Los bateeiros viven un verano atípico, sin toxinas pero con mejillón más pequeño y menos ventas
Los mejilloneros de Moaña y Bueu constatan una abundancia de cría en las cuerdas que impide crecer al resto del molusco | Algunos profesionales atribuyen la situación a la elevada temperatura del agua en las Rías Baixas

Los productores con su puerto base en A Mosqueira solo ponen a la venta medio camión de producto al día. | SANTOS ÁLVAREZ / Fran G. Sas/D. García
Fran G. Sas/D. García
El sector mejillonero de O Morrazo está viviendo una especie de “paradoja del destino”, como dice un veterano bateeiro de Bueu. Después de los augurios del año pasado por la falta de cría, en este ejercicio 2023 se ha pasado a una situación en la que ahora mismo en las cuerdas de las bateas casi hay más cría que mejillón. Esto supone un doble problema para los bateeiros. En primer lugar, esa cría no deja crecer al resto del mejillón. Y, en segundo lugar, provoca un mayor porcentaje de desprendimientos en las cuerdas del bivalvo. A su vez todo esto redunda en una menor calidad del producto porque el mejillón es de menor tamaño y tiene menos carne.
El sector mejillonero con su base en los muelles de Moaña está a escasas dos semanas de arrancar su campaña de exportación de mejillón al mercado italiano, iniciando así el periodo con más venta de bivalvo. Este año los productores viven un inusual verano: todos los polígonos de la ría de Vigo permanecen abiertos desde comienzos de mayo en el mejor de los casos, mientras que las zonas tradicionalmente más afectadas, como Nerga y Liméns, están operativas desde el 22 de junio. Esta situación, sin ningún cierre antes de la campaña de exportación, es del todo inusual.

Barcos mejilloneros amarrados en el puerto de bateeiros de Bueu. | SANTOS ÁLVAREZ / Fran G. Sas/D. García
Sin embargo, esto no se traduce en un mayor nivel de ventas, que parecen estar contenidas y enfocadas al mercado nacional. En los últimos días, por ejemplo, desde el muelle moañés de A Mosqueira salen unas 10 toneladas de mejillón cada mañana solo para vender en fresco en el mercado español o el francés. Es el equivalente a medio camión.
En el muelle de bateeiros de Bueu el panorama no es muy distinto. En la ría de Pontevedra el sector está poco habituado a una tregua tan prolongada de las toxinas a estas alturas del año. El polígono Bueu A2 lleva abierto desde el 30 de junio y los otros dos (Bueu A1 y Bueu B) desde la primera semana de julio. A pesar de esta inusual apertura no se están registrando grandes descargas de mejillón debido a su escaso tamaño. “Hay menos mejillón y de menos calidad porque no tiene mucha comida. Este año va a haber poca cosecha y para 2024 e incluso para 2025 nos va a sobrar cría, incluso aunque no haya en las piedras”, auguran algunos.
Este crecimiento tan lento del bivalvo es la razón que explica que a estas alturas se ponga tan poca mercancía en el mercado. A ello se une el elevado índice de desprendimientos que se registran en las bateas, algo que confirman desde Moaña y Bueu. “En algunos casos se puede hablar de pérdidas de la mitad de la producción”, alertan bateeiros moañeses.
Temperatura del agua
Aunque desconocen la razón exacta, desde Moaña las miradas se dirigen a una temperatura del agua que consideran inusualmente alta en las Rías Baixas este verano. “La alta temperatura incrementa la natalidad y la cría hace que se desprenda el mejillón más grande. Además la natalidad tan alta hace que el molusco esté más débil y tenga menos agarre”.
Para atajar este problema y llegar con el producto a tamaño adecuado a comienzos de septiembre, cuando deben abastecer el mercado italiano, muchos bateeiros se están afanando en retirar el molusco de las cuerdas y almacenarlo en sacos en el mar, para limpiar después las propias cuerdas y volver a realizar un cultivo del mismo mejillón. “Así, buscamos que pueda adquirir nutrientes, agarrarse mejor y crecer hasta alcanzar un mayor tamaño”, concluyen.
Es algo parecido a lo que hacen en Bueu, desdoblando de nuevo las cuerdas para hacer sitio al mejillón y que pueda crecer. “Al final es el doble de trabajo”, reconocen. Desde este puerto la producción también se concentra en el mercado nacional y de momento para fresco. El tamaño del bivalvo no es el adecuado para las fábricas de conserva, que además lo pagan a menos precio. “El rendimiento no es el mismo y eso tira para abajo de los precios”, admiten.
Sin cierres, pero también sin fitoplacton
La totalidad de los polígonos mejilloneros de O Morrazo están abiertos, algo inaudito a estas alturas del año. Una situación que se extiende al resto de Galicia, con la única excepción de Camariñas. La ausencia de toxinas tiene otra lectura: falta también el alimento para el mejillón. Esas toxinas y los nutrientes de los que se alimenta el molusco forman parte de los afloramientos que entran en las rías gallegas y no se pueden separar. “Este es el año con menos fitoplacton en las rías en los últimos 25 años”, aseguraba ayer una voz autorizada en Bueu. Es imposible predecir el futuro y lo que puede pasar de aquí a la campaña de navidades, que es la época fuerte de ventas. Lo que tienen claro los mejilloneros es que la toxina acabará llegando. Desde Bueu, que es la zona más afectada de Galicia por los cierres, temen que después de esta apertura tan prolongada llegue para quedarse muchos meses en el peor momento posible.
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