El plan de gestión del vertedero impide hasta 2031 su uso y dejarlo para caballos de monte
Hace una semana fueron retirados del interior del recinto una docena, de criadores de Marín y Vilaboa, y este viernes volvieron a invadir la PO-313 con riesgo de accidente | La Xunta descarta un uso alternativo del basurero sellado

Recinto del antiguo vertedero de A Fraga, junto a la PO-313 en Moaña, que está vallado y con una puerta. | Santos Álvarez
Los caballos de monte han vuelto a hacer de las suyas y este pasado viernes reaparecieron en la PO-313, en el vial entre Moaña y Marín, en la zona del Alto da Fraga, en dos ocasiones, a las 17:00 y a las 23:45 horas, según las alertas que recibió la Policía Local por parte de conductores. La problemática de estos caballos, de criadores que dejan sueltos en el monte, es algo que se arrastra desde hace años, a la que las administraciones, local y autonómica, no logran poner solución y que trae de cabeza a la Policía en Moaña que cada vez que recibe una llamada por la presencia de estos equinos en el tramo de carretera de su competencia, tiene que acudir como si fueran laceros, pero lo único que pueden hacer es espantar a los caballos para que abandonen el vial.

Un caballo de monte este pasado verano en la PO-313. / Santos Álvarez
El sábado de la semana pasada, la patrulla tuvo que acudir al antiguo vertedero de A Fraga, que está sellado y vallado, por la presencia en el interior de una docena de estos caballos que al final se demostró que sus criadores -de Marín y de Vilaboa- habían encerrado allí, como si se tratara de un establo, incluso poniendo un candado con una cadena que los agentes tuvieron que romper al confirmar con la Alcaldía que no había ningún tipo de convenio para hacer uso de este recinto municipal.
La alternativa de uso del antiguo vertedero municipal es algo que se contemplaba con buenos ojos por parte del Concello, para que los criadores de caballos de monte lo utilizaran ya que ayudaría a tener a los animales controlados, dentro de un recinto vallado.
Sin embargo, tal y como señala la concejala de Medio Ambiente, Dolores Chapela, el plan de gestión del vertedero, que se selló en 2001, impide su uso hasta 2031. Explica que el plan de gestión, en vigor desde 2015, implica que el Concello tenga que realizar inspecciones del recinto, control de lixiviados y de gases, regulado por una orden de la Xunta de Galicia. Añade que que en este sentido y ante la problemática constante de los caballos de monte en la PO-313 se hizo una consulta en la Dirección Xeral de Calidade Ambiental sobre la posibilidad de compatibilizar otros usos como pastoreo de caballos, pero respondieron «claramente que no es posible, que no se permite ningún tipo de uso hasta que pase el período establecido en el plan de gestión que es de 30 años, por lo que hasta 2031 no se podrá hacer uso alternativo». El motivo es lógico, explica la edil, «ya que el vertedero está impermeabilizado en una capa muy fina para evitar que salgan los gases y lixiviados y cualquier actividad arriba puede romper esa capa fina y que salgan gases o cualquier otra cuestión derivada del antiguo vertedero».
Dolores Chapela reconoce que claro que el uso del vertedero sería una buena solución para retirar los caballos de monte de la carretera, pero hay que esperar hasta 2031 para poder llevar a cabo algo.
No existe un censo de caballos sueltos que vivan en el monte, aunque en la Comunidad de Montes de Moaña llegaron a contar hasta 20 en su delimitación, incluso dos manadas de hasta 15. Una de ellas fue la que se retiró del recinto del antiguo vertedero de A Fraga e identificados y denunciados sus criadores. Desde la Comunidad verían con buenos ojos el uso del antiguo vertedero aunque su superficie, de algo más de 1 hectárea, no llega para que los caballos se alimenten y los criadores tendrían que llevarles comida.
«Cumplen su función en el monte, pero deben llevar microchip»
La Comunidad de Montes de Moaña tiene prohibido el libre pastoreo en su superficie debido a este problema de los caballos de monte. Ya en dos ocasiones tuvo que acudir a juicios por accidentes provocados por estos equinos sueltos en la carretera y demostrar que ellos no son los responsables ya que tienen prohibido el libre pastoreo. En este sentido les ocasionan unos gastos de unos 800 euros por el procurador y abogado.
El presidente de los comuneros, David Faria, a egura que ellos no están en contra de que haya caballos en el monte, ya que actúan como desbrozadoras naturales y cumplen una función medioambiental en la prevención de incendios, pero sus criadores deben de cumplir la legislación y tenerlos con los microchips de identificación, incluso con un GPS para seguir su ubicación y si se acercan a zonas de peligro para la seguridad de las personas, actuar a tiempo. Faria indica que no quieren que salgan del monte, pero sí que es necesario regular su presencia porque es cierto que al estar sueltos también acaban con las plantas pequeñas de castaño de las reforestaciones: «A nosotros nos gustan los animales en el bosque porque cumplen una función, pero cumpliendo las normas»
Desde la comunidad aseguran que ya habían trasladado a la Policía Autonómica y Seprona que obligaran al uso de estos microchips y que una buena solución sería acudiendo al curro que todos los años se realiza en el límite de Marín y Moaña para obligar a que todos los caballos salieran con el dispositivo desde allí, pero nada se ha hecho en este sentido.
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