La sociedad Espiñeira de Inversiones, encabezada por el vecino de Bueu Balbino Fraga Casaleiro (natural de Beluso), negocia oficialmente la venta de su segundo poblado en Castilla y León destinado a usos de turismo rural. Hace unas semanas la empresa cerró la venta por 300.000 euros de la aldea de Salto de Castro, en Zamora, y ahora vende otro pueblo reconvertido en un gran complejo de turismo rural en Salamanca. Se trata de Salto de Saucelle, al lado del río Duero y en el Parque Natural de Arribes del Duero. El lugar incluye 26 casas rurales de entre uno y tres dormitorios, un hotel de 10 habitaciones, una hospedería con 17 habitaciones dobles, una iglesia consagrada para celebrar bodas y hasta un helipuerto. El precio de salida es de casi 5 millones de euros y de momento parece que hay tres inversores internacionales interesados, con propuestas desde Alemania, Arabia Saudí y Gran Bretaña.
Al igual que Salto de Castro esta aldea se levanta sobre un poblado que construyó a mediados del siglo XX la empresa Iberduero (ahora Iberdrola) para albergar a los trabajadores de la presa y central hidroeléctrica de Saucelle, que se encuentra en el Parque Natural de Arribes del Duero. La principal diferencia es que mientras Salto de Castro se encontraba abandonado –el propio Balbino Fraga reconocía a FARO que el proyecto inicial no se pudo llevar a cabo– Salto de Saucelle se está totalmente rehabilitado y operativo. “Es una muy buena inversión, ya que sin hacer ninguna rehabilitación puede dar una rentabilidad de hasta el 4%”, sostienen desde Royal Invest Madrid, la consultoría que al igual que en el caso de Salto de Castro se encarga de las negociaciones. “Con una inversión de un millón de euros más podría llegar a multiplicarse esta rentabilidad anual”, añaden.
La aldea de Salto de Saucelle se encuentra a menos de un kilómetro de la frontera con Portugal, lo que la hace aún más interesante para los inversores internacionales. Una de las interesadas es una cadena inglesa de hoteles que está especializada en organizar viajes a la zona de vinos de Porto. “Se puede cruzar caminando hasta Portugal y estás al lado de los mejores viñedos de Porto. Y a 25 minutos está la población de Barca D’alba, de donde salen y llegan cruceros fluviales que van hasta la ciudad portuguesa”, explican.
Entre los posibles compradores que mostraron interés en la propiedad de Espiñeira de Inversiones hay también un grupo de Alemania vinculado al turismo ecológico y otro de Arabia Saudí, que estaría interesado en aprovechar la oportunidad si se puede reactivar el helipuerto del que dispone el complejo de AldeaDuero. “Ya fue utilizado en su momento por la Guardia Civil para trasladar a la zona a personalidades de renombre”, explican desde la consultora que lleva las negociaciones.
La aldea ocupa una superficie de casi 190.000 metros cuadrados, con 5.500 metros cuadrados construidos. El complejo de AldeaDuero incluye piscina; pistas de tenis, fútbol y baloncesto; cafetería; un restaurante con aforo para 150 personas y otro en el hotel con capacidad para 60; y amplias zonas verdes. También dispone de instalaciones para reuniones y eventos, como dos salones en el hotel con aforo para 80 personas; dos aulas para presentaciones y cursos con capacidad para 80 asistentes; o dos salas de reuniones en el hostal para 50 personas. Uno de los atractivos de AldeaDuero es que debido a su ubicación y entorno natural es un enclave muy demandado para la celebración de bodas. Para ello cuenta con la iglesia de San Pedro, que está consagrada y en perfecto estado.
La propiedad afronta de esta manera el segundo intento de venta. La primera negociación fue antes del COVID y en aquel momento las cifras que se manejaban rondaban los 7 millones de euros. No obstante, con la pandemia el interés decayó y la venta no llegó a concretarse.
Las fuentes consultadas subrayan que el poblado y complejo turístico de AldeaDuero está en condiciones de ser explotado y ocupado desde el mismo momento de la venta. “Las instalaciones están operativas y hay un equipo de mantenimiento, que incluye jardineros y demás personal, que reside allí de manera permanente, aunque no sea temporada alta”, explican los representantes de Espiñeira de Inversiones.