Cangas tiende a rivalizar en la Noche de San Juan con A Coruña o Nigrán. La playa de Rodeira se viste de fuego para recibir la noche más corta del año a golpe de calor, tan necesario ayer. Con un tercio del arenal acotado y con las dunas supuestamente a salvo, los cangueses no tuvieron miedo ni al frío ni a la lluvia. Los jóvenes acudían pertrechados de alimentos, bebidas y ropas de abrigo para soportar esta noche atípica de San Juan. De nada importa que cada año se advierta de que hay determinados materiales que no deben ser pasto de las llamas, porque siempre están ahí. A pesar de los años y de los dichosos Puntos Limpios siempre se recurre a las hogueras de San Juan para desprenderse de un buen puñado de enseres ya inservibles.

Una vista general de Rodeira con hogueras. | // FDV

Los exámenes terminaron y la celebración del solsticio de verano es un buen momento para celebrar el final de curso, fuese como fuese. La juventud es la que más temprano toma la playa. Llegan con bolsas de los supermercados en las que cargan comida y bebidas. Que como ocurre en Panxón o en Riazor el botellón no es improvisado. Alguno ya se hundía ayer en la húmeda arena de Rodeira a hora bien temprana, cuando el sol aún no había dejado de brillar.

Un vecino asa sardinas para su grupo de amigos en la playa. | // FDV

Pero hay auténticas cenas “campestres” en la playa de Rodeira. Son lugares donde se guarda la tradición y la entrada es tan difícil como hacerlo en una caseta de la Feria de Abril de Sevilla. Allí se da rienda suelta al canto y a la gaita y el tambor hacen notar su fuerza frente a la estampa más bucólica de la guitarra alrededor del fuego que ayer se antojaba necesario para sobrevivir a la noche. Y más carne que pescado, que a pesar de que la sardina no alcanzó este año esos elevados precios a los que nos tiene acostumbrados por estas fechas, el churrasco tiene tirón.

Festival de música en Samertolaméu, en Meira. | // F.G.S.

Eso sí, Rodeira parecía la sede de la Reserva Federal de Estados Unidos o la Casa de la Moneda. Tres patrullas de la Policía Local custodiaban la noche, además de efectivos de la Guardia Civil y Protección Civil.

La gran hoguera de Samertolaméu. | // F.G.S.

A pesar de la prohibición, alguna lumbre se vio en otros arenales del municipio.

Por alguna razón inexplicable, el Concello de Bueu sacó del cajón una normativa municipal del año 2012 que impedía las hogueras en las playas. Pero lo cierto es que solo no las hubo en Banda de Río o en Loureiro por culpa de la pandemia. Así que había que ir en peregrinación hasta Outeiro, donde la cacharela de Xeixide aguanta la fama.

En Moaña, el festival de música de Samertolaméu, copaba toda la atención de la noche, incluso mucha gente de Cangas emigró a Meira para escuchar esa música que golpea los timpanos La música ayudaba al cuerpo a aguantar el alma decaída por la intemperie. Más de 50 hogueras en este municipio y, en Domaio, se cambió el tradicional fuego por queimada y roscón. Que la queimada también es buen ingrediente para esta noche tan especial. De la pócima mágica se encargan los miembros de la Asociación de O Monte Faro, lugar encantado, dicho sea de paso, por que andan los trasnos y las hadas haciendo travesuras.