En honor a la componedora de Bueu

A la memoria de Bueu vuelve hoy Josefa Santaclara Fernández, Fita a Rucha, la componedora nacida en Banda do Río a la que todos recurrían para poner los huesos en su sitio, como Pichón en Vigo. El Club Golfiños le rinde hoy un homenaje póstumo a esta mujer como octava Bueuesa Senlleira.

Josefa Santaclara "Fita a Rucha".

Josefa Santaclara "Fita a Rucha". / Cedida

Bueu

Begoña Santaclara recuerda emocionada a su madre y agradecida por el homenaje póstumo que hoy va a recibir de manos de la Asociación Club Golfiños-Bueu, como VIII Bueuesa Senlleira, y que, seguro que leerá, allá donde esté, en las páginas de su FARO DE VIGO. Era lectora diaria de las noticias y una bueuesa ejemplar, solidaria, progresista y muy trabajadora, a la que todos apreciaban en Bueu y que añoran desde su fallecimiento en 2023.

Pocos conocían a esta mujer por su nombre y los apellidos de Josefa Santaclara Fernández, porque ella era y sigue siendo en la memoria de Bueu «Fita a Rucha», la componedora que tantos huesos puso en su sitio en la localidad y a cuyo bar O Mariñeiro y a su casa acudían haciendo cola, ya no sólo vecinos y vecinas sino entrenadores con sus deportistas lesionado para que ella les arreglara los esguinces, tendinitis o torceduras.

En honor a la componedora de Bueu

La homenajeada en una foto de joven. / Cedida

Su maestría en este oficio, que aprendió de su abuela Carme Miranda, y al que se dedicaba en sus ratos y nunca dejaba de atender, le llevó a ocupar un lugar destacado en el Museo Liste Etnográfico de Vigo, en la exposición permanente de sala homenaje a los hombres y mujeres dedicados al oficio de curar, entre los que figura el famoso Pichón de Vigo. Reconoce su hija Begoña que de ello se enteraron casi por casualidad porque a su madre no le gustaba presumir ni le daba importancia a estos éxitos en su vida, que los tuvo y muchos, siempre desde la humildad y la constancia.

Hoy el Club Golfiños-Bueu le dedica su VIII Homenaxe Bueuesa Senlleira, que se celebrará a las 18:00 horas en el Centro Social do Mar, como un acto más alrededor de las celebraciones del Día da Muller, en las que Fita a Rucha es una figura de la historia de la villa, tal y como reconoce el presidente , José Manuel Dopazo.

Fita a Rucha, con un café y junto a una de sus hijas. Abajo, de joven y en O Mariñeiro, con su yerno Ángel, «O Pitorro», Manuel Bernárdez, Antonio «O portugués» y Julio «O comediante».  | |  CEDIDAS

Fita a Rucha en su bar O Mariñeiro, con su yerno Ángel, «O Pitorro», Manuel Bernárdez, Antonio «O portugués» y Julio «O comediante». / Cedida

La biografía de la homenajeada comienza en el barrio marinero de Banda do Río en donde nació en 1931. Era hija de Josefa Fernández y Arturo Santaclara «o Rucho» y la mayor de 15 hermanos, recuera Begoña Santaclara. Su madre se crió con su abuela y con ella aprendió la labor de componedora y curandera desde los 14 años. Se casó con Julio Pérez y tuvieron seis hijas que dieron a esta mujer doce nietas y nietos, siete bisnietos, un tataranieto y una tataranieta. Vivió la guerra y la posguerra, la dureza de la escasez, no sólo de los alimentos, sino de todo lo que rodeaba a una niña, y ya muy joven empezó a trabajar, ayudando a su padre que era marinero y a su madre en casa.

Como muchas mujeres de O Morrazo trabajó en la conserva, descargaba ladrillos en el puerto, vendía cestas de pulpo o de centolla que llevaba a pie hasta Cangas y con 12 años entró en Massó.

En honor a la componedora de Bueu

Josefa Santaclara con una de sus hijas. / Cedida

Cuando se casó, vivió en Ramorta hasta que logró una de las casas baratas de Massó, por ser trabajadora. Su marido emigró a Alemania y ella crió casi en solitario a sus hijas. Begoña Santaclara la recuerda como un ejemplo a seguir y cómo siempre les recordaba sus inicios, de niña vendiendo pan.

Fita a Rucha pudo construir una casa en la calle Francisco Escáneo, en un terreno heredado, y en el bajo de la vivienda fue en donde abrió el bar O Mariñeiro, en donde estuvo trabajando durante una década, y con muy buena fama.

Sus hijas siempre la recordarán por su condición de luchadora y trabajadora, porque ella siempre les recordaba que había que luchar y trabajar mucho para salir adelante. Llegó a limpiar locales y tenía la capacidad de compaginar todo, incluso ir al campo, criar cerdos, gallinas o conejos. La pequeña cocina de la casa en Banda do Río está muy presente en sus hijas que por momentos se convertía en una improvisada consulta, en donde el olor a vinagre impregnaba todo para curar manos y pies de todas aquellas personas que llegaban a la casa quejándose de dolor. El boca a boca de la gente fue el medio en aquella época para extender el buen hacer de Fita a Rucha como componedora. Recuerdan aquellas competiciones deportivas en el relleno de Banda do Río y cómo la casa se llenaba de lesionados.

El arte de curar, en el Museo Liste

El nombre y la foto de Fita a Rucha está en el Museo Liste de Vigo, en la sala permanente en la que se honra la memoria de personas que se dedicaron en Galicia al arte de curar y en el que ella fue experta. Nunca imaginó que su nombre junto al apodo familiar, tan ligado a una labor anónima, popular y de todos los días, llegaría a estos espacios llenos de historia. Por supuesto que para ella fue un orgullo, dice su hija Begoña Santaclara que la recuerda noble, valiente y luchadora. Sigue teniendo en su nariz el olor al vinagre con sal, caña blanca y brea con la que ejercía sus sanaciones como componedora en casa.En la sala del Museo Liste, que recoge el trabajo antropológico de las personas dedicadas a curar, se recuerdan nombres, procedimientos, recetas, que echan mano de remedios naturales en una mezcla también mágico-religioso-terapéutica entre los que figuran los de esta mujer de Bueu y «a súa especialidade enxesar; de como facía o xeso con liño, brea e cana branca moéndoas nun prato, ou da utilidade da língua de boi pasada pola sartén para “rebentar os grans”, sen esquecer logo malva para que cure a ferida…; ou das cataplasmas de fariña milla mollada».

Tracking Pixel Contents