El sueño de Hassane para regresar de Mauritania a O Morrazo, pendiente de un contrato de trabajo

El marinero, que en 2009 fue acogido por una familia en Aldán y los vecinos se movilizaron para evitar su expulsión, quiere volver con “todo legal” y “vivir el resto de mi vida” aquí I El contrato es el requisito para obtener el visado

Vecinos de Aldán apoyaron a Hassane en 2009 contra su expulsión en en el juicio en Pontevedra.

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G.N.

“Quiero vivir el resto de mi vida en O Morrazo”, insistía ayer desde la capital de Mauritania, Nouakchott, El Hassane Moctar Gaye, que hace 14 años -ahora tiene 43- fue acogido por una familia de Aldán, en Cangas, tras haber llegado, tres años antes a España, de forma ilegal, en cayuco, y ahora clama por recuperar su permiso de residencia y regresar. Contra su expulsión en 2009 se movilizaron entonces los vecinos en Cangas. Hassane consiguió que el Juzgado Contencioso anulara la orden de repatriación que había decretado la Subdelegación del Gobierno.

Desde Mauritania, en donde ha vuelto a residir desde 2013 tras verse abandonado en Cabo Verde, según señala, por el armador del barco espadero de Burela en el que trabajaba, lucha por ese sueño de regresar, ya no sólo a Galicia, sino a Morrazo, “cerca de mi familia”, la que le acogió. Quiere hacerlo con todos los papeles en regla, que desde su país no logra y asegura que sus solicitudes están en el cajón de la Embajada de España en Mauritania, sin saber el motivo por el cual no obtiene el visado. Dice que no le dieron tiempo para explicarse en la Embajada ni le han permitido hablar con sus responsables.

Desde la Oficina de Información Diplomática (OID) del Ministerio de Exteriores se amparan en la obligación de protección de datos que “impide compartir información de expedientes concretos” para facilitar datos sobre la situación de Hassane, al que sus más conocidos en Aldán y en Cangas le siguen recordando como una persona muy trabajadora, que ayudaba a todos los vecinos en el campo y que se había integrado en la familia que le acogió, como uno más.

Hassane (dcha.) ayer con un amigo que tiene un taller de costura, en el barrio en donde reside en la capital Nouakchott.

Hassane (dcha.) ayer con un amigo que tiene un taller de costura, en el barrio en donde reside en la capital Nouakchott. / Fdv

En la OID tan sólo confirman los requisitos generales para obtener el visado de entrada a España que no sea turístico, y que requiere de un contrato previo de trabajo. La empresa que va a contratar a un inmigrante tiene que presentar la documentación en el Ministerio de Interior, que traslada la documentación a la Subdelegación del Gobierno para verificar que es correcto. Desde la Subdelegación le dan traslado al interesado y acude a la Embajada para solicitar el visado.

El marinero con su cabra que guarda junto a su casa.

El marinero con su cabra que guarda junto a su casa. / Fdv

Muchas veces la ignorancia de esta tramitación por parte de las personas que están en una situación como la de Hassane hace que se sientan incomprendidos. Puede ser el caso de este marinero, aunque él se defiende en habla castellana e insiste en que quiere “las cosas legales para tener un contrato. No quiero entrar de nuevo ilegalmente” , pero no consigue los papeles.

Hassane Moctar, esta semana, en la playa de Nouakchoff, en donde trabaja como marinero.   | // FDV

Hassane Moctar, esta semana, en la playa de Nouakchoff, en donde trabaja como marinero. | // FDV / Cristina González

Llegó a España en una patera, a lo largo de una travesía de cinco días con 36 personas a bordo, de entre 18 y 30 años. Llegaron de madrugada a la playa de Maspalomas, en Canarias, en donde fueron detectados por la Policía y trasladados a la comisaría y a la Cruz Roja. Hassane fue trasladado a un centro militar de Fuerteventura. Algunos fueron repatriados y otro grupo, en el que estaba él, fue trasladado en avión a Madrid para que se buscaran la vida. Se trasladó a Almería para trabajar en los invernaderos, también en los de Huelva, Jaén, Valencia, Murcia o Gerona. Probó de albañil en Fuengirola y se trasladó a Galicia, primero a Vigo y después a Marín. Allí Cáritas le ayudó a matricularse en la Escuela Pesquera de Bueu en donde sacó el título de marinero. Hassane ya tenía experiencia en la profesión de su padre, pescador. Ahí empezó su amistad con el joven de Aldán, Isaac Veiga, que la abrió las puertas de su casa familiar. Vivían en una casita dentro de la finca. y allí se gestó toda la movilización para que no le expulsaran del país.

Tras ganar el juicio, Hassane estuvo viviendo en Cangas, trabajando en la pesca de bajura y también en algún barco de altura hasta que le llegó el contrato con el armador de Burela y que acabara en Mauritania, en donde Hassane confirma que “no encajo” y se queja de la falta de seguridad. Quiere para su hijo pequeño de 6 meses otra vida en O Morrazo, junto a su familia de Aldán, a la que sigue llamando “mis abuelos”. Pepe Dacosta ya falleció hace unos años, Josefa sigue viviendo en el mismo lugar, aunque la familia ya está más desperdigada. Lolita, la hija, espera que pueda encontrar ese trabajo que le permita regresar. Asegura que Hassane es una persona “legal”, incluso le recuerda en la casa de sus padres siempre respetuoso, nunca abría la nevera si no estaban ellos.

Barrio en donde reside Hassane en la capital de Mauritania.

Barrio en donde reside Hassane en la capital de Mauritania. / Fdv

Emma Lago: “Siempre luchó por tener los papeles y trabajar de forma legal”

La canguesa Emma Lago compartió piso en Cangas con Hassane Moctar. Le conoció por su amistad con Isaac Veiga. Por aquel entonces Hassane trabajaba en los barcos del día y antes que embarcarse en el de Burela, lo hizo en otros de altura. No puede entender cómo a una persona le pueden dejar tirada como le ocurrió a él: “Si salió de España a bordo tendría que haber vuelto. No creo que sea legal lo que le hicieron”. Hassane explicó que estando en alta mar le caducaba el permiso de residencia y que el armador se había comprometido a tramitarle una documentación, pero le desembarcó en Cabo Verde para que arreglara su pasaporte que estaba caducado y que volvería a recogerle. El marinero asegura que nunca más lo hizo y no entiende que le llegara a decir “muérete en el desierto, no quiero saber nada más de ti”, cuando descubrió que le mentía y para no recogerle le decía que el barco seguía en altamar cuando un amigo caboverdiano le decía que el espadero estaba descargando en Cabo Verde. Hassane Moctar dejó pasar diez años para clamar por volver a Morrazo,, asegura que por problemas en la comunicación. Sea o no sea cierto, en Cangas le esperan.

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