El parque de bomberos de O Morrazo cerró 109 días durante el pasado año

La cifra es similar a la registrada en 2023, con marzo como el peor mes, con 18 jornadas sin personal | Denuncian falta de personal y material deteriorado, como la bomba de agua

Bombeiros do Morrazo actuando en el incendio del edificio de Can do Penedo, en Bueu.

Bombeiros do Morrazo actuando en el incendio del edificio de Can do Penedo, en Bueu. / Santos Álvarez

El parque comarcal de bomberos de O Morrazo, ubicado en el polígono industrial de Castiñeiras, en Bueu, cerró sus puertas un total de 109 días (total o parcialmente) durante el año pasado. La cifra es muy similar a la de 2023 (entonces fueron 111 los días de inactividad) y supone mantener una situación que no parece haber variado en exceso a pesar de la desconvocatoria de huelga del pasado mes de febrero, y que, según los sindicatos, refleja la falta de efectivos en los parques del consorcio provincial de Pontevedra.

La media es de casi un día de cierre por cada tres, tal y como confirman los datos. En enero se cerraron las instalaciones de Bueu durante seis días y en febrero fueron 11. La cifra récord se alcanzó en marzo con 18 días de inactividad completa o durante unas horas. En abril y mayo fueron solamente seis y cinco días los cerrados, respectivamente, por los siete de junio y los seis de julio. Pero en agosto, septiembre y octubre se llegó a las diez jornadas sin personal en Bueu, con ocho en noviembre y 12 en el pasado mes de diciembre.

«No solo es eso, sino que cuando Morrazo está abierto, cierran a veces Ribadumia o Porriño y somos nosotros los que tenemos que cubrir ese territorio, lo que significa multiplicar las intervenciones y en un área geográfica mayor», señala el representante sindical de los bomberos, Adrián Pena. El parque de O Morrazo ya cubre no solamente la comarca, sino un territorio que abarca hasta A Lama o Pontecaldelas. «Aquí solo estamos tres personas, y no es suficiente», subraya.

Parque de bomberos comarcal, en Castiñeiras, durante la huelga del pasado año.

Parque de bomberos comarcal, en Castiñeiras, durante la huelga del pasado año. / Santos Álvarez

Es por ello que Pena defiende la necesidad de activar la elaboración de los denominados procedimientos de trabajo, un documento que recogería aspectos como el personal necesario para realizar las tareas, el material o una evaluación de riesgos. Existía un acuerdo para contar con él en 2024 pero tan solo se elaboró el plan de evaluación de riesgos, «y de las medidas de corrección que se recogieron en él aún no se ha implementado ninguna», manifiesta, antes de sentenciar que «2024 ha sido el peor año a nivel de servicio».

Denuncian falta de mantenimiento del material

El otro gran caballo de batalla de los bomberos es el del material. Asegura el representante sindical que no existe un adecuado mantenimiento, ejemplificado en el camión motobomba. «No podemos ver el reloj que marca el nivel del agua, porque está estropeado desde hace diez años y nunca se reparó», afirma, antes de añadir que «además, la bomba pierde muchísima agua y hay que llenarla todos los días, y en ocasiones incluso dos veces». La capacidad de este vehículo es de 3.500 litros. «Es fundamental, porque para nosotros el agua no es solo la herramienta para apagar el fuego, sino que es nuestra protección», dice.

En febrero ya se había denunciado que el equipo de rescate en altura no había pasado la revisión y estuvo inoperativo, y que algo similar ocurrió con los equipos de respiración autónoma, teniendo que recurrirse al alquiler de otros. «No hay una previsión, sino dejadez y pasotismo», sentencia.

Instalaciones cerradas la víspera del incendio de Bueu

Fue una desgracia pero pudo haber sido mucho peor. El incendio de un edificio en Can do Penedo, en Bueu, el día de Año Nuevo coincidió con el parque de O Morrazo abierto, lo que permitió la rápida llegada de los bomberos comarcales al lugar de los hechos. Pero tan solo un día antes las instalaciones permanecieron cerradas, por lo que de haberse producido el fuego en ese momento, habría sido necesario movilizar a efectivos de O Porriño o Ribadumia, a una distancia mucho mayor.

«No es algo extraordinario, es una intervención normal, por lo que hay que estar dimensionados para ellas. Y si tiene que llegar una dotación de fuera lo normal es que tarde entre 40 minutos y una hora», señala Pena, en lo que supone una enorme diferencia a la hora de abordar un fuego de estas características donde cada minuto cuenta. «Nuestra orden es llegar primero al lugar y valorar, pero en casos así ya pedimos refuerzos antes porque el tiempo pasa», sentencia.

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