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“Había colas para sentarse en las terrazas donde hubo el atentado”

Una canguesa vivió las horas posteriores al ataque yhihadista en el centro de Oslo y que obligó a suspender el desfile LGTB

María Cordeiro, en su habitación, donde se ve el lugar del atentado. Cedida

El viaje de Madrid a Oslo había sido perfecto. Ni una sola turbulencia y una puntualidad suiza. La tranquilidad en el aeropuerto de Oslo era absoluta y no vaticinaba con lo que María Cordeiro y su pareja se iban a encontrar momentos después al intentar alcanza el hotel que tenía contratado para este viaje de vacaciones.

Cuando llegaron a las proximidades del mismo, se encontraron con la zona fuertemente acordonada por la policía, que, portando armas, custodiaban los accesos a la calle Rosenkrantz, en el centro de Oslo. Tuvo que hacer acopió de todo su inglés para convencer a uno de los policías que tenían reserva en el hotel que hay en la plaza. Primero les dijo que entraran por la parte de atrás, pero cuando optaron por esa opción tampoco pudieron. El cordón policial era todavía más férreo en esa zona. Con paciencia y mostrando sus reservas, María Cordeiro consiguió que le abrieran paso para llegar al hotel en compañía de su pareja y de su hija.

El escenario en el que tuvo lugar el tiroteo de Oslo en el que fallecieron dos personas y otras 21 han resultado heridas

El escenario en el que tuvo lugar el tiroteo de Oslo en el que fallecieron dos personas y otras 21 han resultado heridas FdV

“Nos enteramos de que en la madrugada anterior había habido un tiroteo en el que murieron dos personas y hubo 21 heridos, justo en la placita en la que está nuestro hotel, que está llena de pubs de ambiente LGTB, clubs de jazz y tiendas de comida rápida. Nos dijeron que fue en tres locales en los que el tirador, un iraní con nacionalidad noruega, empezó a disparar. Según nos dijeron, el ataque empezó en una de las tiendas de comida para llevar, luego siguió en las terrazas del pub London y de otros dos pubs más, que fueron los que se llevaron la peor parte. Las mamparas de cristal estaban todas rotas, las sillas y mesas tiradas...” explica esta vecina de Cangas, trabajadora de la administración de justicia.

María Cordeiro no vivió los momentos más trágicos del atentado, pero sí las horas posteriores al mismo. Comenta como empezó a llegar gente a la zona a depositar flores y recuerdos en señal de homenaje a las víctimas y como llegaban las cámaras de la televisiones en un trasiego incesante. Relata que ayer, Oslo, amanecía con policía armada por todas partes. Aún se podían ver los cristales roto en la acera. “Una cosa que me llamó mucho la atención fue que después de que la Policía Científica realizara su trabajo en 24 horas, el domingo, los servicios del ayuntamiento limpiaron todo y ya había colas para sentarse en las terrazas donde había tenido lugar el atentado”, lo cierto es que me impresionó, comenta María Cordeiro Pérez.

En el tiroteo de Oslo, el agresor asesinó a dos personas e hirió a 21, diez de ellas de gravedad. El asesino había sido seguido por la policía por su tendencia a la radicalización islámica. Había sido detenido antes por delitos menores en el año 2016 y tres años después fue arrestado por intento de asesinato, posesión ilegal de un arma de fuego y posesión ilegal de un cuchillo en un lugar público, sin haber llegado a ser condenado nunca por dichas acusaciones.

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