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Juan Veiga dona a la Cofradía de Bueu una talla antigua de la Virgen del Carmen, que desfilará en la procesión por mar

Juan Veiga, a la derecha, entrega a Rosas la imagen, ante un cuadro con una otra imagen del Carmen. | // FDV

La Cofradía de Bueu acaba de recibir una donación cargada de historia y emoción. Dentro del sector del mar hay pocas figuras tan veneradas como la Virgen del Carmen, la patrona de los marineros, y cuya festividad se conmemora el 16 de julio. El sanitario jubilado e Hijo Adoptivo del ayuntamiento, Juan Veiga, entregó ayer al patrón mayor, José Manuel Rosas, una preciosa imagen en porcelana de una Virgen del Carmen que perteneció a su familia durante décadas. “Mis padres eran muy devotos del Carmen y yo la recuerdo desde muy pequeño. Estaba en una habitación de casa –situada en la calle Concepción Arenal de Moaña–, en un altillo y con unas luces”, explica Veiga. Tras el fallecimiento de sus progenitores él conservó la figura, embalada y protegida, y tras consultar a su hermano y sobrinos decidieron donarla a la cofradía “del pueblo marinero que me acogió y en el que trabajé toda mi vida”.

El patrón mayor de Bueu recibió la donación visiblemente emocionado y aseguró que esta imagen, de algo más de medio metro de altura, presidirá la sala de juntas de la cofradía y que también formará parte de la procesión marítima en honor a la Virgen del Carmen, acompañando a la talla de grandes dimensiones que está en la iglesia parroquial. Un gesto que Juan Veiga agradece. “Estoy seguro de que mis padres estarían muy contentos y orgullosos”, afirmaba. La familia de este Hijo Adoptivo de Bueu era natural de Moaña y su padre, Manuel Veiga, comenzó como marinero y luego estudió para patrón. “Trabajó durante casi 30 años como patrón, casi todos en la Casa Mar y cuando cerró en Pescanova. Él se sentía muy orgulloso de que jamás había perdido a un hombre en el Gran Sol, en una época muy complicada en la que los barcos estaban abiertos por la popa”, explicaba Juan Veiga. Durante sus años en el mar trabajó con muchos vecinos de Bueu y recordaba el caso de un vecino de Cabalo que una vez cayó al mar. “Pero lograron rescatarlo después de que se enganchase al aparejo”, contaba.

La figura donada por la familia de Juan Veiga a la cofradía. | // FDV

Los encargados de recibir la donación fueron el patrón mayor de Bueu; el vicepatrón primero, Francisco López; y el secretario del pósito, José Barreiro. José Manuel Rosas ponía en valor el gesto de Juan Veiga, que reconocía el enorme valor sentimental de esta figura de la Virgen del Carmen. “Desprenderse de una pieza que era de sus padres tiene que ser algo muy grande. Primero formó parte de la familia de don Juan y ahora lo es de la familia marinera de Bueu. Eso significa que considera que considera que aquí va a estar como si estuviese en su propia familia”, destacaba el patrón mayor bueués.

Rosas avanzó que la intención de la Cofradía de Bueu pasa por recuperar este año la procesión marítima del Carmen. En los dos últimos años no se pudo celebrar por culpa del coronavirus y en 2019 debido a los problemas para asumir el seguro y la responsabilidad ante un hipotético accidente. “Nuestro deseo es recuperarla, pero aún hay cosas que hablar. Es necesario que sea un desfile más ordenado y con menos gente a bordo”, advierte el patrón mayor de Bueu.

De izquierda a derecha: José Barreiro, Francisco López, Juan Veiga y José Manuel Rosas Fdv

Una trayectoria en la que vivió el lado más trágico del mar

Desde la Cofradía de Bueu pusieron en valor la “desbordante humanidad” de Juan Veiga, una de esas personas que según el patrón mayor merece plenamente llevar el “don” delante de su nombre. El Concello de Bueu lo nombró Hijo Adoptivo en 2017 y un año después dio su nombre la calle del centro de salud. “Más que una calle merecía dos avenidas”, afirmaba ayer Rosas. Juan Veiga llegó a Bueu en el año 1973 y desde entonces ejerció toda su trayectoria profesional como sanitario en el municipio.

Durante esos más de 40 años conoció el lado más trágico del mar. “Al principio cuando había algún ahogado nos tocaba a nosotros realizar la autopsia, que se hacía en el cementerio”, recuerda. El propio Rosas rememora alguno de los sucesos del pasado en el que hubo víctimas. “Hubo cuerpos que llegaron al puerto sin señales y sin pulso, pero se pasó horas intentando la maniobra de reanimación”, destacaba el patrón mayor.

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