Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aldán baila (breve) a San Sebastián

La danza ce celebró ayer en versión reducida y en el interior de la iglesia, por segundo año

Galanes y dama posan en el atrio parroquial, antes de rendir tributo a San Sebastián en el interior de la iglesia, al ritmo de la gaita y el tambor. | // G.NÚÑEZ

Las esperanzas de celebrar la danza ancestral de San Sebastián como es tradición, al finalizar la procesión en el exterior de la iglesia y con todo el equipo de diez galanes, cinco damas y un guía se vieron truncadas, por segundo año consecutivo, por la crisis sanitaria y un aluvión de casos de COVID-19 que obligaron a recurrir a una versión más discreta, con solo dos galanes y una dama al ritmo de la gaita y el tambor que rindieron culto al santo en el interior del templo. “La previsión se torció y no quedaba otra opción”, señalaban los directivos de la asociación que vela por conservar y poner en valor esta herencia cultural, mientras algunos asistentes expresaban sus discrepancias con el párroco por este asunto: “¿Dónde es más probable el contagio, en un acto en el exterior, guardando las distancias, o en una misa en el interior, con limitada ventilación?”, cuestionaba una joven pareja sentada en el muro perimetral del atrio.

“Para mantener la distancia de seguridad, por favor, no se arrodillen”, avisaban varios carteles colgados de las paredes interiores de la iglesia, donde el cura, Juan Manuel Pego, recordó al principio de su breve homilía que el año pasado no pudo asistir a los actos litúrgicos por San Sebastián por problemas de salud, pero sí se acordó de los fieles y de ese santo “taumaturgo”, que tiene poderes para hacer milagros o actos prodigiosos, tan demandados a lo largo de los siglos frente a las pandemias, y aún en épocas como la actual, donde el coronavirus lo condiciona casi todo.

La comitiva danza a San Sebastián en el interior de la iglesia. G.Núñez

Los sones de la gaita y el tambor comenzaron a la una menos cuarto y callaron en menos de cinco minutos. En ese breve tiempo, dos galanes y una dama (entre ellos Julio y Lara, padre e hija) realizaron las venias al santo, bajado del altar y presidiendo el acto en el pasillo de la iglesia, acompañado de la imagen de la Virgen del Carmen. Como siempre, sin darle nunca la espalda, y ayer con la dificultad añadida de hacerlo en un espacio muy reducido y con un aforo limitado a unas decenas de personas.

Superar la pandemia

“Este año, como el pasado, hubo que adaptar la danza a las circunstancias propias del momento”, explicaron los miembros de la asociación, deseosos de que la crisis del COVID-19 remita definitivamente para evitar que pueda interrumpirse el relevo generacional y la tradición decaiga. Las medidas sanitarias dificultan o impiden, en los dos últimos años, los ensayos regulares, la implicación del alumnado de los colegios y las escenificaciones que se hacían, por la tarde, en el Torreiro y la alameda de Aldán. “Que vuelva ya la normalidad, sería bueno hasta para los vendedores de rosquillas”, clamaba un devoto.

Compartir el artículo

stats