La historia naval sin fin del Museo Massó

El museo de Bueu incorpora nuevos fondos para profundizar en la historia de la navegación y en la vida a bordo en el siglo XIX

Una de las acuarelas del álbum del oficial de la Armada, que representa la entrada de la Ría de Vigo en la segunda  mitad del siglo XIX. | // MUSEO MASSÓ

Una de las acuarelas del álbum del oficial de la Armada, que representa la entrada de la Ría de Vigo en la segunda mitad del siglo XIX. | // MUSEO MASSÓ / david garcía

El Museo Massó continúa con el proceso para enriquecer y aumentar sus fondos. Las últimas incorporaciones a la colección del museo marinero de Bueu están fechadas en el siglo XIX y muestran dos aspectos bien diferentes de la navegación: un álbum personal ilustrado que era propiedad de un oficial de la Armada española y un botamen o conjunto de botes de cocina que proceden de un barco de cabotaje. Dos conjuntos que servirán para incluir nuevos enfoques sobre la navegación, la construcción naval y la vida cotidiana a bordo de los barcos durante el siglo XIX.

El conjunto de botes de cocina, el balde y la tinaja de un velero de mediados del siglo XIX.   | // MUSEO MASSÓ

Una reproducción del álbum de recuerdos del oficial: a la izquierda con un grabado de un cantante de ópera y a la derecha una vista de Ferrol desde Mugardos. | // MUSEO MASSÓ / david garcía

La adquisición más llamativa es el álbum personal del oficial de la Armada, un mando al que no fue posible identificar. Lo que sí se sabe es que fue una persona con una gran destreza en la técnica pictórica de la acuarela, que conoció bien todos los lugares que representa y que era un amante de la ópera. El volumen comienza el 25 de julio de 1854, contiene 57 acuarelas a página simple y a doble página. Unas ilustraciones con representaciones panorámicas de ciudades portuarias españolas y de las entonces colonias americanas, canales franceses, buques de la armada y combates y ataques navales. Entre esos dibujos hay varias recreaciones de Ferrol y de la entrada de la ría de Vigo.

Desde el Museo Massó justifican la adquisición debido al carácter “excepcional” e “inusual” de este álbum. “Resulta muy enriquecedor el hecho de que se realizase en la breve etapa en la que la construcción naval da el paso desde la navegación a vela hacia la navegación con máquina de vapor, recogiendo el momento en el que la flota de Armada estaba compuesta por navíos tradicionales y buques mixtos. A ello hay que sumarle las tipologías diferentes de los primeros momentos del vapor, dejando testimonio gráfico de experimentos ingleses y estadounidenses que fueron efímeros”, expone la directora del museo, Covadonga López. Así, hay diferentes ilustraciones de Ferrol y su puerto, la ría de Vigo, Cartagena, la batalla de Callao o un buque americano en Valparaíso, entre otras.

La portada del álbum personal del oficial de la Armada, que está fechado el 25 de julio de 1854, y que acaba de ser adquirido por el Museo Massó de Bueu.

La portada del álbum personal del oficial de la Armada, que está fechado el 25 de julio de 1854, y que acaba de ser adquirido por el Museo Massó de Bueu. / Museo Massó

Uno de los aspectos más destacados de esas acuarelas es el carácter minucioso y absolutamente realista de las ilustraciones. “No hay invención ni añadidos, son reproducciones fieles. El autor no es un profesional de la pintura, pero pone especial empeño en representar todos los detalles con realismo y sin concesiones a visiones románticas o literarias”, añade la directora del Museo Massó. Que no fuese un artista profesional no impide que este oficial fuese un maestro en la acuarela. A lo largo del álbum puede apreciarse una evidente evolución en el dominio de esta técnica, que requiere una gran destreza y cuya ejecución debe ser ágil y no permite correcciones. Son estampas que se podrían definir literalmente como “fotografías pictóricas”.

La identidad de este oficial con vocación pictórica es un enigma. Todo indica que tenía que estar destinado en Ferrol durante la segunda mitad del siglo XIX y que conocía de primera mano todos los lugares representados, de los que tomaba apuntes al natural o realizando las acuarelas directamente, sin proceso preparatorio previo.

Covadonga López, explica que todas las ilustraciones incluyen anotaciones manuscritas identificativas y descriptivas de carácter histórico, que incorporan una fecha de referencia. “Siempre dentro de la segunda mitad del siglo XIX”, añade. Una de las curiosidades es que entre esas acuarelas se intercalan otras páginas en las que el autor pegaba recortes con gravados de destacados compositores y cantantes de ópera del momento. Posiblemente procedían de libretos de la época y denotaban la gran afición de este oficial por el género operístico.

La historia naval sin fin del Museo Massó

El conjunto de botes de cocina, el balde y la tinaja de un velero de mediados del siglo XIX. / Museo Massó

El álbum pertenecía a una familia de tradición militar y vinculada a la Armada. “Cuando se desguazaba un barco los oficiales tenían derecho preferente para quedarse con los objetos que quedaban abandonados a bordo. Por alguna razón el autor de este libreto no se lo llevó consigo y fue recogido por esta familia”, señalan desde la dirección del Museo Massó de Bueu.

Esta misma familia era también la propietaria del segundo conjunto de objetos que acaba de adquirir el museo marinero. Se trata de un grupo de diez botes de la despensa de un velero de cabotaje de la segunda mitad del siglo XIX. Con toda probabilidad procedían de la cocina y del comedor reservado a los oficiales. Están fabricados en madera, con una elaboración muy cuidada y su contenido estaba reservado, según las placas que se conservan, para café, lentejas, arroz, garbanzos, sal fina, pan rallado, pimentón o especias. Productos que no parece que formasen parte del rancho que se le servía a la marinería de la época.

Un detalle de los botes de la despensa de oficiales de un velero de cabotaje del siglo XIX. En las inscripciones metálicas se puede leer "Arroz", "Café" y "Especies".

Un detalle de los botes de la despensa de oficiales de un velero de cabotaje del siglo XIX. En las inscripciones metálicas se puede leer "Arroz", "Café" y "Especies". / Museo Massó

Junto a este botamen se adquirió un cubo y una tina, elaborados en madera de teca y eran utensilios imprescindibles en la cubierta de un barco de la época. “Las tinas se colocaban llenas de arena a lo largo de la cubierta para apagar los conatos de incendio y los cubos servían para baldear”, cuenta Covadonga López. Ambos estaban fabricados en madera de teca, que es muy resistente a la humedad, a las condiciones variables y a la intemperie del medio marino.

La relevancia de esta adquisición se vincula a que es una muestra de la vida cotidiana a bordo de las embarcaciones de aquella época. El Museo Massó tiene una colección “excepcional” porque es la más importante de cuantas existen en España sobre la navegación civil. “Sin embargo, el aspecto de la vida a bordo apenas está representado. La pieza más destacada es un conjunto formado por una gran mesa y las sillas procedentes de una sala de oficiales de un navío mercante inglés del siglo XIX, que adquirió Gaspar Massó hacia 1940”, argumenta la directora.

La historia naval sin fin del Museo Massó

Una de las acuarelas que representa a un barco de vapor de Estados Unidos, en Valparaíso (en Chile) el 31 de marzo de 1866. / Museo Massó

De este modo, con la adquisición de este botamen se incorporan fondos vinculados a una temática que no cuenta con testimonios en las colecciones museísticas españolas. “Su compra es bastante excepcional porque no es posible encontrarlos en el mercado interior porque dentro de lo escasa y tardíamente valorado patrimonio marítimo, aquello que tenía que ver con la vida ordinaria de la tripulación no se le otorgaba, ni se le concede aún, ningún interés”, expone Covadonga López.

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