Los dirigentes del sector bateeiro y la Consellería do Mar pactaron esta semana una especie de tregua en la que se conoce como “guerra de la mejilla”. La campaña de extracción de la cría del mejillón iba a comenzar mañana mismo y desde hace días se preveía tensión debido al enfrentamiento entre mejilloneros y percebeiros. El principio de acuerdo prevé aplazar un mes el inicio de la extracción de la mejilla y negociar una posible ampliación en las zonas de trabajo.
La recolección de mejilla es una tarea fundamental para el sector bateeiro porque se trata de la cría que luego debe crecer en las cuerdas de las bateas. Ante la aparente escasez generalizada de esa cría en el litoral gallego, se ha decidido que en lugar de empezar el 1 diciembre, esa campaña arranque el próximo 2 de enero. Un mes adicional de margen para seguir negociando.
Este principio de acuerdo permite una campaña de Navidad tranquila a los percebeiros, que son la otra parte enfrentada en este conflicto, dada su oposición a que los bateeiros recojan cría donde ellos tienen su percebe.
Posponer la campaña de la cría hasta enero no es el único compromiso alcanzado, sino que en la citada reunión se presentaron informes técnicos que hablan de zonas en las que hay poca producción de percebe. Y en base a ello se decidió que esos lugares sean utilizados para recolectar mejilla, aunque inicialmente ese no fuese el plan.
Esta decisión supone un cambio en la postura de la Consellería do Mar, que el año pasado prohibió la extracción de cría de mejillón en el 17% del litoral y que posteriormente avaló el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Esa postura desató la ira de los bateeiros, que exigen poder recolectar esa semilla como hicieron siempre, sin limitación alguna. Lo que se hace ahora es darles la razón, al menos en parte, concediéndoles alguna zona más para obtener la mejilla que necesiten. Tiempo habrá hasta el 2 de enero para concretarlas y, si procede, ampliarlas.
El decreto de la Consellería do Mar en el que se fijan las zonas vetadas incluye parte del litoral de O Morrazo: la Costa da Vela en Cangas y varios puntos de Cabo Udra y Lagos y el archipiélago de Ons, en Bueu.
Esta nueva decisión de la Xunta de Galicia es, según algunos dirigentes mejilloneros, un posible principio de acuerdo que puede servir para encauzar el fin de la polémica. Un movimiento, dicho sea de paso, que puede indicar que la conselleira Rosa Quintana está dispuesta a rectificar, tratando de evitar así las consecuencias que tendría mantener enfadados a los mejilloneros en vísperas de las elecciones municipales.
Así lo entienden los propios productores, representados en la reunión de anteayer por la Federación de Asociaciones de Arosa Norte, la cooperativa meca Amegrove y la Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega). Ya habían anunciado los bateeiros una “primavera caliente”, garantizando que las medidas de presión iban a ir en aumento en vísperas de las elecciones si la Consellería do Mar no modificaba su postura.
Una postura que ya no era tan firme ayer, cuando se decía desde las bases del sector que “parece que empiezan a solucionarse las cosas”.
La Cofradía de Bueu ve con buenos ojos el proyecto de “long lines” entre Agrelo y Lapamán
Hace unos días la Consellería do Mar publicaba en la plataforma Contratos de Galicia la licitación para instalar seis “long lines” en el polígono Bueu, un sistema con cuerdas en suspensión en el medio marino para recoger cría de mejillón. El proyecto cogió por sorpresa al sector bateeiro y a la Cofradía de Bueu, que aseguraban desconocer las intenciones de la consellería. El patrón mayor del pósito, José Manuel Rosas, solicitó aclaraciones al departamento autonómico y en principio las explicaciones parecen convencerle.
“Se trata de buscar otras alternativas para la cría del mejillón y no afecta al sector de la pesca de bajura. Todo lo que redunde en reducir la recogida de mejilla en banco natural [en las propias rocas] nos parece bien”, explica el recién reelegido patrón mayor bueués. La iniciativa que promueve la Consellería do Mar consiste en la implantación de este sistema de “long lines” en una cuadrícula del polígono mejillonero y que actualmente esta vacía.
La superficie abarca 10.000 metros cuadrados y cada “long line” estará formado por dos líneas madre, de las que colgarán las cuerdas que deben servir como colectores de mejilla, con una longitud máxima de seis metros. El presupuesto roza los 300.000 euros y si el sistema funciona la intención de la Consellería do Mar es exportarlo a otras zonas de Galicia.
