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El Arzobispado asegura que el párroco de Cangas no se siente cuestionado tras la polémica de las procesiones

Las cofradías de Semana Santa se reunirán el viernes para evaluar el conflicto con el cura

Los fieles de Cangas, al cura: "¡Sinvergüenza, retrógrado!"

Los fieles de Cangas, al cura: "¡Sinvergüenza, retrógrado!" FDV

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Los fieles de Cangas, al cura: "¡Sinvergüenza, retrógrado!" Juan Calvo

Las cofradías de Semana Santa de Cangas tienen previsto reunirse el viernes para evaluar una situación de crisis provocada por los enfrentamientos que hubo a lo largo de la semana pasada entre el cura párroco Severo Lobato con miembros de algunas cofradías y cuyas acciones irritaron a la población. También está previsto que haya una reunión con el Arzobispado de Santiago de Compostela, que medió en el conflicto entre el párroco y las cofradías que se oponían a las procesiones y las que sí las querían. Fue el propio Arzobispado de Santiago de Compostela quien, cuando se llegó a un acuerdo para que salieran las procesiones, comentó la conveniencia de mantener una reunión cuando finalizase la Semana Santa.

De momento, las cofradías aún no fueron llamadas, pero están convencidas de que lo harán. Cofradías como la de la Misericordia, que decidió no salir en procesión, tienen que realizar una renovación de cargos. De hecho, el actual presidente había presentado ya la dimisión y hubo varias candidaturas que se presentaron pero que, de momento, no contaron con la aprobación de quien corresponde, algo sobre la que hay confusión. Aunque, al final, se respetó la decisión de la Misericordia de no salir con sus imágenes en procesión (son el alma de la Semana Santa de Cangas) no es menos cierto que hubo malestar y que abrió una herida que no va a ser fácil de cerrar. Precisamente sucede todo este conflicto cuando desde la coordinadora de Semana Santa se procuraba llegar a otro nivel: que fuese declarada de Interés Turístico Nacional, ya es de Galicia.

Las críticas y abucheos al párroco de Cangas, Severo Lobato, el Domingo de Resurreción al cierre de la procesión del Cristo Resucitado suponen para muchos de los cofrades un antes y un después y enturbian la ya de por sí difícil relación con las cofradías de Semana Santa. Aunque hay miedo a declararlo públicamente por la creencia de que el párroco puede disolverlas si se posicionan contra la Iglesia.

Dos años sin procesiones y cuando parecía que la pandemia de COVID daba una tregua para que este año pudieran salir a la calle los pasos, las diferentes opiniones enturbian el ambiente y se culpa al párroco Severo Lobato de la disensión que hay, porque se sube directamente al carro de que no hay procesiones. Desde la concejalía de Cultura del Concello de Cangas se quiso intervenir y apoyar la celebración de procesiones. El asunto estuvo a punto de llegar al pleno de la corporación municipal, pero al final se optó por no hacerlo. En su lugar, la edil de Cultura, Aurora Prieto, convocó una reunión de los portavoces municipales con las cofradías, reunión alentada por el PP, que después no acudió a la misma. El Arzobispado de Santiago de Compostela medió en el asunto y consiguió que la cofradía de Cristo del Consuelo cambiara de opinión y decidiera finalmente salir. Le bastó con decir que los costaleros podían procesionar sin mascarilla. Hubo llamadas del propio Arzobispo de Santiago de Compostela al presidente de la Cofradía de la Misericordia. La intención, según volvió a reconocer ayer el portavoz del Arobispado de Santiago de Compostela, era que existiera diálogo entre las cofradías. También dejó claro que no era una decisión que debía forzar el Concello de Cangas, que no le competía. Ayer aseguró que el párroco de Cangas nunca se sintió cuestionado.

Temeroso de Dios, no de los hombres

Severo Lobato. | // G. Núñez

Según afirmaban los vecinos del municipio de Zas, Severo Lobato, es un cura ligado al Opus Dei. Fue la parroquia en la que estuvo el cura antes de llegar a Cangas en 2014. Severo Lobato dejó huella en el citado municipio de A Costa da Morte, pero no para bien. En la opinión pública se aireó su implicación en una particular forma de hacer catequesis de unas monjas de hábito azul. Aseguraban las crónicas de 2012 que las citadas monjas, en colaboración con el párroco Severo Lobato, habían repartido un nuevo libro de preparación a la comunión para los niños, que enaltecía el sufrimiento de los pequeños fieles para servir a Dios y glorificar a Escrivá de Balaguer, fundador de la denominada Obra. Según relataban varios padres de Zas, entre los ejercicios que se imponían que los niños debían cruzar una carretera con los ojos vendados o mirando hacia el cielo. Era lo que las monjas denominaban “yincana”.

Así que cuando Severo Lobato llegó a Cangas, lo sucedido en Zas era conocido por todos los feligreses. Pero, en principio, no contó con una oposición férrea. Se puede decir que tuvo un buen recibimiento, incluso. Pero el paso del tiempo hace mella también en estas relaciones. El párroco es un hombre poco dado a los excesos y al alboroto religioso. Es un hombre celoso de lo que ocurre dentro de su congregación y quiere que los trapos sucios se laven en casa. En la iglesia de Cangas, el cura tiene fama de hombre tenaz, pero también autoritario. No se deja amedrentar y procuró tener a raya a las cofradías, a las que impuso desde que llegó normas que poco a poco lo fueron alejando de ellas. Desde el principio quiso dejar claro a todos que en la iglesia mandaba él. Es hombre parco en palabras y contundente en sus expresiones. Se vio en vuelto en una polémica entre las cofradías y el organista de la excolegiata de la que salió escaldado y, desde aquella, todavía fue más prudente a la hora de omitir su opinión. Los que le conocen dicen que es hombre que no se va a alterar por lo sucedido el Domingo de Resurrección en Cangas.

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