precisa para saber sí cumplen con los requisitos para acceder ellos y sus tripulaciones a ese paro remunerado o si por contra deben cambiar de arte e ir a otras pesquerías durante este periodo.

Ayer era el último día autorizado para la pesca, aunque realmente apenas hubo descargas de pulpo. Una de las lonjas de referemncia es la de Bueu y los barcos que salieron al mar lo hicieron para acabar de recoger las «caceas» con nasas y traerlas a tierra.

"Ao que collan con polbo pequeno... nasas a terra!", reclaman armadores para el nuevo plan

La aprobación de estos tres meses de inactividad es solo la primera medida del próximo plan de explotación. Ahora se abre un nuevo periodo en el que las federaciones provinciales y la Consellería do Mar deben sentarse a negociar las medidas que se implementarán para el periodo 2025/26. Un paquete que debería incluir, sí o sí, un mayor control sobre la actividad pesquera para evitar que los efectos positivos que se esperan sobre la población del pulpo con estos tres meses de amarre se vayan al traste a las primeras de cambio con una sobreexplotación. Algunos armadores, que prefieren no dar su nombre, también tienen claro cuál debería ser otra de las medidas de ese nuevo plan: «Ao que collan con polbo pequeno... nasas a terra!». Es decir, sanciones contundentes y que impidan faenar durante un tiempo determinado a los barcos que capturen pulpo por debajo de 1 kilo.

La decisión de aplicar una parada biológica de un mes y una veda de dos supone una medida extraordinaria, tal como reconocían en los últimos días desde la Consellería do Mar. Una decisión que entienden que es necesario adoptar ante unos estudios que constatan que hay una elevada presencia de pulpo que todavía no ha llegado al tamaño comercial y que la población que se encuentra en ciclo reproductivo es «limitada», una circunstancia que entre otras causas se atribuye a las condiciones climáticas del año pasado.

Todo esto se refleja en las cifras de las lonjas. Por ejemplo, la de Bueu contabiliza 26.000 kilos menos de pulpo con respecto a hace un año. El cálculo de las pérdidas económicas es muy sencillo: el cefálopodo se está vendiendo a un precio mínimo de 10 euros, lo que significa 260.000 euros menos. Y de ahí para el norte, como se suele decir.

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