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Un calabacín de peso pesado

Una vecina de Cangas cosecha esta hortaliza de 15 kilos de peso en Darbo

Carmiña Rodríguez con el calabacín gigante en su huerta.

Muy cerca del barrio das Flores, en la parroquia canguesa de Darbo, Carmiña Rodríguez Dobarro y su marido Ángel Soliño cultivan una huerta en una “leira” de unos 3.000 metros cuadrados, que adquirieron hace ya unos 50 años. Le llamaban Rabo de Pixota o finca de Santa María da Fora. Está cerca de las pistas de atletismo en Ximeu, y en parte de ella, el matrimonio cultiva todo tipo de hortalizas, mientras que la otra parte del terreno está lleno de frutales y también carballos.

Carmiña Rodríguez asegura que en todos estos años trabajando la huerta, nunca consiguió cosechar una hortaliza tan grande como la que obtuvo este año con un calabacín, de unos 15 kilos de peso, que casi no puede sostener en sus manos y cuyo crecimiento tan espectacular no puede explicar. En la “leira” tiene calabacines de diferentes tipos, pero este es el “Rey” de los pesos pesados.

Otra imagen de la mujer con la hortaliza de 15 kilos.

Sandías de hasta 10 kilos

Asegura que en los últimos años sí ha cosechado sandías de gran tamaño, de entre 8 y 10 kilos, pero semejante calabacín nunca lo tuvo en sus manos. Reconoce que en las últimas semanas lo vio crecer en la planta y ya le iba sorprendiendo el tamaño que estaba cogiendo: “Debía estar en su salsa”, bromea Carmiña junto a su marido para explicar su tamaño, más propio de aquellos paisajes de uno de los viajes de Gulliver a Brobdingnag: “Debió de coger mucha agua y todo lo que él quiso”, añade.

Asegura que todo lo que cultiva lo hace de forma ecológica y que, a lo mejor, la finca, tiene buena cualidades: “Siempre dio mucha agua para las otras fincas de abajo”.

Carmiña tendrá este calabacín como casi un trofeo para toda una vida de trabajo en su huerta familiar, a la que ahora ella reconoce que no puede dedicarse tanto como antes, debido al peso de los años.

Espera poder conservarlo cuanto más tiempo mejor, por eso que lo arrancó cuando ya la cinta que tiene la hortaliza estaba seca. ¿Y qué piensa hacer ella con semejante calabacín? Pues repartirlo, asegura Carmiña: “¡En el momento que lo corte ya tendrá que repartirlo porque todo el calabacín sería demasiado!”, exclama. Quizás dé para cien “chulas” de postre, comenta con humor su marido Ángel Soliño.

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