«No sé de dónde quitaba las horas, pero gracias a Dios pude con todo»

El Concello de Bueu y la asociación local de la hostelería brindan un homenaje a Amelia González, fundadora de Casa Solla

Homenaje en el Concello de Bueu a la fundadora del restaurante Casa Solla, Amelia González

D. G.

Bueu
El Concello de Bueu y la asociación local de la hostelería pusieron este sábado el broche a los actos del Día Internacional de la Mujer con el homenaje a Amelia González, fundadora del restaurante Casa Solla. Un reconocimiento con el que culminan las III Xornadas Gastronómicas Bueu en Feminino.

Haciendo gala de una sincera humildad, una enorme bondad y de una sonrisa contagiosa Amelia González, de 87 años y fundadora del restaurante Casa Solla, conquistó ayer Bueu. El salón de plenos del ayuntamiento acogió el homenaje que organizaban el Concello y la asociación de la hostelería local con motivo de las III Xornadas Gastronómicas Bueu en Feminino. Por una vez no era el alcalde quien ocupaba el asiento central del plenario, un honor que ayer correspondía a Amelia González, que reconocía que al principio no sabía por qué se le brindaba este homenaje. Casi como restando importancia a su trayectoria, en la que compaginó el trabajo al frente de la cocina de un restaurante con una estrella Michelín desde 1980, el trabajo doméstico y el cuidado de tres hijos. Al final reconocía que «no sé de donde quité el tiempo, pero gracias a Dios pude con todo». Y con un punto de humor añadía que «los niños nunca estuvieron abandonados».

Esa capacidad de trabajo y sacrificio fue a la que aludieron en la introducción la concejala de Promoción Económica, Silvia Carballo, y uno de los responsables de la asociación de la hostelería de Bueu, Antonio Rosales. «As mulleres son capaces de facer que as nosas casas e familias funcionen e ao mesmo tempo que tamén funcionen os negocios. Amelia González o fixo renunciando a todo protagonismo e por iso hai que facer este tipo de homenaxes. Porque parece que todo isto vén de serie, pero hai que pelexalo moito», afirmó Rosales.

La fundadora de Casa Solla, Amelia González, posa al final del acto con su hija, representantes del Concello de Bueu y de la hostelería local.

La fundadora de Casa Solla, Amelia González, posa al final del acto con su hija, representantes del Concello de Bueu y de la hostelería local. / Gonzalo Núñez 

Después de la presentación llegó el momento para un coloquio, tímido al principio pero que se fue animando a medida que los asistentes se animaban a preguntar. La fundadora de Casa Solla en primer lugar se mostró visiblemente emocionada y agradecida por el reconocimiento brindado. «Estoy muy orgullosa y agradecida. Pero creo que no hice nada especial para merecer esto. ¡Hay tantas personas que lo merecen!», decía.

Pero con las intervenciones y la presentación realizada por María Xosé Bastón quedó demostrado que sí atesora méritos más que suficientes para el homenaje. Con buen humor respondía a la pregunta que le formulaban sobre cuántas veces cruzó la carretera para ir desde el restaurante a su casa y viceversa, ya que están enfrente. «Imposible saberlo, pero me encantaría seguir cruzándola», respondió. Hubo quien calculaba que, tirando por lo bajo, no fueron menos de 80.000 veces.

Al igual que manifestaba esta semana en una entrevista a FARO ayer volvió a reiterar que no sabía nada de cocina cuando ella y su marido Pepe Solla comenzaron con el restaurante. Se deshizo en elogios a las cocineras y cocineros que pasaron a lo largo de las décadas por Casa Solla, algunos presentes ayer en Bueu, y de los que aseguró que aprendió. También habló del fantástico tándem que formaba con su esposo, ya fallecido. Ella en la cocina y Pepe Solla en la sala y de cara al público. «Mi marido sabía tratar tan bien a los clientes», expresaba durante un momento de la charla.

Amelia González recibe emocionada el aplauso del público del salón de plenos del Concello de Bueu.

Amelia González recibe emocionada el aplauso del público del salón de plenos del Concello de Bueu. / Gonzalo Núñez 

Un acto que tuvo varios momentos emotivos, como cuando alguien recordó a Pepe Solla, que «aunque no esté aquí seguro que nos está viendo», y cuando la propia Amelia González se refería a su hijo, también llamado Pepe Solla y que continúa con el legado familiar. «Es lo más bonito que nos ha tocado [...] Es una satisfacción tan grande. Siguió nuestro camino, lo sigue llevando [el restaurante] como a nosotros nos gustaría. Con sus cambios, pero de maravilla. Que Casa Solla siga ahí es una satisfacción muy grande», afirmó visiblemente emocionada y agarrada de la mano de su hija.

Y antes de despedirse y recibir el obsequio por parte del Concello de Bueu –una cerámica de Sargadelos con la figura de Rosalía de Castro– quiso hacer extensivo el homenaje. «Sé que no soy la única que merece este reconocimiento. Hay muchas mujeres que, desde la sombra, han dedicado su vida a la cocina, a la familia o han permitido con su esfuerzo el desarrollo de la gastronomía gallega. Quiero que este homenaje sea también para ellas», concluyó entre el aplauso de un salón de plenos de Bueu que ayer estaba lleno para una ocasión tan especial.

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