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El cura de Cangas, en el centro de la polémica: temeroso de Dios, no de los hombres

El párroco llegó a la localidad morracense en 2014 desde A Costa da Morte, donde también generó controversia

Severo Lobato, durante su toma de posesión en 2014 Santos Álvarez

Según afirmaban los vecinos del municipio de Zas, Severo Lobato es un cura ligado al Opus Dei. Fue la parroquia en la que estuvo el cura antes de llegar a Cangas en 2014. Severo Lobato dejó huella en el citado municipio de A Costa da Morte, pero no para bien. En la opinión pública se aireó su implicación en una particular forma de hacer catequesis de unas monjas de hábito azul. Aseguraban las crónicas de 2012 que las citadas monjas, en colaboración con el párroco Severo Lobato, habían repartido un nuevo libro de preparación a la comunión para los niños que enaltecía el sufrimiento de los pequeños fieles para servir a Dios y glorificar a Escrivá de Balaguer, fundador de la denominada Obra. Según relataban varios padres de Zas, entre los ejercicios que se imponían que los niños debían cruzar una carretera con los ojos vendados o mirando hacia el cielo. Era lo que las monjas denominaban “yincana”.

Así que cuando Severo Lobato llegó a Cangas, lo sucedido en Zas era conocido por todos los feligreses. Pero, en principio, no contó con una oposición férrea. Se puede decir que tuvo un buen recibimiento, incluso. Pero el paso del tiempo hace mella también en estas relaciones. El párroco es un hombre poco dado a los excesos y al alboroto religioso. Es un hombre celoso de lo que ocurre dentro de su congregación y quiere que los trapos sucios se laven en casa. En la iglesia de Cangas, el cura tiene fama de hombre tenaz, pero también autoritario. No se deja amedrentar y procuró tener a raya a las cofradías, a las que impuso desde que llegó normas que poco a poco lo fueron alejando de ellas. Desde el principio quiso dejar claro a todos que en la iglesia mandaba él. Es hombre parco en palabras y contundente en sus expresiones. Se vio en vuelto en una polémica entre las cofradías y el organista de la excolegiata de la que salió escaldado y, desde aquella, todavía fue más prudente a la hora de omitir su opinión. Los que le conocen dicen que es hombre que no se va a alterar por lo sucedido el Domingo de Resurrección en Cangas.

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