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El Marusía deja de servir en su histórica terraza e inicia la retirada de la cubierta

La cubierta de la terraza ya estaba ayer desmontada. | GONZALO NÚÑEZ

El Restaurante Marusía ya no sirve consumiciones en su histórica terraza sobre la playa de O Con, esa que forma parte del paisaje litoral moañés y que el escritor Domingo Villar inmortalizó en su novela “O último barco”, ambientada en la parroquia moañesa de Tirán. Aunque aprovechó el invierno todo lo que pudo, el propietario del establecimiento, Marco Antonio Pérez, explica que iniciaron el desmontaje de los toldos y de la parte aérea. El proceso siguiente será la retirada del resto de la estructura, con una plataforma de madera y dos pilares sobre la arena. La orden de derribo de Costas deja además sin opciones de terraza a este establecimiento. El responsable asegura que “ni yo ni mi abogado entendemos muchas cosas”, ante las rotundas negativas de Costas del Estado a todas las alternativas que proponen.

“Con la reforma del Camiño Real, aunque el tráfico por José Costa Alonso solo sea para autorizados y residentes, no nos permiten tampoco montar mesas en la fachada, con lo cual, nos dejan sin terraza y sin fachada”, se lamenta Pérez. Tampoco le dan la opción de montar la terraza histórica en verano con licencia de chiringuito.

La única solución que le aportaron desde Costas del Estado pasa por montar un chiringuito en temporada estival en el mirador de A Masandía, pero está actualmente cerrado por el riesgo de desplome que presenta el muro de contención que da al mar y todavía no se sabe cuándo estará arreglado.

El propietario contactó con el Concello para instalar mesas en el aparcamiento en superficie que se está habilitando en una paralela a la calle José Costa Alonso. Lleva al menos seis meses terminado pero todavía no está operativo. “Al parecer hay problemas con las compañías de electricidad y de telefonía por los postes, y una normativa municipal impide instalar una terraza en aparcamientos, además de los problemas con la ubicación de los contenedores de la basura”, lamenta el hostelero. Se queja de que parece que le dejan como opción “cerrar” el negocio, al quedarse sin espacios al aire libre justo en un momento de explosión de los contagios de COVID-19 y cuando lo más seguro es atender a los clientes en terrazas y mantener distancia social en interiores.

La propuesta de abrir un chiringuito en el mirador de A Masandía es en principio la viable, pero el desprendimiento de cascotes obligó al Concello a cerrar el paso en mayo e incluso a balizar parte de la playa de O Con a lo largo de todo el verano. Contrató un análisis exhaustivo de la estructura pero todavía no se dieron a conocer las conclusiones.

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