La plantilla de la empresa del polígono de Castiñeiras que fue arrasada por el fuego en la madrugada del martes ya ha vuelto a la actividad. Un regreso que es posible gracias al apoyo y la solidaridad de otras compañías del sector, que desde el primer día se pusieron en contacto con los responsables de Poliésteres Sobral para brindar su ayuda. Las instalaciones aún siguen precintadas por la Guardia Civil, cuyo grupo especializado en la investigación de incendios concluyó ayer la inspección en el lugar del siniestro. La dirección de la empresa confía en que durante los próximos días esté listo el informe en el que se aclaren las causas del fuego que se llevó por delante la nave.

El proceso para la reconstrucción aún será largo e incluirá la tramitación de un proyecto de derribo de la estructura que quedó en pie, que parece completamente irrecuperable. Sin embargo, la plantilla Poliésteres Sobral no estará parada durante todo este tiempo. Su responsable, Jorge Sobral, explicaba el día después del incendio que había recibido la llamada de otras empresas del sector para ofrecer sus naves para que pudiese retomar al menos en parte la actividad y pudiese hacer frente a los pedidos de los clientes.

Esos gestos de solidaridad ya se han materializado, tal como confirmaba ayer el propio Sobral. “Ya estamos trabajando todos en naves que nos dejaron”, manifestaba ayer por la tarde. Poliésteres Sobral cuenta con una plantilla de unas 25 personas y hasta el momento del incendio contaba con una importante carga de trabajo. Su actividad está vinculada al sector de la automoción y de las fábricas de construcción de carrocerías.

La empresa está ubicada en la segunda fase del polígono industrial de Castiñeiras y lleva implantada en Bueu desde hace diez años puesto que originariamente era de Marín. El fuego que calcinó la nave comenzó a las cinco de la madrugada del martes y los servicios de emergencia consiguieron que no se extendiese a las naves colindantes, con las que tenía un pasillo de separación de cuatro metros. Aún así, una de ellas se vio afectada por las altas temperaturas, que provocó la rotura de los cristales de un lateral y que se abombasen las planchas de hormigón.