Bueu acoge a 106 inmigrantes africanos en busca de asilo político y trabajo

El concello será durante los próximos seis meses una de las sedes de atención humanitaria en Galicia, junto a Allariz y Sanxenxo

Las personas proceden en su mayoría de Mali, pero también de Mauritania, Senegal y Gambia

Varios de los inmigrantes subsaharianos, ayer, paseando por la playa de Agrelo.

Varios de los inmigrantes subsaharianos, ayer, paseando por la playa de Agrelo. / Santos Álvarez

Bueu

Bueu acoge a un total de 106 inmigrantes subsaharianos procedentes en su mayoría de Mali –pero también de Senegal, Mauritania y Gambia– en el marco de un programa de atención humanitaria auspiciado desde el Ministerio de Inclusión y Migraciones, y desarrollado por la ONG Accem. La comitiva llegó en dos autobuses en la tarde del jueves al Hotel Alda Bueumar, en donde se alojará a la espera de que se le conceda el derecho de asilo y protección subsidiaria, y/o de conseguir un puesto de trabajo que facilite su integración dentro de la comunidad.

El grupo forma parte del contingente de más de 200 personas que estuvieron desde agosto en Mondariz Balneario y que ha sido redistribuido entre Bueu, Allariz y Asturias una vez superada esa fase de atención de emergencia para afrontar la de la inclusión. «Los hemos derivado a estos lugares atendiendo a sus perfiles sociolaborales», explica Daniel Bóveda, responsable territorial de Accem, que aclara que la mayoría de los acogidos en Bueu «son personas con formación marítima-pesquera o que cuenta con algún tipo de experiencia con empresas de O Morrazo o Vigo».

Parte de la comitiva, en la entrada del Hotel Bueumar. |  Santos Álvarez

Parte de la comitiva, en la entrada del Hotel Bueumar. / Santos Álvarez

Bueu se convertirá, de este modo, con Allariz y Sanxenxo, en una de las sedes gallegas gestionadas por la ONG para esta segunda fase, que denominan de «estabilización». Así será al menos durante los próximos seis meses, si bien la idea es que se pueda prorrogar hasta final de año. A medida que los inmigrantes abandonen el centro –por encontrar trabajo o mudarse a otro municipio, por ejemplo– sus plazas serán ocupadas por otras personas que hayan salido de esa fase de emergencia humanitaria. Durante su estancia recibirán formación orientada al conocimiento del entorno y a su integración. Ayer ya tuvieron una primera aproximación, conociendo las playas o la biblioteca.

África a este lado del Atlántico

Salen poco a poco del hotel Bueumar donde están alojados. Son huidizos, postura que alimentan desde la ONG que supuestamente les tutela de alguna manera. Apenas hablan español y es algo que les sirve para mantener ese hermetismo al que parecen sujetos y que se transmite desde el interior del hotel. Marima, integradora de la ONG ACCEM prefiere no dar datos y traslada la consigna de alguna manera a los que van saliendo poco a poco del hotel. Algunos se atreven a hablar con nosotros. Lo intentan algo en francés y algo en castellano, pero también ellos saben hacerse el sueco. De allí solo sacamos que los 106 que están en Bueu llegaron desde Mali, Mauritania, Senegal y Gambia, que fue en la costa de Tenerife donde desembarcaron en pequeñas embarcaciones y que se miran unos a otros cuando se les habla de cayucos o pateras; lo mismo que cuando se les pregunta el coste económico de la travesía, porque el emocional sabemos que ya de por sí es muy elevado.

Parte del grupo mirando al mar en la playa de Agrelo.

Parte del grupo mirando al mar en la playa de Agrelo. / Santos Álvarez

Y mientras unos se dirigían a pie hacia el centro de Bueu, otros encaminaban sus pasos hacia la playa de Agrelo y miraban el mar, ese Atlántico que ayer ya comenzaba a encabritarse y que recordaba la dura travesía. Porque eso sí que lo reconocían, que había sido dura y con mucho frío.

El grupo de la playa de Agrelo es más abierto. No tiene a nadie que marque consignas de comportamiento desde el interior del hotel. Hablan de que algunos solicitaron asilo político y otros están bajo la denominación de Protección Internacional. Todos quieren trabajar, en la construcción principalmente. Están dispuestos a aprender. Conocen las palabras albañil, carpintero, fontanero, pintor y también panadero y cocinero. «Necesitamos trabajo», dice uno de ellos, mientras los otros lo ratifican.

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