Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Historia de las procesiones de Semana Santa (II)

A mediados del XIX, el Concello de Cangas tuvo que sufragar los gastos para que no se dejaran de celebrar

Procesión del Santo Entierro, 1920 Archivo del autor

El historiador cangués, estudioso de las procesiones de Semana Santa y protagonista también de estas celebraciones en su municipio natal, Luis Martín Carnero, se centra en esta segunda colaboración sobre los orígenes de estos cultos, desde el siglo XVII hasta la actualidad. La Semana Santa vivió en el XVIII momentos de auge en el número de cofradías y, después, menos dulces por la desamortización, la crisis y las guerras. En el XIX tuvo que ser el Concello de Cangas el que sufragara los gastos para que no se dejara de celebrar en la villa. La Semana Santa siempre formó parte de la cultura popular.

Bien entrado el siglo XVII es cuando empieza a tener un gran protagonismo la Venerable Orden Tercera (VOT) en las procesiones de la Semana Santa gallega. Fueron las promovedoras de la procesión del Ecce Homo, celebrada en la tarde del Domingo de Ramos (día en que se lee la Pasión) y en muchas ocasiones con sermón incorporado. En este siglo es también cuando proliferan los sermones como el de las Siete Palabras o el del Encuentro que pretenden promover la reflexión sobre la muerte de Cristo.

Urna del Santo Entierro, año 1920. | // ARCHIVO DEL AUTOR

El Barroco también fue protagonista de la Semana Santa, ya que bajo su influencia las procesiones empezaron a tener imágenes de mayor porte. Además, se introdujo la teatralidad en ellas mediante soldados romanos o el acompañamiento musical. El siglo XVIII se inicia con una primera mitad de siglo en la que el número de cofradías aumenta considerablemente. Cangas es un ejemplo de ello, pues el Gremio de Mareantes, funda en el año 1709 la Cofradía de la Misericordia. En 1748, nace la Cofradía de la Buena Muerte o de la Virgen de los Dolores absorbiendo a la ya existente Cofradía de la Soledad. La Cofradía de los Dolores tenía entre sus bienes la imagen de la Dolorosa, el Santo Cristo del Descendimiento articulado en sus brazos (actualmente situado en la sacristía de la iglesia de Cangas), unas escaleras, una urna procesional y las cruces de los ladrones Dimas y Gestas, por lo que tanto en la función del Desenclavo como en la procesión del Santo Entierro tendría un protagonismo principal.

Jesús con la cruz a cuestas en el Santo Encuentro Archivo del autor

En la segunda mitad del siglo XVIII las cofradías van a ver, a nivel general, reducido su ámbito de actuación, principalmente por el avance de la secularización y la nueva religiosidad ilustrada que fomentaba la espiritualidad individual. Además, en el año 1798, el ministro Soler procede a la desamortización de los bienes de las cofradías, lo que constituyó un gran problema para la celebración de las procesiones y del cuidado de los cultos e imágenes. A pesar de ello, la celebración de la Semana Santa ya formaba parte de la cultura popular, por lo que fue imposible desarraigar esta costumbre de la población.

Jesús con la cruz a cuestas, en el Santo Encuentro. | // SANTORO

Los inicios del siglo XIX no fueron mejores. La crisis económica se vio agravada por la guerra contra los franceses. La falta de caudales repercutió en el cuidado de las imágenes y muchas dejaron de procesionar. También se redujo el boato de estas salidas piadosas. El siguiente varapalo vino dado por la España liberal que llevó a cabo las desamortizaciones y las exclaustraciones, dejando terriblemente dañadas las celebraciones de Semana Santa. De hecho, a mediados del siglo XIX fue el Ayuntamiento de Cangas quien tuvo que sufragar los gastos de la Semana Santa de nuestra villa para que esta no se dejase de celebrar.

Tras la etapa de declive

Sin embargo, tras esta etapa de declive general, en la segunda mitad de siglo se revitalizan los actos de Semana Santa prácticamente en toda España. Es síntoma de una ligera recuperación económica y devocional de las cofradías y fruto de una ofensiva católica frente a las políticas hostiles para con la Iglesia del liberalismo anticlerical. Es en este momento cuando podemos decir que nace la Semana Santa canguesa actual. La Cofradía de la Misericordia encarga en 1877 al maestro Cerviño renovar las imágenes de la Semana Santa, de tal forma que fueron actualizadas y algunas de ellas se articularon para hacer una escenificación más realista. De estos trabajos salieron la nueva imagen para el Descendimiento con la Urna procesional, o “Fransisquiño da ferramenta”, la Verónica, María Cleofás, María Salomé, María Magdalena, Jesús con la Cruz a cuestas ayudado por Simón de Cirene, Carnasedo, dos soldados romanos y la Santa Cena. Sin duda, esta renovación se da por el poderío económico que por aquel entonces ostentaba el gremio de los marineros. Lo cierto es que son estas imágenes, de una gran calidad artística, la que hacen de nuestra Semana Santa algo singular, de lo que sentirnos orgullosos. En definitiva, la Semana Santa de Cangas cuenta con una gran historia, parte de ella aún por descubrir en los archivos. Sin duda, es digno de elogio y admiración como este pueblo marinero ha sabido encarnar y mantener esta tradición hasta nuestros días.

Luis Martín Carnero Feijóo

(*) Historiador de Cangas y autor del trabajo final de grado “Origen y evolución de las procesiones de Semana Santa en la Galicia Occidental en Época Moderna”

Compartir el artículo

stats