El Bueu Romano vuelve a sacar a la luz un área industrial y residencial de los siglos II al VII

Los arqueólogos estiman que primero pudo ser un espacio auxiliar de la fábrica de salazón y tras su abandono se reconvirtió en vivienda | Hay un horno doméstico bien conservado

Los arqueólogos ultimando ayer trabajos de limpieza antes de proceder a un nuevo tapado del sector. En la parte superior, el bajo que se acondicionará como sala museística. |   // G.NÚÑEZ

Los arqueólogos ultimando ayer trabajos de limpieza antes de proceder a un nuevo tapado del sector. En la parte superior, el bajo que se acondicionará como sala museística. | // G.NÚÑEZ / david garcía

Los arqueólogos han vuelto a sacar a la luz un pedazo de la historia romana de Bueu. El proyecto para acondicionar la sala del “Bueu Romano” en Pescadoira incluye el control arqueológico y comprobación del estado en el que se encuentra el yacimiento situado en la parcela municipal. En las dos últimas semanas han vuelto a emerger los muros y las estancias de un espacio que estuvo ocupado entre los siglos II y VII después de Cristo. Primero con un uso industrial y posteriormente residencial.

Los arqueólogos ultimando ayer trabajos de limpieza antes de proceder a un nuevo tapado del sector. En la parte superior, el bajo que se acondicionará como sala museística. / | /G.NÚÑEZ

La zona en la que se aprecia el horno doméstico de tégula, con el fuste de una columna justo delante. / | /G.NÚÑEZ / david garcía

A pesar de los más de 20 años transcurridos desde su excavación inicial y a que a su lado se construyó un edificio de varias plantas el estado de conservación es sorprendentemente bueno, tal como constata el equipo de arqueólogos encabezado por Juan Castro, de la empresa Anta de Moura. A finales de esta semana este ámbito volverá a quedar tapado provisionalmente, primero con una capa de geotextil y por encima con plástico negro, para proteger los restos. El siguiente paso de los arqueólogos será redactar un informe de diagnosis del estado general del yacimiento, con las necesidades, prioridades, posibles zonas de excavación y las posibles alternativas para integrar este espacio en la sala arqueológica contigua.

El lugar sobre el que trabajan los arqueólogos es el tercer sector dentro de las grandes excavaciones realizadas a partir del año 2000. En las dos primeras –ya totalmente urbanizadas– aparecieron los pilos de una salazón y el horno alfarero, hasta ahora una pieza casi única. Todo indica que el ámbito actual en un primer momento funcionó como un espacio auxiliar a la industria de salazón, ya fuese para el envasado de pescado o para el almacenamiento. Los arqueólogos estiman que esta actividad se mantuvo, aproximadamente, entre los siglos II y IV después de Cristo. Después quedó abandonado y volvió a ser reutilizado como lugar para vivir. En todo caso parece que fue un tipo de residencia humilde, vinculada a un núcleo de trabajo pesquero y agrícola, y no integrada en una villa romana.

Una panorámica del solar de la excavación, en la que se aprecian las tres estancias, el horno y al fondo el bajo en el que se creará la sala museística.

Una panorámica del solar de la excavación, en la que se aprecian las tres estancias, el horno y al fondo el bajo en el que se creará la sala museística. / GONZALO NUÑEZ

Esta ocupación de carácter residencial se pudo prolongar hasta principios del siglo VII, cuando se abandonó definitivamente. Entre los signos de abandono se pueden apreciar perfectamente los restos de teja, que quedaron semienterrados después del colapso de la techumbre. La excavación permite vislumbrar perfectamente hasta tres estancias diferenciadas y en la esquina superior de una de ellas destaca la presencia de un horno de tégulas o tejas, que a pesar de algunos daños se puede considerar como bien conservado. “Tiene muy buen aspecto y puede ser una pieza singular dentro de este conjunto”, apunta Juan Castro. No obstante, es de características y dimensiones distintas al gran horno alfarero hallado en su día y que, hasta la fecha, es la joya de estas excavaciones. “El de este sector no es un horno industrial, sino doméstico y que se podía usar para cocer pan”, apunta Juan Castro.

Una de las hipótesis que manejaban los arqueólogos durante las excavaciones de hace más de 20 años es que este espacio fuese una especie de villa rústica, que formase parte de una villa residencial situada en una parte más alta de Bueu. Ahora mismo, con todas las precauciones, es una posibilidad que parece poco factible. “Pensamos que formó parte de una industria de salazón, pero no de una villa más grande”, indican desde Anta de Moura.

El estado de los terrenos antes de esta nueva intervención para comprobar el estado del yacimiento de Pescadoira.

El estado de los terrenos antes de esta nueva intervención para comprobar el estado del yacimiento de Pescadoira. / SANTOS ALVAREZ

[object Object]

El informe de diagnosis y recomendaciones que elabore Anta de Moura será fundamental para diseñar el proyecto museológico de la sala del Bueu Romano. De momento los trabajos adjudicados a la empresa Luicon consisten en el acondicionamiento del bajo del edificio anexo y para una segunda fase quedará la parte museológica, tal como se acordó con la Consellería de Cultura y la Dirección Xeral de Patrimonio.

Una de las recomendaciones de los arqueólogos parece clara: “Se puede y se debe seguir excavando en este sector”, señala Juan Castro. Otra de las decisiones que debe adoptar el Concello de Bueu, que es el promotor, es cómo proceder a la integración de este espacio con la sala museística y si se plantea algún tipo de estructura de cubrición para proteger los restos hallados en esta zona de Pescadoira.

Suscríbete para seguir leyendo