El cruceiro de A Roza no encuentra dueño
En la famosa novela de Gabriel García Márquez «El coronel no tiene quien le escriba» el protagonista espera en vano durante años la llegada de una carta con su pensión militar. Haciendo un paralelismo, en Beluso el cruceiro de A Roza parece que tampoco tiene quien lo quiera.

El cruceiro de A Roza, en Beluso, con el nuevo cartel de protesta colocado por los vecinos. / Fdv
La situación alrededor del cruceiro de A Roza, en Beluso, empieza a acercarse al esperpento. Más de tres años después de que un coche tuviese un accidente en el que dañó gravemente su mesa procesional resulta incomprensible que todavía no se haya reparado. Con independencia de quien sea su propietario. Después de todo el tiempo transcurrido el sentido común indica que desde la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural –que depende de la Consellería de Cultura– deberían indicar los criterios técnicos para acometer un proyecto de restauración; luego solicitar a la Diputación de Pontevedra o al Concello de Bueu que procedan a su reparación; y, finalmente, aclarar quién en su verdadero propietario para que pueda reclamar al seguro del vehículo los correspondientes gastos. Pero el derecho a veces es de todo menos derecho.
El Arquivo Municipal de Bueu acaba de hallar una referencia que puede ayudar a arrojar algo de luz sobre el asunto, aunque es interpretable. El archivero municipal, Belarmino Barreiro, encontró casualmente entre una documentación depositada por el investigador Arturo Sánchez Cidrás una alusión a un trabajo del profesor ya jubilado e investigador cangués Carlos Vázquez Marinelli. En ese trabajo Marinelli hacía mención al cruceiro de A Roza, que aparecía en el inventario de cruceiros del Libro de Fábrica II de la parroquia de Beluso, que comprende del año 1877 a 1980.
«Cruceiro de cercano a la iglesia parroquial. Tosco de ejecución. Cristo de miembros cortos. Una piedad a la espalda del crucifijo. Base cuadrada donde reza ‘1791’», se recoge en la investigación de Vázquez Marinelli.
Todo esto lleva a establecer como plausible la hipótesis de que el cruceiro de A Roza pueda ser de propiedad eclesiástica. La respuesta podría estar en ese segundo tomo del Libro de Fábrica de la parroquia de Beluso. «Consultei a base de datos do Arquivo Histórico Diocesán de Santiago de Compostela [en el monasterio de San Martiño Pinario] pero non o atopei no listado. Aínda que todos os fondos dos arquivos parroquiais do Concello de Bueu foron trasladados a Santiago en 2012, no caso de este libro conviría cerciorarse de se está aínda en Bueu ou en Santiago», subrayan desde el Arquivo de Bueu.
El archivero municipal realizó las indagaciones dentro de un marco de colaboración institucional con el departamento de Infraestruturas de la Diputación de Pontevedra. La institución provincial es la titular de la EP-1302 y sus técnicos también están interesados en aclarar de una vez por todas a quién pertenece el cruceiro.

El cruceiro de A Roza, en Beluso, que data del año 1791 y con su mesa procesional destrozada por la colisión de un coche. / Gonzalo Núñez
La Iglesia no lo encuentra (de momento) en sus archivos y abre otra posibilidad
A su vez, las fuentes eclesiásticas consultadas por FARO explican que de momento en los archivos de la Iglesia no se ha encontrado ningún documento que acredite que el cruceiro de A Roza sea de su propiedad. Y abren la puerta a otra posibilidad, que aún complica más el escenario. El Igrexario de Beluso, con su casa consistorial, en realidad no pertenece a la Iglesia, sino a la familia del exmilitar y marqués Alfonso Armada (fallecido en 2013). «A Igrexa ten unha cesión de uso, non a propiedade», explican. Por ello tampoco sería descabellado que el cruceiro pudiese pertenecer la familia de este marquesado.
Con este monumental lío es normal que los vecinos del lugar de A Roza estén hartos de una situación que ya se prolonga más de tres años. Esta semana cambiaron el cartel de protesta que tenían en el cruceiro y pusieron otro nuevo: «Regálase cruceiro. Contacto: Xunta, Deputación, Concello».
El rural de Galicia cuenta con una enorme cantidad de cruceiros, pero el de A Roza está dentro de un grupo especial. Es un elemento religioso vinculado a la celebración del Corpus Christi. Cada parroquia cuenta con un «cruceiro maior» que una vez al año recibe la visita procesional y la bendición bajo palio en el día del Corpus. Este es el caso de A Roza, que cuenta (o contaba) con una mesa procesional para la bendición del Santísimo Sacramento.
Esa mesa procesional es precisamente la que sufrió los daños del accidente registrado en enero de 2022. Y más de tres años después sigue padeciendo un suplicio terrenal y legal.
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