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Furtivos “profesionales” de Poio saltan a la ría de Vigo tras la orden de alejamiento de Pontevedra

Un guardapescas con sacos de bivalvos decomisados.

Los últimos tres furtivos que fueron localizados por los servicios de guardapescas de las cofradías de Moaña y de Vilaboa, trabajando en el banco marisquero de O Forno do Cal, cerca del puente de Rande, procedían de Poio, según se ha desprendido de la investigación por la matrícula del coche en el que huyeron, propiedad de una mujer residente en este municipio de la comarca de Pontevedra. Todo apunta a que pertenecen al clan de furtivos de Poio, que desde hace años esquilmaba las playas de la ría de Pontevedra y que está buscando nuevas zonas de trabajo, tras una sentencia judicial que les ha condenado y que implica orden de alejamiento. Volver a ser localizados trabajando en estas playas ya supondría delito, por lo que lo que están haciendo es buscar bancos en otras rías, aseguran fuentes de la investigación.

Los 25 kilos de moluscos recuperados a furtivos el martes en O Forno do Cal, entre Moaña y Vilaboa. | // FDV Fdv

No es la primera vez que la banda de furtivos de Poio actúa en O Morrazo, sobre todo en Domaio (Moaña), aunque se teme que con esta sentencia que les impide volver a acercarse a las playas de la ría de Pontevedra, acudan más veces a la de Vigo.

Los tres furtivos, que huyeron en un Fiat Bravo blanco, fueron localizados en la noche del pasado martes por el guardapesca de la Cofradía de Moaña, que dio aviso a su compañero del pósito de Vilaboa y a su vez alertaron a Guardia Civil y Policía Local. Escondidos en la maleza fuera de la playa, las fuerzas del orden y vigilantes encontraron los bivalvos que los furtivos habían extraído, unos 25 kilos de almejas y berberechos que podrían suponer en el mercado unos 300 euros. Los moluscos fueron devueltos al mar.

Los guardapescas pocas armas tienen para hacer frente a furtivos, más que una porra y un spray de pimienta y actuar con la mayor psicología posible. Por el momento, en estas zonas del sur de Pontevedra no se registra la agresividad que se vive con el furtivismo en Boiro, en donde los guardapescas se ven sometidos a muchas amenazas por parte de los furtivos, con uso de armas blancas, embistiendo los coches contra ellos o cerrando caminos. Fuentes consultadas aseguran que muchos furtivos en estas zonas proceden del narcotráfico y sacan su dinero vendiendo los moluscos que extraen y con la tranquilidad de que no tienen las mismas penas de prisión: “No es lo mismo un kilo de cocaína que un kilo de almejas”.

La forma de actuar

En el caso de O Forno do Cal, apuntan a que se trataban de tres furtivos de la misma banda de Poio, ya no solo por la matrícula del coche, sino por la forma de actuar. Suelen trabajar de tres en tres, incluso mujeres y algunos de raza gitana. Los vigilantes aseguran que estos furtivos acuden sin ropas de agua, trabajan “a pelo”, y lo hacen siempre en el agua, sin rastros, utilizando las manos. No aprovechan las mareas vivas, sino las mareas muertas, que son aquellas en las que el mar oscila poco, porque lo que quieren es trabajar en el agua. La oscuridad de la noche no es problema para que ellos puedan trabajar, lo hacen sin luces, buscando los moluscos con el tacto de las manos: “Todo lo que sea una almeja o berberecho va para el saco”.

En este caso, no hay rastros por medio lo que implica también un factor menos de riesgo para los vigilantes a la hora de poder ser amenazados. Sí que los utilizan los otros tipos de furtivos, como son los toxicómanos, que también se encuentran en esta zona de la ría. Los vigilantes de Moaña se encontraron precisamente trabajando como furtivo en Tirán al hombre que unos días después fue detenido por el asesinato de una mujer en la parroquia el pasado verano. El hombre estaba en compañía de otro y los vigilantes pudieron hacerles frente echando mano de psicología e invitándoles a dejar la playa: “Si vas por las malas, pueden llegar a ser muy agresivos”, asegura uno de estos vigilantes.

La Cofradía de Moaña tiene contratada con la empresa Servicios SPR Vilanova la vigilancia de los bancos, a través de contratos por horas, en un calendario mensual. También los directivos del pósito realizan ellos labores de control, vigilando los bancos, como también las mariscadoras de la playa, sobre todo contra los llamados furtivos de bañador en verano. esta empresa, con sede en Arousa, está contratada en la ría de Vigo por las cofradías de Moaña, Vilaboa, Arcade y desde el verano por la de Redondela.

Balance Policía Autonómica

En el primer semestre del año, según los datos de la Consellería de Mar, el servicio de Guardacostas tramitó 271 infracciones por furtivismo en la ría de Vigo-A Guarda. Hubo 2.254 incautaciones y 112 kilos decomisados en 1.003 inspecciones. Por lo que respecta a la actuación de la Policía Autonómica, y según datos de la Consellería de Mar, en 2021 se detuvo o investigó a 112 personas en Galicia, de las que 25 fueron en la ría de Pontevedra, pero ninguna en la ría de Vigo.

Desde el 1 de julio de 2015, fecha de entrada en vigor de la reforma del Código Penal por la que el furtivismo de mayor entidad es castigado penalmente, y hasta el 31 de diciembre de 2021, la Policía Autonómica detuvo o investigó a 802 personas por esta causa.

Intentan tirar al mar a dos guardapescas en Baiona por 6 kilos de almeja que escondía un mariscador a flote

Otro tipo de furtivismo al que hacen frente los guardapescas es el del marisqueo legal a flote, que intenta llevarse moluscos escondido en la embarcación. Las cofradías tienen contratados puntos de control en el mar para las jornadas del marisqueo a flote, algunos de los cuales también los realiza la empresa Servicios SPR Vilanova. Pese a que trabajan con mariscadores legales, los conflictos durante los controles, también ocurren. El último incidente sucedió el pasado día 30 en Baiona, en donde faenaba la flota de la ría de Vigo. En el control se detectó que uno de los mariscadores, procedente de Arcade, llevaba escondido en el barco 6 kilos de bivalvos para evitar la inspección, y el hombre se rebotó contra los vigilantes. Primero contra uno al que intentó tirar al mar, según se ha denunciado, y después contra el otro compañero que fue en su auxilio y al que también intentó tirar, llegando incluso a mostrar un martillo. El mariscador fue denunciado por amenazas y agresiones, además de la sanción por el marisco escondido. Las cuantías de las sanciones se recogen en la Ley de Pesca de Galicia de 2008.

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