La sucesión de borrascas de las últimas semanas hizo un alto en este inicio del mes de noviembre, una fecha en la que la ciudadanía acude a los cementerios a honrar a sus seres queridos ya fallecidos. El buen tiempo facilitó que miles de personas acudiesen a los camposantos municipales y parroquiales de Cangas, Moaña y Bueu a poner flores o a asistir a algunas de las misas que se celebran entre hoy y mañana con motivo del Día de Todos los Santos y de Difuntos.
La tradición de acudir en estos días tan señalados a los cementerios se mantiene viva, pero sobre todo gracias a los mayores. Cada año se detecta un progresivo descenso en la afluencia, algo que por ejemplo en casos como el de Bueu se percibe en que ya no son necesarios los dispositivos especiales de tráfico. “Lo tenemos todo preparado, aunque desde hace años no hay necesidad de colocar las señales ni desviar el tráfico”, explican desde la jefatura de la Policía Local.
La festividad de Todos los Santos y Difuntos en Cangas está empañada por la polémica entre el párroco y algunas de las cofradías y hermandades de la Semana Santa, aunque estos días parece que se han dado una tregua para no echar más leña al fuego. En la excolegiata se celebra hoy la misa diaria, a las 9 de la mañana, a la que seguiría otra de funeral, a las 10.15 horas, así como una procesión posterior si la meteorología lo permite. Por la tarde, está anunciada la misa de difuntos a las 19.30 horas.
En cuanto a la afluencia de personas, los habituales de esta cita apuntan que está siendo “más moderada y escalonada” que antaño en jornada festiva, y los dispositivos de tráfico se limitan a una mayor señalización y un discreto control policial. Las mayores aglomeraciones se registraron con el sol de mediodía y a lo largo de la tarde, tanto en el cementerio municipal de la calle San Xosé como en los de las parroquias de Aldán, Coiro, Darbo y O Hío. Para hoy, día de Difuntos, tampoco hay previsión de que se produzcan aglomeraciones.
En Moaña la festividad de Todos los Santos estuvo marcada por la misa en honor a los difuntos del municipio, recuperada en 2021 y que se celebró a las cinco de la tarde con el párroco de O Carme, José Luis Muñiz, oficiando la ceremonia en la capilla del camposanto de Trigás. El Concello se encargó de la megafonía.
La misa contó con cientos de fieles que llenaron por completo las sillas en el patio cubierto. Muchos siguieron la ceremonia al aire libre y de pie, rezando por sus seres queridos ya fallecidos. El tiempo respetó y la lluvia no hizo acto de aparición en toda la tarde.
La Policía Local dispuso de operativo de tráfico en el entorno de los cementerios. En el más grande, de Trigás, se habilitó un circuito de dirección única para el tráfico rodado, reduciendo así el riesgo de atascos.
También se vistieron de gala los cementerios parroquiales de Tirán, Meira y Domaio, a donde acudieron decenas de vecinos de estas localidades a lo largo de toda la jornada de ayer.
Desde Bueu aprovecharon estas fechas no solo para poner a punto los cementerios del municipio. Con la colaboración del profesor e historiador local Arturo Sánchez Cidrás desde el Concello echaron mano del archivo para poner en contexto la historia de estos espacios. La construcción de los cementerios de Bueu se remonta a finales del siglo XIX, cuando se obliga a los ayuntamientos a ofrecer el servicio de enterramiento a sus vecinos. Hasta entonces, las necrópolis se consideraban una parte integrante de las iglesias parroquiales y le correspondía a las autoridades eclesiásticas el deber de fijar los lugares donde se debía dar sepultura a los fieles.
El más antiguo de los cementerios del municipio es el de Beluso, que data de 1863 y a continuación está el de Cela, que es de 1893. Entre medias se construyó el hoy llamado cementerio antiguo de Bueu, que estaba situado al lado de la iglesia parroquial y que en breve se convertirá en una zona ajardinada.
Este camposanto fue clausurado hace décadas, después de que se construyese el actual cementerio de A Portela, que es el más grande del municipio y que fue inaugurado en 1964. Este mismo año fue objeto de una ampliación de urgencia, con más de 100 nuevos nichos, a la espera de que se pueda acometer una obra más ambiciosa y vinculada a la ampliación del polígono de Castiñeiras. A ellos hay que unir los camposantos de la aldea de Ermelo y el de la isla de Ons, que se encuentra clausurado.
