Hasta hace no mucho tiempo el monte de A Fontenla, en los alrededores del colegio de O Hío y por encima de Liméns era un eucaliptal. Hoy va camino de recuperar una imagen de antaño, en la que las frondosas recuperarán el terreno perdido durante las últimas décadas. Gracias a la colaboración de la Comunidade de Montes do Hío y a la delegación en O Morrazo de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) esta semana culminó una plantación en la que se implicó activamente el alumnado del centro educativo de la parroquia. Un trabajo en el que se plantaron cerca de un centenar de cerquiños o cerqueiros (Quercus pyrenaica, en su nombre científico y que es una variedad del roble), 100 madroños, 90 alcornoques y 25 castaños.
Los encargados de culminar la plantación fueron los niños y niñas de 3 a 6 años del colegio, que trabajaron en grupos burbuja para recuperar el monte de sus antepasados. Un monte que alcanzará su máximo esplendor cuando ellos mismos sean adultos y por tanto serán los que puedan disfrutarlo de verdad.
El lugar elegidor antiguamente fue una cantera artesanal, “de esas en las que se trabajaba con pico, puntero y maza”, recuerda José María Bello de AGA. La expansión del eucalipto la convirtió en un eucaliptal, hasta que con la ley de protección contra incendios y la delimitación de franjas de seguridad para la protección de viviendas se taló. Pero antes de que acometer esta plantación aún hubo que trabajar mucho. “Hubo que eliminar los brotes que volvían a surgir de propio eucalipto y luego fomentar la recuperación del sotobosque, esos matorrales que estaban ahogados por el eucalipto”, explican.
Los helechos o fentos ya han vuelto al monte y a mayores se plantaron más de 230 ejemplares de distintas variedades de brezo. “Es el primer paso para recuperar lo que se perdió y ahora se culmina con la plantación de las frondosas”, señalan desde AGA. Los apicultores están dispuestos a impulsar más convenios de colaboración como este con otras comunidades de montes de O Morrazo, un proceso en el que todas las partes salen ganando. Se recuperan espacios invadidos por el eucalipto; se reintroducen especies autóctonas y frondosas, que son más resistentes ante los incendios; y todo ello repercute en la biodiversidad. Por ejemplo, las abejas “fabrican” el mielato, una miel negra y de sabor intenso, a través de la supuración de la savia de los cerquiños.
La participación de los más jóvenes es fundamental para que se impliquen en su conservación y defensa. “Además, teniendo en cuenta el periodo de crecimiento que necesitan estas especies serán ellos y no nosotros los que podrán disfrutar de todo el esplendor de estos montes”, señalan desde AGA y los comuneros.