Las gallegas Ánxela Baltar y Violeta Mosquera son una de las grandes sensaciones en la escena del rock en España y llegan por primera vez a Bueu, donde presentarán su tercer disco, “Maleza”
–Ya llevan unos cuantos años sobre los escenarios, pero esta será la primera vez que toquen en el Festival SonRías Baixas de Bueu. ¿Cómo fue la invitación para tocar en uno de los festivales de ‘casa’ y cuáles son las sensaciones antes de ‘debutar’ en el SonRías?
–Mucha ilusión. Se trata de un festival de referencia en Galicia, y al que además habíamos ido como público en más de una ocasión. Además nos molan un montón de bandas del cartel... ¿Qué más podemos pedir?
–A ustedes la pandemia les cogió con su tercer disco, “Maleza”, a punto de salir a la venta y con los primeros singles ya publicados. ¿Cómo hicieron para poder sacar adelante un proyecto que ya tenían listo y volver a la carretera?
–Sí, aunque “Maleza” se grabó en 2019, las circunstancias provocaron que su estreno fuese en 2021, tras retrasar la fecha en varias ocasiones. Por suerte el recibimiento fue muy bueno y eso nos dio muchísima energía y ganas de seguir adelante con el proyecto a pesar del panorama. En 2021 pudimos dar algunos conciertos de presentación, y ahora estamos empezando la segunda parte de esa gira.
–El formato de dúo con cantante/guitarra y batería no era nuevo y ahí están The White Stripes, pero sí que llamaba más la atención una formación íntegramente femenina. ¿Han conseguido que la industria e incluso compañer@s de profesión les dejen de ver como una rara avis?
–Nosotras somos devoradoras de música y el formato dúo nos gusta mucho. Desde el primer momento supimos que queríamos ser solamente las dos. Sí que nos han dicho muchas veces que llama mucho la atención, especialmente por el tipo de música que hacemos, pero yo creo que es algo que ya está cada vez más superado y normalizado. Para nosotras es algo tan natural que ni nos lo planteamos.
–A pesar de todos los ideales asociados al rock, lo cierto es que en la industria y en la propia actitud de algunas bandas sigue existiendo una actitud paternalista o directamente machista. ¿A qué se han tenido que enfrentar ustedes durante estos años?
–Puede que ahora haya más conciencia que nunca con este tipo de temas. Por suerte se habla de ello y las situaciones se visibilizan cada vez más. Pero aún queda mucho camino por recorrer. Efectivamente nosotras hemos vivido situaciones desagradables e injustas a lo largo de estos años, desde que en un backstage pensasen que éramos “las novias de los músicos que iban a tocar”, hasta comentarios del tipo de “para ser una chica tocas muy bien”… La lista es larga, pero eso también demuestra que hay que seguir haciendo más y más ruido.
–Alguna vez han dicho que cuando formaron Bala querían precisamente eso: hacer ruido, mucho ruido. Parece evidente que lo han conseguido. ¿Aún les queda ruido por hacer? ¿Tienen nuevos proyectos discográficos en mente?
–Ahora estamos trabajando en temas nuevos pero con calma, ya que aún estamos con la segunda parte de la gira de “Maleza” y no tenemos ningún tipo de prisa. Pero ganas de hacer ruido hay siempre, queda Bala para rato.
–Empezaron cantando en inglés, pero al final han acabado combinándolo con el castellano y el gallego. ¿Cómo fue ese proceso?
–-Cuando empezamos a hacer temas en inglés el grupo acababa de nacer y aún no sabíamos muy bien qué camino queríamos tomar. Después ya fuimos viendo que lo que nos salía era otra cosa y que la gente lo recibía bien. Eso de que el inglés es el idioma universal del rock creemos que está más que superado y preferimos apostar por nuestras lenguas maternas. Nos parece más sincero.
–Musicalmente no tienen nada que ver, pero de alguna manera sí que comparten similitudes en el mensaje –sobre todo en lo que se refiere al feminismo y el respeto a la diversidad– y su origen gallego. Ustedes tocan hoy y Tanxugueiras son el gran reclamo de la jornada de mañana. ¿Cómo valoran el fenómeno Tanxugueiras?
–Me parece admirable y un orgullo como gallega que hayan llegado tan lejos con una propuesta tan honesta como la suya. Las seguimos desde hace mucho tiempo y como compañeras es una satisfacción tremenda ver lo que han conseguido sin haber renunciado a sus raíces y a lo que llevan dentro. ¡Bravas!
