La lluvia convierte en un lodazal un vial en Coiro e impide entrar a una casa en Sabaceda

Los vecinos del ramal del camiño de San Cosme llevan años reclamando una solución a las riadas que provocan las expropiaciones del corredor | «Ni con botas se podía pasar», asegura la vecina afectada en Moaña

Un vecino afectado por el barro en el ramal del Camiño de San Cosme, en Coiro. |  Santos Á.

Un vecino afectado por el barro en el ramal del Camiño de San Cosme, en Coiro. | Santos Á.

Cristina G./Juan C.

La segunda gran borrasca del año, que dejó rachas de viento de 112,2 kilómetros por hora a las 07:00 horas de la mañana en Cabo Udra, en Bueu, según la estación de MeteoGalicia, y lluvias torrenciales a primera hora, con 4,5 y 4,4 litros/metro cuadrado a las 07:30 en esta estación y en la del puerto de Cangas, respectivamente, volvió a poner en evidencia la falta de solución a dos viales en la comarca por los que baja gran cantidad de agua cuando hay trombas de lluvia. Se trata del ramal del Camiño de San Cosme, en la parroquia de Coiro, que de nuevo quedó anegado de barro; y la zona de Sabaceda, en Moaña, en donde la vecina que reside en el número 9 se le hizo imposible entrar en su casa a las 08:10 horas, de regreso de su trabajo, debido a la acumulación de agua delante del portal, una situación que soporta desde hace una década cada vez que hay lluvias intensas.

El barro desplazado por las lluvias en el vial. |  S.Á.

El barro desplazado por las lluvias en el vial. | S.Á.

El camino de Agualevada, en Coiro, ramal de San Cosme, que transcurre por encima del túnel de la vía rápida, volvió a llenarse de barro, llegando en algún caso hasta la casa de un vecino. Es una situación que los afectados llevan denunciando una y mil veces ante el Concello de Cangas y también ante la Xunta, porque consideran que el origen del problema está en los terrenos expropiados para la vía rápida, que aumentaron al dejar los restos de la tala en la cuneta.

La vecina de Sabaceda, ante su casa. |  S.Á.

La vecina de Sabaceda, ante su casa, en donde se acumula el agua. / S.Á.

La moañesa Marta Cabeiro Dopico reconoce que ayer a las ocho de la mañana era imposible entrar en su casa debido a la riada que bajaba por la carretera: «Ni con botas podías entrar o salir sin mojarte. Mi hijo de 14 años era imposible que saliera de casa», señala esta vecina que llegó con una compañera en coche, de regreso del trabajo y se quedó quedó asustada del río de agua. Marta Cabeiro asegura que esta situación afecta principalmente a dos casas y a una tercera y que hay personas con problemas de movilidad que no pueden salir ni entrar cuando ocurre. Explica que el problema comenzó hace una década cuando se retiraron unas rejillas del vial que antes recogían las aguas y que desde entonces bajan cuesta abajo hacia las casas. Ayer volvió a llamar a la Policía Local, que le remitió al 112, en donde fue atendida y le respondieron que irían a ver la situación. Por la tarde, nadie había acudido debido a las muchas incidencias.

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