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El comercio vive “con resignación” el Black Friday

Fecimo reconoce que las tiendas de proximidad no pueden vivir todo el año de rebajas, aunque da libertad a sus socios para que las apliquen

Un establecimiento de ropa de Cangas con el cartel del Black Friday. Gonzalo Núñez

La Federación de Comerciantes de O Morrazo (Fecimo) sigue contraria a la campaña de rebajas que marca la nueva tendencia del Black Friday, una tradición que se exporta de Estados Unidos, con la que se inaugura la temporada de compras navideñas tras Acción de Gracias. “El pequeño comercio no puede vivir todo el año de rebajas”, aseguran en Fecimo que, sin embargo, da libertad a sus socios para secundar estas promociones.

Con “resignación”. Así asegura el gerente de la Federación de comerciantes e industriais do Morrazo (Fecimo), Rodrigo Pastoriza, la moda de rebajas del Black Friday, cuyo día, propiamente dicho, es este viernes, en lo que en Estados Unidos se denomina Viernes negro, por los importantes problemas de tráfico que esta campaña genera en las carreteras. “Este tipo de campañas, nacidas en USA, son difíciles de asumir por el pequeño comercio que no puede vivir todo el año haciendo rebajas”, añade Pastoriza.

Aunque desde Fecimo no se promueve el Black Friday, su gerente reconoce que hay autónomos que sí se adhieren a estas rebajas “porque se sienten obligados”. Pero hay otros que no lo hacen y reclaman un consumo más responsable: “Desde la Federación tenemos claro que es una campaña que daña las cuentas del comercio local y no promovemos este tipo de promociones”. De todas formas, Fecimo da libertad a cada asociado para aplicar la política comercial que estime oportuna en su negocio. Y en la calle, sí hay comercios que lucen los distintivos de rebajas Black Friday, tampoco de forma masiva.

Otro cartel que extiende el “Black” a varios días de la semana. G.N.

Apoyo de los concellos con bonos

Desde Fecimo sí se está pidiendo apoyo de los Concellos al sector del pequeño comercio, eje central de la economía de estas localidades que conforman la Federación, con campañas de incentivo al consumo, como las desarrolladas con los bonos comercio, para involucrarse en el desarrollo comercial de las villas. Pero una vez que la crisis de la pandemia del COVID se va alejando, desde los Concellos ya no se contemplan esas campañas de bonos, que organizaron de forma extraordinaria por la pandemia para activar las compras, en las que Cangas y Moaña destinaban 100.000 euros para bonificarlas; y Bueu 50.000. Moaña descartó bonos este año ya que entiende que el comercio es competencia de la Xunta y solo en casos excepcionales, como el de la pandemia, pueden hacerlo los Concellos de menos de 20.000 habitantes, señala la edil de Comercio, Coral Ríos. La alcaldesa de Cangas, Victoria Portas, había anunciado la aprobación de otros bonos para este año, pero supeditados a un presupuesto que el gobierno, en minoría, no logró sacar adelante.

El gerente asegura que aunque desde los Concellos les respondan que ellos no tienen las competencias en comercio, ya que es autonómica, “creemos que sí tienen mucho que decir en áreas transversales como la movilidad, el urbanismo y otras muchas”. En estos momentos, el único bono en vigor es el Bono Activa Comercio de la Xunta, al que pueden seguir sumándose los comerciantes hasta el 30 de este mes y que permite a los clientes descuentos de 30 euros en sus compras en los establecimientos de proximidad hasta el 31 de diciembre (descuento de 5 euros en compras entre 20 y 30 euros; de 10 para compras desde 30 euros e inferiores a 50 y de 15 si superan los 50 euros). La Xunta destina 5 millones de euros para movilizar 17 en ventas. En la comarca de O Morrazo hay unos 200 establecimientos adheridos en esta campaña del Bono Activa (60 en Cangas, 51 en Moaña y 48 en Bueu).

Rodrigo Pastoriza asegura que el comercio vive una situación delicada por la mala salud arrastrada desde hace tiempo por las compras por internet, en grandes superficies por el low cost y calidades inferiores y ahora por la inflación y el aumento de tipos de interés que reduce el poder adquisitivo de las familias. Reconoce que hay cierres de establecimientos, pero las aperturas iban compensando, aunque cada vez cuesta más que salgan los números. Sobre la normativa del horario de iluminación de los escaparates, asegura que se está cumpliendo aunque ya se hacía antes de la imposición “porque los costes de la electricidad eran insostenibles para todos”.

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