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Alba Balmaseda- Arquitecta de la reforma de la casa "La Mejicana"

“La reforma me permitió viajar a Galicia cada dos semanas”

Alba Balmaseda, a la derecha, en la reforma de la casa de Aldán nominada al premio. | PALOMA MONTORO

La reciente candidatura para el prestigioso Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea-Premio Mies van der Rohe, que se falla en abril, ha puesto en el mapa a la casa “La Mejicana”, con salida directa a la playa de Menduíña, en Aldán, y propiedad actualmente de la periodista Carmen Domínguez y el doctor Pedro Arquero. La artífice de la reforma que ha sido seleccionada es la arquitecta Alba Balmaseda, que reconoce no saber quién la propuso para el premio. “Yo soy profesora en Alemania y voy a muchos eventos y cuento mi trabajo a alumnos y a otras personas. Un comité estudia después el proyecto en planos y en reportajes fotográficos y decide si es nominable o no”. Le sorprendió la nominación “porque siempre pensamos que las rehabilitaciones son obras menores. Pero es verdad que siempre he contado este proceso con mucha ilusión y alguien le vio el valor”.

La arquitecta tiene raíces en  A Coruña.   | PHILIP MAK

La arquitecta tiene raíces en A Coruña. | PHILIP MAK

Recuerda con especial cariño este trabajo. “Fue muy interesante porque se demostró que las limitaciones de algo pueden dar oportunidades. Esta reforma fue una gran lección para mí, porque cuando entré en la carrera había un boom de la construcción en España y se hacían un montón de cosas nuevas, pero salí en una crisis brutal”, recuerda. “En la carrera solíamos hacer edificios nuevos y con mucha libertad. Pero, de pronto, mi primer encargo es una rehabilitación, que ya es más complicada de por sí. Además, tenía muchas limitaciones de Costas y solo podía hacer intervenciones mínimas”.

La fachada principal de la casa “La Mejicana”, en Menduíña. | G.N.

Ante esta situación reconoce que “fue un reto muy grande. Me pregunté qué podía hacer, si no podía meter mano por ningún sitio a la casa”. Pero de ahí partió la idea de actuar en la fachada trasera. “Era una fachada que estaba abandonada y era estéticamente bastante fea. Estaba descuidada porque no da al mar”. La casa necesitaba una escalera interior más accesible y mejorar la eficiencia energética. “Además había que cambiar el acceso” porque había un retranqueo normativo. La arquitecta decidió entonces “concentrar todas las actuaciones en esa fachada trasera para poder regenerar y transformar la casa desde ahí, tocando lo menos posible todo el resto”.

Después de darle muchas vueltas, Alba Balmaseda logró que la fachada trasera “se convierta en la fachada delantera. Para mí fue un gran aprendizaje ver cómo lo que aparentemente no tiene un gran potencial, se puede convertir en el motor de algo”. La casa también necesitó una consolidación estructural “porque al estar tan cerca del mar sufría corrosión y también presentaba amianto, que tuvimos que retirar con un equipo especial”. La candidata al premio arquitectónico más importante de la Unión Europea señala que “es un proyecto bastante sencillo pero, con un gesto mínimo, se consiguió la transformación total de la vivienda”.

Sobre el resultado final, asegura que quedó contenta “porque en un principio lo veía todo muy negro. Me encontré con muchas dificultades porque nunca había afrontado una rehabilitación en la carrera. Lo que estaba de moda eran las viviendas nuevas. He aprendido mucho y ahora la tendencia de la arquitectura europea en los próximos años pasa por reutilizar lo que hay y tratar de reducir el consumo de nuevos recursos al máximo. La idea pasa por reparar y modernizar edificios. Lo de tirar edificios y construir desde cero, cuando hay tantas estructuras abandonadas que pueden utilizarse, se está acabando. Hay que empezar a pensar de otra manera, porque los recursos son limitados”. En este sentido, la rehabilitación de la casa “La Mejicana”, le ha dado “muchas herramientas para poder hacer ahora más proyectos de este tipo”.

Sobre los materiales elegidos, explica que, por ejemplo, “la chapa la encuentras ya en muchas medianeras de Galicia. Forma parte del imaginario urbano gallego y me hacía ilusión que este material, tan bueno para un clima como el gallego, luciese en una fachada principal, en vez de en una medianera. Es una forma de reivindicarlo”.

Con familia de Vigo, Alba Balmaseda nació en A Coruña, “pero desde los 5 años viví en Ávila. Intento siempre estar ligada a Galicia. Ahora vivo en Stuttgart, en donde doy clase, y estoy haciendo el doctorado en Roma”. Ahora se encuentra “haciendo una ludoteca para niños con discapacidad en Milán”. Durante el proceso de la obra “iba a Aldán una semana sí y una no, excepto durante la pandemia, porque fue compleja. Empecé a pensar el proyecto en 2014, pero entre que conseguimos las licencia, estalló la pandemia… fue un proceso muy largo, pero me permitió ir cada dos semanas a Galicia y poder disfrutar de la zona y del Restaurante Capitán”, concluye con humor.

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