Las mareas más vivas en 20 años: del agua al cuello a playas kilométricas
El fenómeno deja en la comarca estampas inéditas

En Moaña, la arena se dejó ver desde A Xunqueira hasta Meira y O Vaticano. / M.A.M.P.
A media mañana, con la bajamar, las playas de A Xunqueira, A Seara y Samertolaméu, en Moaña, eran un mismo arenal a la vista de transeúntes y curiosos que se acercaron a la costa para plasmar esa estampa inédita en los últimos 20 años. Y a media tarde, con la pleamar, los mismos testigos llegaron a estar “con el agua al cuello” en la misma orilla. Es una de las consecuencias visibles de las mareas vivas que, aunque se repiten cada mes –con luna nueva y luna llena–, en esta ocasión tiene mayor impacto porque nos acercamos al equinoccio, al cambio de estación, y porque la luna está en el perigeo, el momento de mayor proximidad a la tierra, lo que influye en una mayor fuerza gravitatoria.

Un barco de pasaje, junto a gamelas y embarcaciones de séptima lista, varados en la arena de O Sinal. / G.Núñez
Las consecuencia fueron visibles en todo el litoral morracense, sobre todo en playas, paseos, puertos o acantilados, aunque no fue necesario cerrar ningún lugar al tránsito, como sí ocurrió en puntos de Galicia más al norte, donde llegaron a producirse inundaciones puntuales. Los arenales de Rodeira, Ojea y O Sinal también se convirtieron en uno solo y las mariscadoras aprovecharon para sondear más allá de donde la orilla les permite habitualmente. Con la crecida, el agua bordeó el paseo e hizo aflorar como nunca los barcos del puerto deportivo y del transporte de ría. La fuerte oscilación deja también a la vista recursos marisqueros que permanecen sumergidos el resto del año, como sucedió en Cabo Udra, en la parroquia de Beluso, o la Illa dos Ratos, en el límite entre Cangas y Moaña, por citar algunos ejemplos.

Barcos bateeiros en el puerto de Bueu, ayer por la tarde. / G.Núñez
Se trata del episodio de mareas vivas más extremo desde hace casi dos décadas, apuntan los expertos, y, más allá de pleamares y bajamares que dejaron estampas llamativas y animaron a disparar más fotos que de costumbre, el buen tiempo ayudó a que no se registraran incidentes. Habrá que esperar otros 20 años para que se pueda repetir.

El mar llegando al límite del vial entre Samertolaméu y Porta do Sol, en Meira (Moaña), ayer por la tarde. / M.A.M.P.
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