Enrique Balsera tiene 57 años, seis de los últimos dedicados a recorrer medio mundo peregrinando sin prisa, al ritmo que solo las personas que lo han dejado todo atrás pueden permitirse. Ya es conocido como “el peregrino más famoso del mundo”, una calificación que se ha ido ganando a través de los medios de comunicación y de su paso por las diferentes localidades a las que llega. Y es que no es para menos, ya que desde hace tres años viaja acompañado del burro Espíritu Santo, "de apellido Amén, como añade el cordobés entre risas cada vez que alguien le pregunta acerca del animal.

Estos días recorre el sur de Galicia y este viernes ha llegado a Bueu después de peregrinar por Marín y Pontevedra. Cuando recaló en la ciudad del Lérez, atrajo la atención de numerosos viandantes, al igual que ha hecho hoy en la villa marinera de O Morrazo, donde se dejó ver por la plaza de abastos.

A la Boa Vila llegó el martes de esta semana y pasó por la capilla de A Peregrina. Al atardecer realizó un buen descanso en la Praza de San Xosé, donde aprovechó para disfrutar de una de las terrazas de hostelería mientras Espiri descansaba junto a una farola haciendo las delicias de grandes y pequeños. El miércoles llegó a Marín.

Enrique Balsera junto a “Espíritu Santo” en la Praza de San Xosé de Pontevedra. | // FDV Ana López

Fueron muchísimas las personas que se acercaron hasta ambos para preguntar, sobre todo, por la historia del burro, aunque también con la curiosidad de conocer los motivos que han llevado a Balsera a peregrinar durante años.

De Galicia se dirige hacia Roma, otra ciudad santa como Santiago

Este 2022 ya ha recorrido Extremadura y las cuatro provincias gallegas, llegando a Santiago de Compostela en pleno Año Santo. Siempre incluye algún destino importante a nivel espiritual, de ahí que el mapa de sus vivencias ya cuente con Compostela, Fátima, Caravaca de la cruz y Santo Toribio de Liébana. ¿El próximo destino? Roma.

Balsera nunca dice que es su burro, ya que en su opinión “nadie es propiedad de nadie”

“De aquí me voy a Roma”, confiesa. También en esta ocasión lo hará al ritmo de su amigo Espíritu Santo y Amén, regalo de un hombre al que conoció en Castellón hace tres años. Balsera nunca dice que es su pollino, ya que en su opinión “nadie es propiedad de nadie”. Prefiere verlo como un fiel y buen compañero.

Con él tiene la costumbre de dormir a las puertas de las iglesias, el lugar más seguro y del que nunca serán expulsados. Además, el cordobés afirma que cada vez que llega a un lugar nuevo se pone en contacto con las autoridades locales para informarles de que se encuentra allí en compañía del asno. Por el momento nunca ha tenido ningún problema al respecto, y es que el animal es de buen carácter y se hacer querer, como así demuestra allá por donde pasa, dejándose acariciar constantemente.

Promesa tras superar una paraplegia

En su etapa previa a su actual forma de afrontar el día a día, Balsera tenía un nivel alto de vida al volante de un Lamborghini, pero sufrió un accidente que le dejó parapléjico, y se hizo una promesa radical en el caso de que pudiese volver a andar. Y lo consiguió hace cinco años. Desde entonces, la vida de este cordobés es un peregrinaje continuo a pie acompañado por su burro Espiri y sin un rumbo fijo. Viaja sin dinero y no pide, aunque acepta la generosidad de las personas con las que se encuentra para comer, asearse o dormir. “Solo tengo tiempo, libertad y una mochila, que pesa menos que la de mucha gente”, afirmó a FARO.