El cerquero “Segundo Dos Mil”, con base en el puerto de Bueu, desembarcó en la madrugada del martes su pesca en la lonja. Unas capturas en las que se incluían especies habituales, como el jurel o el besugo, y un invitado inesperado: un tamboril verde, que es un pescado de la familia del pez globo.
La tripulación entregó el ejemplar a la asistencia técnica de la Cofradía de Bueu que a su vez avisó al biólogo marino de la Unidade Técnica de Pesca de Baixura (UTPB) de la Consellería do Mar, Rafael Bañón, que ayer confirmaba que se trata del primer registro de esta especie en Galicia y una constatación más de que el cambio climático es real y existe.
“Es un pez habitual de aguas tropicales y más cálidas”
El nombre científico de este pescado es Sphoeroides pachygaster y forma parte de la familia de los “tetraodontidae”, que significa que tiene cuatro dientes (dos en la parte superior y otros dos en la inferior). Es una especie que no es comestible debido a que contiene tetradotoxina, una toxina que puede resultar mortal. De hecho, es un pariente del conocido pez fugu, muy popular en Japón.
El patrón y armador del “Segundo Dos Mil”, Ramón Otero, reconoció enseguida que el ejemplar que subió a bordo con las redes era de la familia del pez globo. “Cuando era más joven estuve trabajando en Canarias y allí lo encontrábamos muy a menudo”, explica. Este ejemplar de tamboril –también conocido como tamboril de hondura– fue pescado en la zona de As Osas, en Punta Couso (Cangas), y tenía un tamaño de 22 centímetros. Los adultos pueden llegar hasta los 45 centímetros.
El biólogo marino Rafael Bañón, que también es responsable de un blog sobre peces llamado ictiogal.blogspot.com, confirmaba ayer después de examinar el ejemplar de tamboril verde pescado por el “Segundo Dos Mil”, que se trata del primero registrado en Galicia. “Sabemos que tenía que estar por aquí porque hay confirmadas citas y registros más al norte, como en Francia o Irlanda y también en el Cantábrico español. Pero otra cosa es que podamos tener la confirmación con un ejemplar para poder estudiarlo y analizarlo”, explica Bañón.
Por eso se vuelve a hacer un llamamiento a la flota para que cuando se encuentre con una especie extraña o poco habitual entreguen el ejemplar a las asistencias técnicas de las cofradías para poder confirmar de manera plena la identificación.
“Normalmente se hace un estudio morfológico, con sus medidas y características, y luego se corrobora esa identificación a través de un análisis genético o taxonomía molecular”
También se analizan las gónadas para determinar si el ejemplar era maduro o un juvenil y se estudia su alimentación. “Puede alimentarse de otros peces o cefalópodos. El que apareció en Bueu es muy pequeño y tenía restos de algo parecido a erizo”, añade el biólogo.
El barco bueués “Segundo Dos Mil” ya tiene experiencia en este sentido porque en abril de 2018 pescó un ejemplar de Penaeus kerathurus, conocido como “langostino de Sanlúcar” y que era el segundo que se capturaba en Galicia.