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Uno de los náufragos de Bueu: "Estuvimos hora y media en el agua e intentábamos llegar a la costa"

Imagen de la dorna semihundida, ya en el puerto de Bueu. // SALVAMENTO MARÍTIMO

Pudo haber ido a mayores, pero afortunadamente todo quedó en un susto. Dos vecinos de Bueu fueron rescatados en la madrugada del sábado cuando la embarcación en la que navegaban por la ensenada buenense, una dorna de Séptima Lista, comenzó a hundirse. El teléfono móvil de uno de ellos fue la clave para que salvasen sus vidas, ya que les permitió dar aviso al 112 e iniciar todo el operativo de rescate. Los dos náufragos, Gustavo Caballero –de 42 años de edad– y Ricardo Gutiérrez, fueron trasladados al hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo con síntomas de hipotermia, donde estaba previsto que permaneciesen durante toda la jornada de ayer por precaución, si bien ambos manifestaron encontrarse perfectamente.

Los marineros fueron rescatados por el helicóptero Pesca 1 y trasladados al hospital con síntomas de hipotermia

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El suceso se produjo durante la madrugada del sábado. Los dos hombres realizaban en barco la travesía entre Bueu y Beluso cuando, a la altura de Cabalo, se percataron de que el agua comenzaba a entrar de forma peligrosa en la embarcación. De inmediato dieron aviso a los servicios de emergencia, de forma que el 112 ordenó alrededor de las 6 de la madrugada un amplio operativo de rescate en el que tomaron parte el helicóptero Pesca 1, la embarcación de salvamento Salvamar Mirach y la patrullera de la Guardia Civil Río Guadalope, además de la Policía Local de Bueu desde tierra.

Imagen de la dorna semihundida ya en el puerto de Bueu . | // SALVAMENTO MARÍTIMO

El helicóptero fue el primero en llegar al lugar de los hechos y encontrar a los dos marineros, que se encontraban en el agua aferrados a la dorna parcialmente hundida, y nadando para tratar de alcanzar la costa, de la que aún se encontraban bastante alejados, por fuera de la línea marcada por las bateas. Con ellos ya a bordo se dirigió al hospital Álvaro Cunqueiro para que fuesen reconocidos por los médicos, si bien ambos aparentaban encontrarse bien, más allá de los lógicos síntomas de hipotermia tras haber permanecido tiempo en el mar.

Ambos se encuentran bien pero no serán dados de alta hasta hoy

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Minutos después, la Salvamar Mirach llegó al lugar del naufragio y se encargó de recoger la embarcación accidentada para remolcarla hasta el puerto de Bueu. El barco, aunque anegado, no presentaba daños significativos que pudiesen explicar su hundimiento, y todo apunta a que sufriese una vía de agua, tal y como también manifestó el propietario del mismo y uno de los rescatados, Gustavo Caballero.

Los dos marineros querían trasladar la dorna hasta la playa de Beluso después de que la misma hubiese permanecido varios meses en tierra para ser reparada. Aseguran que querían aprovechar la marea alta –fijada para las 3.30 de la madrugada– para fletar el barco desde la rampa del muelle de Bueu en una travesía que prometía ser corta. “La otra marea alta era cerca de las cuatro de la tarde, pero intenta tú meter a esa hora el barco”, afirman. Ayer la labor se antojaba aún más complicada debido a la celebración de las Clasificatorias del Campeonato de España de Trainerillas, que organiza el Club de Mar.

Gustavo Caballero: “Estuvimos hora y media en el agua e intentábamos nadar hasta la costa”

Todavía desde el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, donde permanecía en observación a la espera de que hoy le concediesen el alta, Gustavo Caballero recordaba los detalles del naufragio sufrido con su embarcación. Él mismo confirma que la causa del suceso fue una vía de agua y reflexiona acerca de cómo se pudo haber producido. “La dorna llevaba aproximadamente medio año en tierra reparándose y eso pudo haber afectado para que se colase agua dentro”, señala, descartando que se hubiese producido una colisión.

Caballero, conocido en la comarca por su afición por el atletismo –que lo ha llevado a competir en pruebas como la media maratón de Costa da Vela o el Cross de Cabo Udra, entre otras– no pierde el ánimo cuando se le pregunta por el naufragio. “Estuvimos cerca de hora y media en el agua. Dimos el aviso por el teléfono móvil, pero se creían que estábamos de broma”, relata, lo que les llevó a insistir posteriormente hasta que se puso en marcha su rescate. Con el barco semihundido, él y su compañero se agarraron al mismo y fueron nadando hacia la costa, aprovechando que el tiempo era relativamente agradable y que el mar está en completa calma. “Por mí casi no llamaba a nadie y seguíamos nadando hasta llegar a Beluso. Podríamos tardar unas horas más”, comenta con sentido del humor. “Por suerte las condiciones eran bastante buenas”, afirma.

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