Volvió a salir tarde de la excolegiata la Soledad de María. Esta vez, además de los rezos, fue la logística la que demoró la presencia de la imagen en las calles. Se tardó en retirar el paso de ese andamio al que estaba sujeta en el templo. Ya casi de noche, salió la Soledad de María. Pero la oscuridad no impone a las costaleras, lo hace el momento, para algunas muy esperado, por esas promesas que en su día hicieron. La mayoría son veteranas en el oficio de costalera y hasta él las llevó el ofrecimiento a la Soledad. No temen al peso de la imagen ni a las intrincadas calles del casco vello, por donde discurre la procesión, de negro, como la santa.
Baja la procesión por la calle Real y tuerce la primera a la izquierda. Es la calle Benigno Soage, donde las costaleras y la guía, Sheila Lorenzo, tienen que demostrar los años en el oficio. Es un ángulo de casi noventa grados que se ejecuta a la perfección, al ritmo que marcan esas horquillas de metal que golpean la piedra.
Ya no hay que pasar los apuros de bajar la imagen porque el cableado dificulta su paso, ni aquí ni después más allá, en la entrada de la rúa Sol. Porque la procesión serpentea por un casco vello, donde hay público en los balcones y ventanas, donde el eco da voz a conversaciones privadas. Suena el teléfono en medio de la procesión, muy cerca de la Virgen de la Soledad. Lo hace de una manera que chirría. Una mujer lo coge y el voz alta grita: “José, que estoy acompañando un poco a la Virgen”. La guía manda silencio, pero el teléfono es imprudente.
Momento álgido
En el Eirado do Sinal se produce el momento álgido de la procesión. Las costaleras levantan por encima de sus cabezas a la Virgen de la Soledad, en un esfuerzo humano, que dura unos momentos que se hacen eternos. Los rostros tratan de disimular el esfuerzo y se escuchan vivas a las costaleras y aplausos que rompen el silencio con el que se celebra este momento de la procesión. Después, la procesión encara la calle Eugenio Sequeiros y sube la calle Real. Más de una hora de duro camino.
Una atención máxima, para la perfección
Con los cambios en las directivas de las cofradías de Semana Santa, este año las procesiones se miran con lupa. De ahí que los que conforman el paso estén atentos a todo. No puede fallar nada. Alguna queja por salir tarde y las estrechas calles del casco vello, que son siempre un condicionante para las mujeres que acompañan la procesión. Se intenta la perfección y se miden hasta los cinturones de los hábitos. Se cuentan y se recuentan los capuchones que rodean a la Soledad y las costaleras paran de vez en cuando para coger fuerzas. El tramo a recorrer es largo y para el alzamiento se requiere toda la fuerza posible, que a veces es la imposible. El tramo de vuelta, por Eugenio Sequeiros, es menos sacrificado, más vistoso para el turista que desde la terraza donde se alimenta admira la procesión, comentan detalles y compara. Una mujer recordaba que por la noche salía en televisión la procesión de Cádiz a la que acude la Legión y cantan aquello de “Soy el novio de la muerte”.
Procesión de Jueves Santo
El programa de la Semana Santa incluye para hoy, a las 20:00 horas la procesión del Jueves Santo acompañada por la Banda de Música Belas Artes y la Banda de Cornetas y Tambores. A las 00:00 horas, hay Oración Nocturna.