Las intensas lluvias merman la producción de la miel de floración del eucalipto en la comarca

Los apicultores alertan del futuro de un sector amenazado por el cambio climático, la velutina, la varroa y la miel “low cost” procedente de fuera EArzúa acogió ayer el Día del Apicultor

José María bello en su colmenar de Castiñeiras.

José María bello en su colmenar de Castiñeiras. / Gonzalo Núñez

La miel es una actividad a la que muchos apicultores de la comarca se dedican por afición, pero hay una nueva generación de profesionales que tienen en la venta de este producto de las abejas su medio de vida. Tanto unos como otros viven con preocupación el futuro de sus colmenares al ver cómo la producción va mermando por la plaga de la velutina, que asesina a las abejas; la varroa o el cambio climático. Las intensas lluvias de los últimos meses, por ejemplo, han provocado que las abejas, que progresan con el buen tiempo y el sol, no produzcan y no se ha llegado al nivel idóneo de población para el inicio de la floración del eucalipto, asegura el apicultor José María Bello, tesorero de la Asociación Galega de Apicultores (AGA) y delegado de la entidad en la comarca de O Morrazo. Ayer celebraba el Día del Apicultor, que organizó AGA, en el recinto ferial de Arzúa, con jornadas técnicas, la presentación del Grupo Galego de Cría e Selección de Abella Negra y una feria con una veintena de expositores.

El apicultor Jose María Bello en su colmenar de Castiñeiras, en Bueu.

Jose María Bello observa una de sus colmenas. / Gonzalo Núñez

Bello asegura que, con tanta lluvia, la colmena va a menos en número de abejas y si no se llega a un nivel mínimo de población, con colonias de 10.000-12.000 abejas por colmena, no se produce. En condiciones normales, las abejas empiezan a producir desde diciembre, pero “este año es como si lleváramos ya un mes perdido”. Hay colmenas, añade, que están solo con 2.000 abejas y deben de llegar a ese nivel de 10.000-12.000 para que haya el excedente que es el que aprovechamos los apicultores. Reconoce que ya la plaga de la velutina merma mucho los colmenares, a lo que hubo ahora que añadir este pasado mal tiempo, de tanta lluvia, que no les ha permitido recuperar: “La colmena recupera cuando la abeja sale a trabajar y trae comida”, señala el profesional, volcado desde hace 10 años en el control de la plaga de la velutina.

Precisamente este mes inicia la campaña de control con el reparto de trampas. Ya tiene cerrado el calendario en Moaña, de 11 al 17 de febrero, en colaboración con el Concello; y lo está terminando en Bueu para la semana del 27 de febrero al 3 de marzo., pendiente del Concello de Cangas que el año pasado no la costeó y desde la Alcaldía no se atendieron los requerimientos. Recuerda que la campaña hay que empezarla en marzo y que, de no llevarse a cabo, las consecuencias las van a padecer todos, vecinos y apicultores

Arriba, daniel Currás en un panal del colmenar que tiene en los montes de Meira y a la izda. con un tarro de la miel que produce en la sala de extracción que tiene en Quintela, en Moaña.   | // CEDDIAS POR AIDA MARTÍNEZ

Arriba, Daniel Currás en un panal del colmenar que tiene en los montes de Meira. | / Cedida por Aida Martínez

Si José María Bello representa a esos apicultores que se dedican a la producción de miel por afición, al margen de su trabajo, Daniel Currás Cruz representa al apicultor profesional que vive de la miel que vende. Este moañés trabajaba como electricista y soldador en los astilleros hasta que, hace unos 10 años, lo dejó para cambiar el estilo de vida y hacerse apicultor siguiendo la tradición de su tío y de su abuelo que siempre tuvieron colmenas para autoconsumo. Hace tres años, a principios de 2020 y con motivo del Día del Apicultor, reconocía a este mismo medio de comunicación que era un enamorado de las abejas. Hoy se reafirma en ello y con la experiencia de este tiempo, ya como profesional, con 400 colmenas -para ser profesional tienes que tener más de 150 colmenas- repartidas en los montes comunales de Meira, Moaña y Marín. Continúa vendiendo su miel, a la espera de sacar pronto su marca. Su producción ronda los 3.000 kilos, que es lo mismo que 3.000 tarros que son los que vende por establecimientos de Pontevedra, Vigo y O Morrazo.

Asegura que los años 2020 y 2021 fueron “nefastos” para la producción y que en 2022 algo se mejoró, aunque “tampoco supuso una maravilla puesto que se estropeó la campaña de producción del castaño por las lluvias de junio”.

Abejas en el colmenar de Daniel Currás en Meira.

Abejas en el colmenar de Daniel Currás en Meira. / Cedida Aida Martínez

El cambio climático es uno de los grandes enemigos de la producción de miel, como también el producto que llega desde China, sin una trazabilidad segura. Por eso considera que las administraciones tienen que meter mano en esto porque, de lo contrario, “nuestro futuro está en la cuerda floja”.

Con todo, Daniel Currás Cruz tiene en mente crecer y llegar a las 450 colmenas. Ya está en gestiones para conseguir un par de fincas más. Asegura que hay muy buena relación con las comunidades de montes de la zona y total predisposición “por el beneficio de las abejas para la naturaleza”. Los comuneros le ceden el terreno en alquiler a un precio bajo.

Asegura que sigue enamorado de las abejas, son su pasión, primero porque a él le gusta la naturaleza y después por cómo es su comportamiento y el trabajo de estos animales, de los que admira su inteligencia y cómo trabajan por el bien común.

Cría de abeja negra

Respecto a la plaga de la velutina, reconoce que sí le ocasionaron bajas y mató alguna colmena. Contra eso, está muy volcado en criar reinas, realizando él mismo la selección genética. Se trata de un trabajo de mucha dedicación en la que él tiene que simular una orfandad en una colmena, lo que activa la necesidad de criar en el grupo y en ese momento él introduce los huevos de la mejor genética, que coge de una colmena que haya estudiado con abejas menos agresivas, entre otras cualidades. Él está dentro del grupo de AGA para potenciar la raza autóctona de abeja negra. Asegura que, la introducción de otras especies de fuera, traen después problemas al cruzarse con la autóctona, como de agresividad. En su caso, para la cría de reinas de abeja negra, él siempre utiliza huevos de los panales más mansos y dóciles. Todo lo hace en el bajo de su casa en Quintela.

El apicultor moañés en la colmena.

El apicultor moañés en la colmena. / Cedida Aida Martínez

La zona tiene 935 colmenas, según Medio Rural

Según los datos que maneja la Consellería de Medio Rural, en O Morrazo existen casi un millar de colmenas, en concreto 935, en 70 asentamientos de 50 explotaciones. El municipio con más colmenas es Moaña, con 606 y 38 asentamientos de 10 explotaciones. No es, sin embargo, el municipio con más explotaciones ya que le supera Cangas, con 21, si bien solo tiene 21 asentamientos y 212 colmemas. Bueu figura con 10 explotaciones, 11 asentamientos y 117 colmenas. Es un porcentaje pequeño de colmenas teniendo en cuenta el volumen de la provincia de Pontevedra, con 24.144. En la provincia hay 1.323 asentamientos y 838 explotaciones. Pese a todo, hay un sector muy combativo en O Morrazo para seguir manteniendo viva la tradición y el negocio de la miel. De hecho, José María Bello siempre se ha distinguido por su tenaz lucha contra la plaga de la vespa velutina, que destruye las colmenas; y desde marzo del año pasado es directivo de la Asociación Galega de Apicultura, en el cargo de tesorero. Bello asegura que el sector se sigue manteniendo en cuanto a número de apicultores, aunque dice que las amenazas constantes les hacen estar siempre “en el filo de la navaja”

Un total de 419 nidos eliminados o neutralizados

La Consellería de Vicepresidencia, encargada del control contra la velutina, confirma que en el último año se retiraron un total de 419 nidos, de los que 177 fueron en Cangas, 158 en Moaña y 84 en Bueu. Por lo que respecta a los municipios limítrofes de Vilaboa y de Marín, fueron 76 y 165, respectivamente. En total en la provincia de Pontevedra fueron 6.899, en donde destacan los 808 de Vigo y los 354 de A Estrada. En Pontevedra hubo 415 y en Salvaterra, 221. Ponteareas fue otro de los municipios con más retirada de nidos, 199, al que le sigue Lalín, con 193, Ponteareas y O Porriño, con 191. Vilagarcía figura con 187, Tomiño con 185, Tui, 184; Redondela con 181 y Silleda, con 180. Les siguen Agolada (176), Poio (170) como también Cerdedo-Cotobade; y Sanxenxo (155), entre los que más. La provincia de Galicia con más nidos eliminados o neutralizados fue la de A Coruña, con 10.352. Lugo figura con 2.918 y Ourense, con 2.054.

José María bello ante algunas de sus colmenas en Bueu

José María bello ante algunas de sus colmenas en Bueu / Gonzalo Núñez

"Los apicultores estamos siempre en el filo de la navaja"

José María Bello

— Apicultor de Bueu

Posee 50 colmenas en distintos lugares de Bueu. José María Bello es la cara más visible del sector de apicultura en O Morrazo por su condición de delegado de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) en la comarca, de la que es su tesorero desde marzo pasado; y por su lucha contra la plaga de la velutina y por la defensa de un sector del que asegura que siempre está en “al filo de la navaja”. Este próximo día 11 comienza una nueva campaña de control de la velutina, con trampeo, que arranca en Moaña,con charlas ese día en Meira, en el Club de Jubilados, a las 17:30 horas. El día 13 será en Tirán, en el Centro Cultural Xosé María Castroviejo; el día 15 en el Club de Jubilados de Domaio, a las 18:00 horas; al día siguiente en el Centro Cultural de San Martiño, a las 19:00 horas; y el día 17 en el salón de plenos del Concello, a las 18:30.

Danuel Currás Cruz con un tarro de su miel.

Danuel Currás Cruz con un tarro de su miel. / Cedida Aida Martínez

"Me fascina cómo trabajan las abejas"

Daniel Currás Cruz

— Apicultor profesional de Moaña

Representa al apicultor profesional que vive de la venta de la miel, que produce en sus 400 colmenas repartidas entre los montes de Moaña, Meira y Marín. Produce unos 3.000 kilos que vende por la provincia, sobre todo por Vigo, Pontevedra y O Morrazo. Hace 10 años dejó su trabajo de electricista y soldador naval pra cambiar de estilo de vida y para dedicarse a la miel; ha logrado vivir de ello aunque espera que las cosas mejoren para el sector, muy amenazado por la velutina, la varroa, el cambio climático y la entrada de miel “low cost” de países extranjeros, asegura. Le fascinan las abejas, su comportamiento, su manera de trabajar, su jerarquía, la inteligencia de un animal que asegura que es superior a la del hombre y cómo trabaja en beneficio del bien común de la sociedad.Espera poder crecer y llegar a las 450 colmenas.

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