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"La ermeloíta ayudará a valorar la riqueza del monte"

Comuneros de Moaña y vecinos de la villa de Ermelo, en Bueu, acogen con “ilusión” el hallazgo de una especie de fosfato que todavía no estaba catalogada

Comuneros de Moaña con el Monte do Xestoso al fondo, en donde apareció el mineral. Sántos Álvarez

La “ermeloíta”, el nuevo mineral inédito en el mundo y que fue descubierto en el monte de O Xestoso, en Moaña, aunque no muy lejos de la aldea de Ermelo, en Bueu, puso a los montes de O Morrazo en el mapa de los amantes de la geología.

En el propio Ermelo, aunque la mayoría de los vecinos todavía desconocían la noticia a lo largo de la mañana de ayer, las reacciones variaban entre los que se preguntaban si el descubrimiento traería algún beneficio para la aldea y los que temían que afectase a los montes por una posible extracción, aunque respiraban aliviados al conocer que se había encontrado una cantidad muy pequeña de este especial fosfato de aluminio monohidrato.

La pequeña muestra encontrada del mineral. / USC

Aunque con el nombre de una aldea de Bueu, el emplazamiento en el que se encontró es terreno comunal de Moaña. El presidente de los comuneros, David Faria, mostraba ayer su sorpresa por el hallazgo y aseguraba que no se les comunicó nada del mismo durante estos dos años de análisis de la muestra recogida. De todas formas, los comuneros se muestran ilusionados con este descubrimiento. “Fue una sorpresa para bien creo. Nos enteramos por la prensa a primera hora de la mañana. Nunca está de más cualquier impulso para el cuidado y la puesta en valor del monte y su riqueza”, indica.

Entienden, los comuneros, que cualquier implicación para el monte moañés de la “ermeloíta” tiene que ser buena. “Es el cuarto que encuentran en Galicia por primera vez. Esperemos que atraiga gente al monte aficionada a la geología. Es una forma más de promocionar nuestro monte y el patrimonio que contiene”, concluye David Faria.

La ladera moañesa del monte, con la Ría de Vigo al fondo. / S.A.

Entre los vecinos de Ermelo, por su parte, la sorpresa era generalizada. “Me parece genial que le pusieran el nombre de Ermelo, pero no sabíamos nada. Todo lo que sea promocionar a Ermelo me parece una buena idea. Solo espero que no traiga preocupaciones por algún intento de extracción en monte comunal”, explicaba una vecina que paseaba con su perro por esta aldea de la zona alta de Bueu.

Desde la ventana de su casa otra vecina trataba de identificar “en qué parte del monte se pudo encontrar. Sé que estuvieron haciendo una limpieza de pinos, pero no creo que tenga nada que ver”. Está convencida de que pasados unos días “el descubrimiento se conocerá mucho más, porque todos empezarán a comentarlo. De momento nos cogió de sorpresa. Igual hasta atrae turistas a la zona. Es una sorpresa que no puede parecerle mal a nadie”, añade. Se declara comunera de Ermelo “en donde tenemos poquito terreno en man común”.

Concretamente la reacción de la pequeña comunidad de montes de Ermelo fue positiva. Su presidente, José Manuel Estévez, explicaba ayer que “todo lo que sea promocionar a Ermelo es algo bonito, aunque no apareciese de este lado del monte. Es un atractivo más para toda la zona”, apuntó. Se muestra convencido de que no habrá consecuencias negativas “porque solo encontraron una muestra pequeña, por lo que tengo entendido”. La de Meiro es la comunidad de montes en man común más pequeña de O Morrazo, con solo 12,5 hectáreas de superficie forestal.

Otra vecina echaba mano del humor para señalar que “la pena es que no encontrasen una mina de oro en el monte”, entre risas de otros residentes en la aldea.

Otro vecino, el único que se bajó en la parada de autobús frente a la iglesia de Ermelo, se mostraba escéptico. “La verdad es que todavía no escuché nada”, señalaba mientras le costaba explicarse que un mineral pase a tener el nombre de su aldea a partir de ahora.

En las fincas que rodean el núcleo de viviendas, cerca de la carretera que circula hasta Moaña, una pareja de vecinos recogía hierba en compañía de varias ovejas y un burro que crían. “Ahora tenemos, el oro, la plata y la ermeloíta”, comentaba con humor Pepe. Su mujer señalaba que “tendría importancia si diera beneficio para la aldea, pero supongo que no afectará ni para bien ni para mal”.

Entre las explicaciones que se daban los vecinos para la aparición de este mineral no faltaba un clásico: “Seguro que un día cayó un meteorito en este monte y fue lo que encontraron”, señalaba un vecino con orgullo.

Único en O Morrazo

El descubrimiento de la ermeloíta la convierte en el único de los minerales que se identificaron por primera vez en Galicia que procede de O Morrazo. Los aparecidos en el siglo XIX se vieron en primer lugar en el Cabo Ortegal –en el caso de la morenosita–, en el municipio lucense de Cervantes –la cervantita– y en otro área costera en el caso de la bolivarita, como explicaban ayer los investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela (USC).

La ermeloíta está ya oficialmente reconocido por la International Mineralogical Association (IMA), tras dos años de profundos estudios desde todos los ángulos posibles para determinar que sus características no se replican en ningún otro mineral descubierto hasta la fecha.

Presenta una apariencia microangular y de un tono casi blanco. Los expertos señalan que se trata de un fosfato de aluminio del grupo de la kieserita y que cristaliza como monoclínico.

Óscar Lantes, en las dependencias de la Universidade de Santiago. / FdV

“Realizamos análisis al mineral durante dos años, porque no coincidía con nada conocido”

Óscar Lantes Suárez - Unidad de Arqueometría y Caracterización de Materiales de la USC

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Óscar Lantes Suárez es el responsable de la Unidad de Arqueometría y Caracterización de Materiales de la USC y dirigió los análisis que descifraron el carácter inédito del mineral encontrado en el monte entre Moaña y Bueu y que ahora se llama “ermeloíta”.

–El mineral lo encontraron Carlos Rodríguez, Moisés Núñez y Manuel Cerviño. ¿Es habitual que aficionados se pongan en contacto con la USC cuando encuentran minerales?.

Conozco personalmente a Carlos Rodríguez. Tenemos una red de mineralogistas aficionados como colaboradores y que tienen mucha experiencia en recorrer Galicia y tienen un gran conocimiento de la mineralogía. Carlos es un especialista. Cuando encontraron el mineral, por su conocimiento de campo, ya vieron que podría ser algo relevante o por lo menos diferente, pero no estábamos seguros de lo que podía ser.

–¿Tardaron mucho en darse cuenta de que tenían en sus manos un mineral no identificado hasta la fecha?

La recogida fue hace unos dos años. Desde entonces se hicieron muchas pruebas de todo tipo. Pero en cuanto empezamos a hacer análisis ya no coincidía con nada y al principio pensamos que podía ser una error de la analítica pero al repetirlas vimos que no. Al fin recibimos la confirmación de que es algo nuevo. Pero tampoco fue una casualidad. Nosotros llevamos muchísimo tiempo analizando minerales que nos facilita gente experta y siempre vamos directamente a por cosas que pueden ser extrañas. Colaboramos con el Museo de Historia Natural, con su colección, y también tenemos una colección propia y sometemos a cada uno de los minerales a una batería de análisis.

–En Galicia solo se descubrieron cuatro especies de minerales inéditos en la historia, y las otras se remontan al siglo XIX. ¿Es algo tan infrecuente?

A nivel mundial podemos hablar, al menos, de 20 o 30 descubrimientos cada año. No es algo muy frecuente. La mineralogía lleva siglos de trabajo y las especies mayoritarias están todas descritas. Lo que aparecen ahora son especies que están en pequeña cantidad, escondidas o pasan desapercibidas. De las tres en Galicia, una de ellas está puesta en cuestión ahora mismo, eso puede pasar muchas veces. La investigación durante mucho tiempo no se hizo a este nivel de detalle, más bien destinada a la minería o al rendimiento económico.

–Apareció en la ladera de Moaña del monte. ¿Por qué se eligió para el nombre la aldea de Ermelo, en Bueu?

–Es el pueblo principal del monte en el que fue localizado, por eso el mineral se llama ermeloíta. Sus coordenadas geográficas no dejan lugar a dudas de que apareció en Moaña, aunque Ermelo quede próximo.

–Una vez recogida la muestra, ¿se encontraron más restos de este mineral?

Estuvimos prospectando e intentando localizar especímenes parecidos. Hay cosas parecidas pero de esta especie solo la muestra que se analizó. Se trata de una pieza muy pequeña, de solo unos miligramos e incluido en una masa. Contamos que en ese área o en otras zonas con formaciones geológicamente parecidas pueda aparecer más. Estaba formando parte de la roca. No se trabaja con minerales que aparezcan sueltos porque pueden proceder de desmontes de otro lugar.

–La ermeloíta es un fosfato de aluminio. ¿Se aventuran a adelantar alguna posible aplicación industrial de este mineral?

Es un fosfato de aluminio que está cristalizado. Es muy poca cantidad y de momento no tenemos que pensar en aplicaciones, sino en el descubrimiento científico y en ver si se reproduce y aparecen vetas mayores en otros lugares. Pueden pasar meses o años para descubrirlo en otro sitio. Las aplicaciones de momento están fuera de nuestro alcance, lo único que podemos decir es que encontramos una especie nueva e identificarla.

–Se podrá ver pronto en público?

–En 2023 haremos una exposición en el Pazo de Fonseca y una de las estrellas será la ermeloíta.

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