Ons se conjura para “salvar” su faro
Colectivos y vecinos lideran un movimiento para convertirlo en un museo e impedir que pueda destinarse a un hotel

El faro de la isla de Ons, en lo alto de Cucorno, que vecinos y colectivos quieren que se reconvierta en museo y biblioteca. / Tino Pardellas de Blas
Hace justamente un año la isla de Ons despedía al último de los fareros que trabajaba en el archipiélago. Una adiós motivado al proceso de automatización de las instalaciones, que hacen innecesaria la presencia de estos profesionales y que se turnaban en tres turnos quincenales. Desde entonces empezó a cobrar forma un movimiento asociativo y vecinal alrededor de este “monumento pétreo” erigido en lo alto de Cucorno: convertirlo en un museo sobre los faros, fareros y los naufragios en el entorno del Parque Nacional Illas Atlánticas y las Rías Baixas, que además incluyese una zona de biblioteca. El objetivo es que el faro de Ons siga haciendo honor a su larga historia y, sobre todo, impedir que se dedique a fines privados y hosteleros.
El pleno del Concello de Bueu ya aprobó a principios de este verano una moción apoyando una iniciativa presentada por las asociaciones Os Galos, Liboreiro y Anduxía. En este movimiento es fundamental el trabajo de argumentación, documentación y hasta persuasión que está realizando la Asociación Cultural PineirÓns, especialmente a través de su presidente, Celestino Pardellas de Blas. Desde la Autoridade Portuaria de Marín e Ría de Pontevedra, que es la titular del edificio, explican que ya tienen constancia de los escritos presentados. “Todos os portos planifican o tema do futuro dos sinais marítimos, independentemente de que haxa escritos ou non”, explican de momento.

La despedida al último farero de Ons (tercero por la izquierda), en septiembre de 2023. / Cedida
Desde PineirÓns defienden que el faro de la isla de Ons presenta una serie de peculiaridades “únicas e significativas”, que se deben tener en cuenta y que desaconsejarían su conversión en un hotel o restaurante. En primer lugar destaca lo más obvio: su carácter insular en la bocana de la ría de Pontevedra. “O seu funcionamento con un uso hostaleiro estaría moi restrinxido polas circunstancias meteorolóxicas e do estado do mar. Non hai unha comunicación anual co continente. O peirao, durante máis de nove meses, non ofrece seguridade de atraque e a illa queda case completamente baleira e sen servizo durante eses meses”, explica Pardellas de Blas. A ello hay que unir otras consideraciones, como que Ons ya cuenta en la actualidad con una oferta hostelera que se podría considerar suficiente para su tamaño, con hasta tres bares-restaurantes, una zona de acampada y viviendas reconvertidas para uso turístico. A ello hay que unir la capacidad de carga del archipiélago, que es de 1.300 personas diarias durante la temporada alta tal como recoge el Plan Rector de Usos e Xestión (PRUX).
La iniciativa de PineirÓns ha empezado a recabar apoyos entre catedráticos, historiadores, asociaciones para la conservación del patrimonio industrial y la propia asociación de vecinos de Ons. La propuesta que plantea para un futuro museo propone como punto de partida cuatro posibles áreas temáticas. La primera centrada en los propios faros, aprovechando que el de Ons tiene una gran cantidad de aparatos y sistemas vinculados a su funcionamiento. Estos elementos, junto con otros que pueda tener la Autoridade Portuaria de Marín e Ría de Pontevedra, mapas, recreaciones, fotos y una recreación del sistema de petróleo que tuvo el propio faro de Ons pueden constituir un recorrido histórico de gran relevancia sobre estas señales marítimas.

Una vista del faro de la isla de Ons. / Tino Pardellas de Blas
Una segunda unidad temática sería la parte humana sin la que el funcionamiento de los faros hubiese sido imposible durante siglos: los fareros. “Sería moi instrutivo para profundizar nas relacións humanas entre unhas persoas cunha importante preparación, como eran os fareiros, e os veciños da illa, que por circunstancias da vida tiñan un nivel cultural moi baixo”, señala Celestino Pardellas de Blas. Además, los fareros en Ons fueron mucho más que técnicos en señales marítimas. Llegaron a ejercer de médicos, practicantes, psicólogos, maestros y hasta de árbitros cuando se organizaba algún partido.
El tercer bloque temático que se propone para este hipotético museo está inevitablemente relacionado con los naufragios. La isla se encuentra en una de las rutas más transitadas por barcos de todo tipo y es una importante zona de pesca, que cuenta con numerosos y peligrosos bajos, lo que a lo largo de la historia provocó una enorme cantidad de accidentes marítimos. En este sentido serían de gran ayuda las investigaciones y hallazgos de historiadores como Lino J.Pazos, Yago Abilleira o el Club Buceo Ons.

Una fotografía antigua del faro de la isla de Ons en el año 1867. / Archivo de la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra
El último de los espacios que se propone para esta nueva vida del faro de Ons sería acondicionar una biblioteca y espacio de investigación. “Fai falla unha boa biblioteca xeral no Centro de Interpretación de Vigo e, en particular, en cada un dos centros das respectivas illas”, defiende Pardellas de Blas.
En los últimos años el Parque Nacional Illas Atlánticas en colaboración con la Universidade de Vigo desarrolló varias campañas de excavación arqueológica, que permitieron arrojar luz sobre la historia de Ons como un importante punto de exportación de pescado e incluso de púrpura durante la etapa del Imperio Romano. Y esa importancia histórica es un argumento más para defender un tratamiento diferenciado para el faro. “É unha illa habitada cunha importantísima historia que vén desde épocas paleolíticas, que conta cunha cultura popular única que se formou ao longo de dous séculos de total aillamento que sufriron os seus habitantes, con aspectos naturais e medioambientais de considerable valor, cunhas características económicas de interese representadas pola agricultura e, sobre todo, pola pesca, e que posúe unha arquitectura popular mariñeira que foi considerada como a mellor conservada de todo o litoral galego”, enumera Pardellas de Blas. Argumentos suficientes para descartar un uso hostelero y apostar de manera decidida por la musealización y para que el faro de Ons siga iluminando no solo la bocana de la ría de Pontevedra, sino también la historia de la isla que lo acoge.
Inaugurado en 1863 y reformado hace casi un siglo
El proyecto original del faro de la isla de Ons data de la segunda mitad del siglo XIX. En concreto la memoria data de diciembre de 1861 y este elemento de señalización marítima comenzó a funcionar hacia 1863. A lo largo de estos más de 160 años el faro sufrió diversas modificaciones y ampliaciones. La primera cuando aún ni siquiera habían comenzado las obras.
El proyecto original redactado por José Elduayen se pasaba de austero y espartano. Las dependencias reservadas a los fareros eran inhabitables, con habitaciones sin luz ni ventilación. Ante las críticas del momento el proyecto se devolvió a la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos y Ángel García del Hoyo tuvo que modificarlo para que fuese posible vivir y trabajar en el faro.
La gran remodelación data de hace casi un siglo, debido a las nuevas exigencias internacionales sobre el alcance de la iluminación. Esa reforma en realidad significó construir un nuevo faro sobre la base del anterior y el actual diseño de la edificación, en forma de U, data de aquel entonces.
Ese nuevo faro comenzó a lanzar destellos un 4 de julio de 1926 y casi un siglo después llegó su transformación más radical. La automatización total, que ya no requiere la presencia de fareros y en la que se invirtieron más de 200.000 euros. El último farero se fue septiembre de 2023 y ahora solo viene de vez en cuando a abrir y ventilar las instalaciones del faro.
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