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La junta de compensación de Massó, en Bueu, se disuelve y la obra de la plaza acristalada queda en el aire

La entidad urbanística entregó y puso a disposición los espacios públicos hace ya más de una década. El proyecto de la cubierta debía ser ejecutado por el Concello de Bueu

Las obras para el pavimentado de la actual Praza Massó, en el centro de Bueu. | // FDV

La junta de compensación de la urbanización del cuarteirón Massó, en el centro de Bueu, se disolverá en los próximos días. Se trata de un acto formal y de trámite: las obras están concluidas y entregadas desde hace años y las partes consideran que los objetivos fijados en su día están cumplidos. Sin embargo, una de las actuaciones que debería ser un referente de este espacio sigue sin ejecutarse y parece casi imposible que pueda llevarse a cabo algún día: la cubrición de parte de la plaza con la estructura de la antigua nave de la empresa conservera. Esta ausencia no afecta al trámite de disolución porque la ejecución de la obra le correspondía al Concello de Bueu y no a la junta de compensación.

Esta entidad urbanística reúne a los propietarios con terrenos en el ámbito de la urbanización, que eran tres: la promotora inmobiliaria O Cuarteirón Massó; un propietario minoritario, con menos del 10%; y el propio Concello de Bueu. La junta de compensación debe fijar los objetivos del desarrollo urbanístico y repartirse de manera proporcional las cargas y beneficios de la actuación. “Nuestro objetivo era que la entrega al Concello de Bueu de los espacios públicos, como la plaza o las calles, se realizase en perfecto estado y condiciones”, explica el concejal de Urbanismo, Martín Villanueva. La inminente disolución de la junta de compensación es la constatación de que “cada una de las partes que la integrábamos cumplió con su cometido”.

La promotora entregó hace más de una década la plaza y los espacios públicos al Concello de Bueu, un ámbito que es de disfrute del conjunto de la ciudadanía.

Los bloques de piedra de la antigua fachada que daba frente a la calle Pazos Fontenla. | // S.ÁLVAREZ

Pese a ello, desde el consistorio reconocen la existencia de un lunar: la cubierta acristalada con la estructura de la antigua nave. “Después de diversos avatares y causas de fuerza mayor no se pudo ejecutar. Pero su realización no era una obligación de la junta de compensación, sino del propio Concello”, reconoce Villanueva.

El consistorio no pudo recibir en solares el 10% que le correspondía del aprovechamiento lucrativo, por lo que percibió el equivalente económico: 600.000 euros, un dinero que debía destinarse al proyecto de la nave. Durante el gobierno local de Elena Estévez la Consellería de Industria llegó a conceder una subvención de 300.000 euros para completar el presupuesto de la obra.

Entre los “avatares” acaecidos durante aquel periodo el concejal de Urbanismo señala el incremento del coste previsto inicialmente, que era de 850.000 euros; la pérdida de la subvención de la Xunta por la imposibilidad material de cumplir con los plazos; y finalmente la entrada en concurso de acreedores de la empresa que iba a ejecutar el proyecto, Estrumaher.

Una imagen de la Praza Massó, en el centro de Bueu. SANTOS ALVAREZ

El Concello de Bueu se personó en el proceso concursal y exigió la devolución de las 600 vigas que se trasladaron a las instalaciones de la empresa, en la localidad de Cebolla (Toledo), así como el reintegro de una serie de cuantías que entendía que fueron abonadas incorrectamente. Previamente, desde el gobierno local ya habían rechazado varias solicitudes de pago porque no estaban debidamente justificadas ni certificadas. Los requerimientos realizados en su día no tuvieron éxito ni contestación. “Ahora mismo no hay manera de llevar a cabo ese proyecto, habrá que ver en el futuro el estado en el que se encuentra esa estructura”, apunta el concejal bueués de Urbanismo.

En los terrenos municipales que se encuentran al lado de la casa consistorial se apilan desde hace años los bloques de piedra que formaban parte de una de las fachadas de la antigua nave, la que daba frente a la calle Pazos Fontenla y que incluía una serie de azulejos con el nombre de la empresa en color amarillo. El proyecto preveía su recuperación para que formasen parte de la cabecera de ese nuevo espacio cubierto.

Las posibilidades de poder materializar la intervención proyectada en su día parecen ínfimas. Sobre todo porque existen serias dudas de que las vigas de madera que se llevaron a la sede de Estrumaher todavía existan. En todo caso constituye una nueva y dolorosa pérdida de una parte del patrimonio industrial de Bueu.

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