El Arzobispado de Santiago sale en defensa del párroco de Cangas, Severo Lobato, ante las críticas que está recibiendo "en el ámbito público y en las redes sociales" por su presunta negativa a la salida de las tradicionales procesiones de la Semana Santa. Asegura, desde la Iglesia, que desde hace días dos cofradías "señeras y vertebrales en Cangas" como la de la Misericordia y la del Cristo del Consuelo, trasladaron al párroco su intención de no participar en las procesiones de la Semana Santa, exponiendo una serie de causas como el temor ante el contagio de COVID-19 por parte de los costaleros. Ambas cofradías argumentaron también la edad avanzada de muchos cofrades, lo que les convierte en grupo de riesgo. "El párroco consideró razonable la explicación y asumió esta postura", explican desde el Arzobispado.

Señalan también que el conjunto de las cofradías están reguladas en sus estatutos según el Derecho Canónico y han de recurrir, después del párroco, al propio Arzobispado, pero "hasta el momento no consta que ninguna de estas cofradías canguesas se haya dirigido a él".

Desde la Iglesia aseguran ser consciente de que, además del plano profundamente religioso, en la Semana Santa en Cangas existen también implicaciones en la economía local y que sectores como la hostelería podrían "ver reducidas sus expectativas ante la ausencia de las procesiones por la villa". Aseguran "lamentar" estos perjuicios e instan a la población a "apoyar, colaborar y solidarizarse al máximo con estos sectores en la medida de lo posible.

El Arzobispado asegura que se mantiene abierto a "un diálogo constructivo entre las diferentes cofradías" y asegura que el párroco "ha estado a disposición de sus miembros en todo momento". Por ello, consideran que no son "pertinentes" ciertas "actitudes desdeñosas" hacia el sacerdote en el ámbito público y en las redes sociales "por parte de quienes han decidido señalarlo como culpable". Concluyen desde Santiago, alegando que la Iglesia ha de velar en estas circunstancias "por el bien de todos, en un clima de cordialidad que preserve la unidad y las buenas maneras entre los miembros de las entidades religiosas". De ahí que pida evitar las "descalificaciones personales o colectivas" así como las injerencias de cualquier otro interés o motivación ajenos a los fines recogidos en la reglamentación de las cofradías.