¡Ojo: píllara de las dunas criando en Nerga!

El arenal acoge el único nido de la comarca de chorlitejo patinegro, especie en grave peligro

Charadius alexandrinus en el nido de Nerga. Abajo, carteles avisando de su presencia.   | // FDV

Charadius alexandrinus en el nido de Nerga. Abajo, carteles avisando de su presencia. | // FDV / Gonzalo Martínez

Lleva varios años anidando en la playa de Nerga, siempre pone tres huevos y de su eclosión y desarrollo depende que la costa de O Morrazo conserve al menos algún ejemplar de una especie que hace unas décadas era común y se contaba por centenares, por ejemplo, en el arenal moañés de A Xunqueira.

En el sombrío panorama que describen los ornitólogos, el charadrius alexandrinus ocupa el trono de especies amenazadas de la costa gallega. Por ese motivo cobra especial relevancia que una pareja de chorlitejo patinegro lleve varios años anidando en la playa canguesa de Nerga, donde la hembra se encarga de la puesta de tres huevos en cualquier oquedad de la arena –de ahí que se conozca como píllara de las dunas– y cede al macho las tareas de incubación hasta que los polluelos son autónomos.

¡Ojo: píllara de las dunas criando en Nerga!

¡Ojo: píllara de las dunas criando en Nerga! / Gonzalo Martínez

De la situación de fragilidad y la necesidad de protección advierten los carteles instalados a la entrada del arenal, como también la prohibición de que accedan perros sueltos para evitar estrés a la pareja de estas aves, daños a los huevos o a las crías. Lo habitual es que uno de los tres huevos no llegue a eclosionar, y los otros dos no siempre salen adelante para continuar el ciclo, señala el especialista Antonio Fernández Cordeiro, miembro del grupo de anillamiento Anduriña, que le hace seguimiento y detectó la pareja de chorlitejo patinegro hace un mes en Nerga, como cada primavera . La alcaldesa, Victoria Portas, abunda en la importancia del caso, llama a la responsabilidad y la colaboración ciudadana y advierte que los agentes vigilan para que no se produzcan alteraciones.

La población de píllara de las dunas, que llegó a sumar cientos de ejemplares en el litoral morracense, ha ido decayendo en las últimas décadas y solo queda la pareja de Nerga. Si no se protege, pronto será sólo un recuerdo del pasado.

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