Medio centenar de vecinos donan sangre en la unidad móvil desplazada a la localidad

Patricia Camaño, donante: "Es importante porque la sangre no se puede comprar, depende de la voluntad de la gente"

Cola de personas para donar, a última hora ayer en Cangas.

Cola de personas para donar, a última hora ayer en Cangas. / Santos Álvarez

El llamamiento desde la Axencia de Doación de Órganos e Sangue de Galicia (ADOS) para realizar donaciones de sangre debido la falta de reservas, sobre todo de los grupos Cero Positivo y A Positivo, cundió efecto en Cangas, en donde se formó una larga cola de personas ante la unidad móvil desplazada ayer y que hoy volverá a la villa. A primera hora de la tarde, una decena de personas ya aguardaba a que abriera la unidad móvil, en donde repartieron bocadillos y bombones

Manuel Rodríguez es, a sus 59 años, jubilado del mar, pero ayer sobre todo era donante de sangre y del grupo Cero Positivo (0+) que llegó días atrás, junto a la reserva de A Positivo (A+) a niveles críticos en Galicia, por lo que se tuvieron que interrumpir operaciones quirúgicas en los hospitales para dar prioridad a las urgentes. En su caso recibió la llamada de la Axencia de Doación de Sangue (ADOS) con un mensaje en su móvil, como suele ser habitual cuando la unidad móvil se desplaza a la localidad, que realiza de forma periódica durante dos días consecutivos en una semana.

Lleva 14 años de donante. Reconoce que además de contribuir a que haya reservas,la donación también le ayuda a él porque “regenera mi sangre”. Lo hace cada tres meses, que es el plazo que tienen que esperar entre una y otra donación, y siempre que tiene tiempo o que puede por si está tomando algún medicamento. Ayer era uno más en la cola que se formó momentos de que abriera la unidad móvil desplazada y estacionada en la alameda vieja.

Una de las vecinas que ayer acudió a donar a la unidad móvil de ADOS en Cangas, asistida por las profesionales.   | // SANTOS ÁLVAREZ

Una de las vecinas que ayer acudió a donar a la unidad móvil de ADOS en Cangas, asistida por las profesionales. | // SANTOS ÁLVAREZ / Cristina González

La previsión era que los profesionales estuvieran hasta las 21:00 horas, aunque la cola de personas durante toda la tarde y noche, hizo prolongar la jornada. Al final se realizaron 50 donaciones.

La sangre de Cangas llega a los hospitales | S.Á.

José Rodríguez, cangués con sanre Cero Positivo. / Santos Álvarez

"Soy del grupo Cero Positivo, el segundo de sangre más raro, y del que faltan reservas"

José Rodríguez

— Vecino de Cangas, donante dede hace 14 años

Manuel forma parte de una familia de donantes, con su hijo e hija, donante además de médula y órganos, y un sobrino. Él fue uno de los primeros en entrar ayer, pasar por el control previo en donde miden si tu sangre puede ser donada y sentarse durante unos veinte minutos en los sillones de la unidad móvil, para que le extranjeran su raro Cero Positivo y salir luego con un bocadillo y un bombón par comer.

El concejal Tomás Hermelo, ayer en la cola para donar sangre.

El concejal Tomás Hermelo, ayer en la cola para donar sangre. / S.Á.

Detrás de él, en la fila, una cara conocida aguardaba también, era la del concejal de Avante! Tomás Hermelo, que lleva más de veinte años donando: “En Cangas siempre hay gente para donar”, asegura este veterano donante que en alguna ocasión se encontró con otro expolítico en el sillón al lado con el brazo extendido, Era José Luis Gestido. Recoboce que la donación es una cuestión muy personal, no todas las personas lo pueden hacer, hay algunas que por miedo a las agujas; otras por su estado de la sangre.

La sangre de Cangas llega a los hospitales | S.Á.

Carmen García, donante desde 1989. / Santos Álvarez

"Me siento bien colaborando"

Carmen García

— Canguesa y donante desde 1989

En la cola también había mujeres. Ellas solo pueden donar dos veces al año, mientras que los hombres tres, asegura Patricia Camaño, de 48 años, debido a que “el hierro nos baja con más facilidad”. Afirma que no había acudido a donar desde el año pasado y que lo hace desde hace dos décadas: “Un día me lo propusieron, no me hizo daño y seguí haciéndolo”, reconoce esta mujer que destaca la importancia de donar porque la sangre no es algo que se pueda comprar, sino que depende de la voluntad de la gente. Muestra su lado más solidario: “Cualquier día te puede tocar a tí”.

A pocos pasos de Patricia, Rebeca Soliño, de 40 años, esperaba su turno, mientras que una de las profesionales de ADOS repartía alguna mascarilla para las personas que veía que no la habían traído. Rebeca reconoce que casi no se acuerda de cuándo empezó, también lo hizo por probar y dona cada vez que puede. Ayer acudió sin saber el problema que había en los hospitales por la falta de reservas, solo atendió la llamada a su móvil, lo mismo que Carmen García, canguesa de 64 años. Aporta su sangre desde el año 1989, en un primer momento por una necesidad en la familia y después ya se hizo donante: “Me siento bien colaborando”. Sus dos hijos también lo eran, pero tuvieron que dejarlo, como muchas personas, por la grima a la aguja.

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