Los temporales desprendieron hasta el 30% del mejillón de las bateas de Bueu

Las mayores pérdidas se registraron en los polígonos entre Agrelo y Lapamán | La ría de Aldán también pierde entre el 15 y el 20% | Los buenos precios mitigaron el impacto

Un bateeiro en una zona de rocas para recoger mejilla.  |  // FDV

Un bateeiro en una zona de rocas para recoger mejilla. | // FDV / david garcía

No son tiempos fáciles para el sector del mar en ninguno de sus oficios. El aumento de costes, la inflación, los temporales y los enfrentamientos internos son solo algunos de los problemas con los que tienen que lidiar. En esa lista hay otra enorme preocupación: la falta de cría de algunas especies dentro del marisqueo y la acuicultura. Esa es una de las claves para entender la pugna entre bateeiros y percebeiros por la delimitación de zonas vetadas a la extracción de la mejilla, un recurso cada vez más preciado debido a su escasez. Aún por encima hay que sumar las consecuencias de los elementos, que durante los meses del otoño y el invierno provocaron el desprendimiento de entre el 25 y el 30% de la producción de mejillón de las bateas de Bueu y del 15 al 20% en Aldán.

La ría de Pontevedra, tal como es habitual, fue la última en abrir por culpa de la presencia de la toxina. La actividad se recuperó plenamente en la segunda quincena de noviembre, a las puertas de la temporada navideña. Una campaña que fue positiva gracias a los buenos precios registrados, aunque se constató que el mal tiempo se llevó consigo una parte importante de la producción que había en las cuerdas de los polígonos de Bueu y Aldán. “Los bateeiros que colocaron su producto en noviembre tuvieron más rentabilidad que los que lo hicieron en diciembre y los que la vendieron en diciembre lo pudieron hacer mejor que los que la comercializaron en enero”, explican fuentes del sector.

Una descarga de mejillón en el puerto de Bueu tras la apertura de los polígonos.   | // SANTOS ALVAREZ

Una descarga de mejillón en el puerto de Bueu tras la apertura de los polígonos. | // SANTOS ALVAREZ / david garcía

En el caso de Bueu los temporales desprendieron cerca del 30% del mejillón de las bateas. Unas pérdidas que afectaron especialmente a los polígonos Bueu A1 y Bueu A2 –situados entre Agrelo y Lapamán– y que en conjunto superan las 110 bateas. La vecina ría de Aldán también sufrió los efectos de los temporales del otoño y del invierno, aunque un poco menos. Las estimaciones apuntan entre un 15 y un 20%.

Todo esto en medio de un temporal en tierra por la situación de la mejilla. Un recurso que está en estado “crítico”. La campaña se abrió un mes más tarde de lo habitual para facilitar la fijación de la cría a las piedras, pero aún así el pesimismo es más que evidente. “La mayoría de la mejilla disponible en nuestras rías –Pontevedra y Vigo– se recogió durante la primera gran maré del mes de enero, pero se cogió mucha menos de la que es habitual”, explican.

Desde el sector auguran problemas inminentes porque en las próximas mareas todo indica que la cantidad de mejilla disponible será mucho menor. Las fuentes consultadas defienden la necesidad de que la Consellería do Mar abra algunas de las zonas que actualmente están vetadas a los mejilloneros. “Se comprometieron a la apertura de rocas en las que no hubiera presencia de percebe y en las que sí se detectase que había mejilla”, explican fuentes del sector bateeiro de O Morrazo. La Consellería do Mar convocó para el martes una reunión del Consello do Mexillón en la que uno de los puntos incluidos, a iniciativa de la propia administración, es abrir alguna de esas zonas. “De momentos no sabemos cuántas ni cuáles”, añaden.

Una protesta del sector mejillonero en la Praza do Obradoiro, en Santiago.

Una protesta del sector mejillonero en la Praza do Obradoiro, en Santiago. / XOAN ALVAREZ

Ahora mismo en las bateas está la mejilla recogida en 2022, que tiene que ser la cosecha de este año. Un ejercicio en el que la industria corre el riesgo de no poder atender los encargos anuales pactados con las grandes distribuidoras, que se cierran con mucha antelación. Una tensión que repercutirá en los precios. “Por ejemplo, si una industria tiene comprometidas 20 millones de latas con una de esas distribuidoras y se encuentra en riesgo de no poder cumplir con el contrato es probable que esté dispuesta a pagar más por el mejillón para evitar la penalización por incumplir los objetivos”, explican.

El gran problema se intuye de cara a 2024. La actual campaña de la mejilla tiene que ser la cosecha del próximo año, pero sin semilla para engorde no hay cosecha posible. Unas de las consecuencias de esta escasez está llevando a una situación cuanto menos paradójica: el precio de un kilo de mejilla criar está muy cerca del coste de un kilo de mejillón. “Se está convirtiendo en un recurso muy preciado”, concluyen los mejilloneros.

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