Las investigaciones de la Guardia Civil en torno a las explosiones con las que, a principios de septiembre, se reventaron dos cajeros de la misma entidad bancaria, la primera el día 1 en O Hío, Cangas; y la siguiente, el día 2, en Pazos de Borbén, se van estrechando cada vez más en torno a los autores de dichos actos, cuya finalidad era el robo de dinero, si bien no se llevaron ningún botín. Eso sí, debido a la magnitud de las explosiones, los autores ocasionaron daños importantes en los cajeros y en las entradas a las entidades bancarias.
Los Técnicos Especialistas en Artefactos Explosivos (Tedax) de la Guardia Civil fueron los responsables de inspeccionar los lugares y la Policía Judicial inició unas pesquisas de las que se sabe que el material utilizado fue pólvora. Esto permite, según ha podido saber este periódico, seguir la trazabilidad que ha tenido este explosivo, utilizado como material pirotécnico, y que tras los atentados del 11-M de 2004, su comercialización está muy controlada y registrada. La pólvora se usa habitualmente para todo el material pirotécnico, de ahí que las investigaciones para identificar a los autores podrían concluir de manera positiva.
Los asaltantes escogieron entidades bancarias en lugares de poca población, como O Hío y Pazos de Borbén. La de O Hío ocurrió un jueves, a las 5 de la madrugada. La entidad ocupa el bajo de un edificio de viviendas aunque ninguno de sus vecinos resultó dañado. Sí que algunos se despertaron al oír el fuerte estruendo en medio de la noche, pero lo único que vieron los vecinos, según manifestaban ya por la mañana, fue un coche a la fuga.
Una vez que llegaron las fuerzas el orden, se comprobó que los autores no habían cumplido su objetivo de llevarse el dinero de la caja fuerte del cajero, que, sin embargo, quedó totalmente destrozado, como también el acceso al banco. El hecho de que se atacara una oficina que solo abre dos días a la semana y que muchas veces tiene el cajero fuera de servicio, a lo que habría que añadir que se fueron sin botín, hacía pensar que se trataba de personas con poca experiencia en este tipo de asaltos, aunque se temía un nuevo intento en la provincia.
Así fue, al día siguiente, viernes 2 de septiembre, y a la misma hora de la madrugada, se supone que los mismos autores lo intentaron en el cajero de Pazos de Borbén, de la misma entidad bancaria, y en donde ocasionaron también cuantiosos desperfectos. La entidad, como también la de O Hío, estaba en las inmediaciones de una iglesia, en este caso de Moscoso.
La última legislación en materia de explosivos es el real decreto 130 de 2017, de 24 de febrero, por el que se aprobó un reglamento, cuyos capítulos V y VI se regula la comercialización y el control de mercado. Solo podrán vender explosivos las personas autorizadas –físicas o jurídicas– que sean titulares de un depósito de productos terminados, integrado o no en una fábrica de explosivos o que cuenten con una autorización expresa para la distribución de los mismos. Excepcionalmente las armerías pueden adquirir determinados productos explosivos que se usan igualmente en el sector de la cartuchería, siempre que estén incluidos en el alcance de las autorizaciones manteniendo en vigor y actualizada la correspondiente póliza de responsabilidad civil. El reglamento obliga, entre otras muchas cuestiones, a que las instalaciones de fabricación o comercialización designarán a una persona encargada de los libros de registro comunicándolo a la Intervención de Armas y Explosivos de su demarcación. Una solicitud de pedido debe realizarse con una antelación de al menos 24 horas a través de la sede electrónica de la Secretaría de Estado y Administraciones Públicas del Área Funcional de Industria y Energía de la Delegación o Subdelegación del Gobierno, previa presentación de su autorización como consumidor de explosivos.
