Los 178 alumnos del colegio de Seara llevan un mes adaptándose a compartir su centro escolar y sus clases con los operarios de la empresa Construcciones Consvial, que están ejecutando la ambiciosa reforma integral de todo el edificio que costea la Consellería de Educación y que, con un importe de 859.272,87 euros dará una cara totalmente renovada a un centro que tiene 46 años de historia. Con un plazo de ejecución de cinco meses, los pequeños y los docentes deben adaptar su ritmo habitual a las obras hasta final de curso. “Creemos que el resultado va a ser muy bueno. El colegio necesitaba estas adaptaciones. Aunque ello nos implique dos trimestres de inconvenientes”, explica la jefa de estudios y directora en funciones, Edelmira Abeledo.
“En el momento de las clases lo que más afecta es el ruido”, reconocen desde el centro, mientras toda la fachada principal está ya cubierta de andamios. Los 39 alumnos de 2º y 6º de Primaria son los que tuvieron que cambiar su aula de momento. “Aprovechamos las que se usaban para música y para los desdobles de inglés”, explican desde la dirección. Y es que sus clases habituales están tomadas por la compleja obra de un ascensor que conectará las tres plantas del inmueble. No en vano, una de las ramas importantes de la mejora pasa por hacer accesible el centro para poder matricular a alumnos con discapacidad o problemas de movilidad.
Por otro lado, toda la fachada será saneada y en estos momentos se están instalando aislantes. Esto sumado al cambio de ventanas previsto a partir de la próxima semana, garantizará una mayor eficiencia energética del inmueble. Los falsos techos serán cambiados y en los patios las cubiertas de amianto ya fueron retiradas.
En cuanto al edificio de Educación Infantil el cambio será todavía más drástico, pues al saneamiento total se suma un cambio de la cubierta.
La reforma incluye además el cambio de los cuadros eléctricos y en la planta superior ya se puede ver la nueva iluminación, con sensores para encender las luces al pasar. La calefacción también se renovará.
Para minimizar el impacto en las clases, los operarios que trabajan en la fachada y el exterior lo hacen hasta las cuatro de la tarde. “Los electricistas o los que cambiarán las ventanas, como tienen que estar dentro de las aulas, vienen por la tarde, fuera del horario lectivo”.
Los accesos que se usan ahora son la entrada principal y la puerta este. Las entradas por la parte trasera están cerradas por los andamios, “pero iremos reordenando las entradas y las aulas a medida que avancen las obras. De momento no tuvimos que juntar a dos grupos en un mismo aula, y parece que no tendremos que hacerlo en ningún momento”, confían desde la dirección.
Cada martes los técnicos de Educación acuden al centro para hacer un seguimiento de los trabajos y certificar la seguridad de todo el material de obra.