Para Protección Civil es su particular jornada de puertas abiertas, pero con equipos y material foráneo, para que los ciudadanos conozcan los rostros de las personas que están detrás de los operativos para apagar incendios y los equipos que se utilizan. También para mostrar medios como la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, que estuvo ayer en el muelle de pesca de Cangas.
La llegada del helicóptero a la explanada de Ojea causó gran sensación, con numeroso público que había aprovechado el buen tiempo para aproximarse a ver uno de los helicópteros que se utilizan para apagar incendios. Los ciudadanos mostraban su curiosidad y se imaginaban los esfuerzos de estas personas que desde el aire luchan para sofocar incendios. Unos incendios que, según el jefe de la Unidad de Investigación de Incendios Forestales, Carlos Magariños fueron a menos en este Distrito 19 al que pertenece Cangas desde que se empezaron a investigar.
Magariños manifestó ayer en la conferencia que ofreció en el salón de plenos que el año de más incendios en Cangas fue el 1995, con 45, y también fue el año que más hectáreas se quemaron, más incluso que aquel famoso verano del 2006, que teníamos en mente como el más pavoroso. Explicó que los incendios se investigan con una lectura inversa, desde el lugar en el que terminan hasta el que empezó.
Esta celebración del patrón de Protección Civil de Cangas, el Cristo de la Pila, se cierra hoy con los actos de reconocimiento a instituciones y personas que colaboran con Protección Civil. Así, este año se reconoce a Manuel Garrido Pérez, subinspector de Seguridad Marítima de Vigo, a la Unidad de Investigación de Incendios Forestales (UIFO) y al Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Los reconocimientos fueron acordados en sesión de la junta directiva del 4 de agosto de 2022. Al final de este acto, que se celebra en el salón de plenos de Cangas, se servirán unos pinchos de confraternización.
“Los incendios siempre se apagan desde tierra”
Uno de los grandes atractivos ayer fue la presencia del helicóptero de la base helitransportada contra incendios de Campiño, en Pontevedra, precisamente el mismo aparato que participó en las labores de extinción del fuerte incendio ocurrido en agosto en Meira y en julio en Arneles, en Cangas. Entre los presentes estaban Alfredo Couceiro, agente ambiental y uno de los responsables de guardia de la base; y el piloto Javier Colinas, de Salamanca, de donde es la empresa “Air Words”contratada por la Xunta para la extinción aérea de incendios. Colinas asegura que los incendios se apagan siempre desde tierra y que ellos arrojan el agua en donde les van comunicando desde tierra. “Brigada y helicóptero forman un binomio”, asegura Couceiro, para ir rompiendo el triángulo del fuego “la brigada avanzando por el perímetro sofocando el fuego con sus herramientas y el helicóptero apoyando desde el aire con descargas de agua”. Reconoce que la dificultad de estas brigadas es que despegan hacia lo desconocido. Añade que la extinción de un incendio supone también mucho estrés, por la baja visibilidad debido al humo y por que en el aire pueden estar varios aviones y helicópteros. Un avión, además, es de ala fija y necesita velocidad. En la explanada de Ojea mostraron el interior del helicóptero al público que se acercó, sobre todo muchos niños, y también, el material del que disponen las brigsadas para la extinción, así como el bambi o balsa con la que el helicóptero recoge el agua para echar sobre un fuego. Ese bambi tiene una capacidad de 1.500 litros. La temporada de incendios ya se va acercando a su final. Este mes de septiembre ya es extraordinario, ya que la temporada propiamente dicha es del 1 de junio al 1 de septiembre, aunque todo depende también de las condiciones meteorológicas. Reconocen que ha sido un verano de incendios en Galicia, sobre todo en la zona Macizo Central de Ourense y Valdeorras.
